Un Shakespeare risueño y lírico

Shakespeare tendría veintiocho años cuando escribió La comedia de las equivocaciones (The comedy of errors): venía directo de la tragedia, del drama histórico -los tres Enrique VI, el Ricardo III-, cuando decidió descansar en la comedia ligera, en el amable trabajo del enredo lo decidió, dicen los eruditos y los analistas de textos, después de haber leído, directamente en latín, dos obras de Plauto: Los Menecmos y Anfitrión.Plauto descubrió un tema -Si es que lo descubrió -él y no venia de otros relatos y de otras tradiciones- que iba a regocijar al mundo durante muchos siglos, y...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Shakespeare tendría veintiocho años cuando escribió La comedia de las equivocaciones (The comedy of errors): venía directo de la tragedia, del drama histórico -los tres Enrique VI, el Ricardo III-, cuando decidió descansar en la comedia ligera, en el amable trabajo del enredo lo decidió, dicen los eruditos y los analistas de textos, después de haber leído, directamente en latín, dos obras de Plauto: Los Menecmos y Anfitrión.Plauto descubrió un tema -Si es que lo descubrió -él y no venia de otros relatos y de otras tradiciones- que iba a regocijar al mundo durante muchos siglos, y que todavía rueda en el teatro menor: el de los hermanos gemelos, el de los dobles. En la literatura renacentista española tuvo una gran difusión, sobre todo desde la adaptación directa de Timoneda (Comedia de los Menecmos, 1559): aparece en La Diana enamorada, de Montemayor (1542); en Los engaños, de Lope de Rueda (1567); hay una comedia de Calderón (o atribuida), que es La española en Florencia, y otra de Lope de Vega con el bonito título de El palacio confuso, que siguen esa situación.

La obra de Shakespeare, por situarla entre esas fechas, es de 1592 - Puede ocurrir muy bien que, además de las lecturas latinas, tuviera algunas referencias españolas: la literatura castellana tenía entonces una gran dífusión. Nada, en todo caso, demasiado importante. Por esas fechas, y casi por éstas, los buenos argumentos, las situaciones teatrales, eran bienes comunes, y lo que importaba era su tratamiento, su lenguaje.

Nuestro tiempo, tan pedante, tan académico y tan freudiano, suele atribuir al tema de los gemelos, del hombre y su doble, profundidades de reflexión. sobre la propia identidad, sobre la naturaleza del ser, sobre consciente e inconsciente: algunas obras contemporáneas han sido escritas deliberadamente sobre este temblor de la pérdida del yo y de su aparición en otro, y tienen su valor propio. No parece que Plauto o Shakespeare, ni siquiera Calderón -si fue Calderón-, tuvieran más interés por el caso que el del mero enredo, el de la teatralidad. El título de Shakespeare es suficientemente explícito: es un enredo y una simple comedia. No sin incursiones relativamente tímidas y sin duda renacentistas a la picardía sexual: por eso la situó en Italia, como iba a hacer después con todas sus obras de pasiones amorosas, seguro de que el norte lluvioso y frío decoloraba esos sentimientos, y por un prudente alejamiento, también, de cuestiones de censura.

Se ha tenido siempre por una comedia menor, y en 1976 la Royal Shakespeare Company la convirtió en musical. Tenía sus bases: la comedia, escrita enteramente en un verso ligero y nsueño, sentimental y divertido al mismo tiempo -veremos lo que qued a en el doblaje-, incita a la canción. La partitura es de óuy Woolfenden; las canciones, de Trevor Nunn; la inspiración está en la época de Shakespeare -tan rica en música-, pero vista-desde la contemporaneidad, y los actores las cantan como actores más que como cantantes.

España es devota de Shakespeare. Se ha demostrado en la encuesta sobre escritores de todas las épocas realizada por los grandes periódicos europeos (aquí, por EL PAÍS): su nombre ha tenido entre nosotros un máximo de votos.

Probablemente esta Comedia de las equivocaciones no es la más representativa del bardo; si se conserva en la traducción el lirismo del lenguaje, el sentido del humor, el mero juego con una realidad espejante, la construcción teatral de los equívocos y su desenlace son, sin embargo, muestras inequívocas de un genio.

La comedia de las equivocaciones se emite hoy a las 20.30 por la segunda cadena.

Archivado En