Crítica:

'Tartufo' o la hipocresía del poder

Molière y Enrique Llovet forman buena pareja. El autor-comediante fue un crítico de su tiempo, de las costumbres -malas costumbres- de mediados del siglo XVII; Llovet lo ha sido del suyo, y algunas veces ha cabalgado sobre textos de Molière para dar una perspectiva, unas claves, unas ironías, sobre una época española.En 1970 hubo un primer Tartufo, de Llovet-Marsillach (una gran creación de Marsillach como actor y director), en el que la crítica escénica apuntaba al Opus Dei y su poder.

No olvidemos la intención original de Molière: señalar una hipocresía de un personaje religios...

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Molière y Enrique Llovet forman buena pareja. El autor-comediante fue un crítico de su tiempo, de las costumbres -malas costumbres- de mediados del siglo XVII; Llovet lo ha sido del suyo, y algunas veces ha cabalgado sobre textos de Molière para dar una perspectiva, unas claves, unas ironías, sobre una época española.En 1970 hubo un primer Tartufo, de Llovet-Marsillach (una gran creación de Marsillach como actor y director), en el que la crítica escénica apuntaba al Opus Dei y su poder.

No olvidemos la intención original de Molière: señalar una hipocresía de un personaje religioso que, fingiendo una moral y defendiendo unas buenas costumbres, se alza con el dinero de la casa que le alberga, con la casa en sí y, por poco, con la señora de la casa.

La famosa versión llenó el teatro de la Comedia; pero el poder criticado o burlado fue más fuerte, y la obra desapareció. En 1979 hubo una segunda versión; esa vez se decía que el venenillo de las frases, los chistes y las situaciones a las que sacaban punta Llovet y Marsillach. correspondían a UCD, que gobernaba; y los más malévolos entendían que Tartufo podía ser Adolfo Suárez...

He preguntado ahora a Llovet -que está a punto de estrenar otro Molière, Las mujeres sabias, en el teatro Progreso- cuál de estas dos versiones ha elegido la televisión para el Tartufo de esta noche: no lo sabe, dice que nadie ha contado con él.

Parece que las dos y ninguna, al mismo tiempo: el realizador Juan Bas explica que lo que presenta es el texto completo de Molière, con su orden de escenas y su misma duración, pero que ha tomado el texto castellano de Llovet por su carácter coloquial, por su castellano directo y diario.

Esta vez el intérprete es Agustín González, que ya hizo para televisión un Tartufo diferente, que nunca se emitió. Atención a lo que haga: Agustín González es también un actor-creador.

Tartufo es una obra de 1664 (también Molière hizo una segunda versión, en 1669, que es la que generalmente se utiliza) y también tuvo problemas con los censores y los poderes de su tiempo.

El ridículo

La defensa de Molière ante el rey produjo algunos grandes textos, sobre todo su Lettre sur l'imposteur. Unas frases de ella sirven de lección sobre lo que quiso hacer con su teatro -y no sólo con esta obra-, y de cómo produjo nuevas formas de hacer la comedia, basándose en el rídiculo."El ridículo", escribió, "es la forma exterior y sensible que la providencia ha unido a todo lo que es irracional para hacerlo ostensible y enseñarnos a huirlo. Para conocer el ridículo hay que conocer la razón, cuya ausencia señala, y ver en qué consiste. ( ... ) Se produce en toda mentira, disfraz, pillería, disimulo; en toda apariencia diferente del fondo; en fin, toda contradicción entre acciones que proceden de un mismo principio es esencialmente ridícula".

Tartufo se emite hoy a las 22.05 horas por la primera cadena dentro del espacio La comedia.

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