Schumacher, portero del Colonia y la alemana occidental

200 partidos seguidos de Bundesliga con ligamentos rotos

El portero del Colonia y de la selección nacional, Toni Schumacher, alcanzó el sábado 15 de abril, contra el Francfort, los 200 partidos seguidos de la Bundesliga sin dejar de formar parte del once titular, a pesar de que desde 1976 sufre una rotura de ligamentos cruzados. El pasado 8 de junio, en la asfixiante noche sevillana, Schumacher (Toni, para los hinchas) pasó a convertirse en la bestia negra, en la encarnación de la brutalidad en el fútbol, después de su feroz entrada contra el francés Battiston en el partido de semifinales del Mundial.

Toni, el ídolo de muchos jóvenes alemanes...

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El portero del Colonia y de la selección nacional, Toni Schumacher, alcanzó el sábado 15 de abril, contra el Francfort, los 200 partidos seguidos de la Bundesliga sin dejar de formar parte del once titular, a pesar de que desde 1976 sufre una rotura de ligamentos cruzados. El pasado 8 de junio, en la asfixiante noche sevillana, Schumacher (Toni, para los hinchas) pasó a convertirse en la bestia negra, en la encarnación de la brutalidad en el fútbol, después de su feroz entrada contra el francés Battiston en el partido de semifinales del Mundial.

Toni, el ídolo de muchos jóvenes alemanes, a quienes animaba a consumir hamburguesas desde los murales publicitarios, se comportó como un ser sin sentimientos ante el futbolista francés, caído sin sentido y con una vértebra desviada. Schumacher, mascando chicle en el poste, daba la impresión de que el asunto no iba con él.Después siguieron las declaraciones, todavía en caliente: "Si Battiston perdió dos dientes, estoy dispuesto a pagarle los gastos de una corona dental". Schumacher fue comparado en la Prensa de algunos países con los asesinos de las SS nazis.- El diario deportivo francés L´Equipe escribió de él que "no es una persona humana, es un sujeto despreciable, que necesita herir a otros".

Schumacher anduvo desquiciado durante todo el Mundial. En Gijón, el día del vergonzoso partido contra Austria, se despidió del público de El Molinón con un corte de manga monumental, y desde su habitación del hotel lanzó basura y cubos de agua sobre los hinchas que le abucheaban. El comienzo de la Bunbdesliga en la República Federal de Alemania fue un calvario para Schumacher. En los partidos fuera de Colonia formaba parte del ritual colocarse detrás de la portería de Schumacher y gritarle a como a-se-si-no, a-se-si-no.

Schumacher, el prototipo del carácter renano, despreocupado y simpático, pasó a ser un tipo hosco y encerrado dentro de sí mismo, que huía de la Prensa y los hinchas.

Ahora Schumacher se ha reconciliado poco a poco con la afición, que parece aceptarle de nuevo. El sábado, el portero del colonia y de la selección ha alcanzado una serie considerable: 200 partidos seguidos de titular en la Bundesliga, seis años sin faltar ni una sola vez. Schumacher tiene un mérito grande, porque desde el año 1976 juega con rotura de ligamentos cruzados, una lesión que acaba con la carrera de muchos futbolistas.

Schumacher está todavía lejos de conseguir los casi 100 partidos internacionales y la serie ininterrumpida de diez años de su antecesor en la selección, Sepp Maier. El actual portero titular de la RFA no tiene la categoría del legendario Maier, al que sólo un accidente de tráfico apartó de la puerta del Bayern Munich, pero 200 partidos seguidos, con una rotura de ligamentos, es una marca difícil de conseguir. Desde aquella noche negra de Sevilla, Schumacher no sonríe tan fácilmente y ha dejado de ser el chico alegre y despreocupado. Su cara ya no aparece en los murales de las calles y carreteras ante una gigantesca hamburguesa.

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