Crítica:

Grandes relatos: "Piedad peIigrosa" y reposiciones de verano

Una vez terminada la emisión de la segunda parte de La Fundación, el espacio Grandes relatos entra en un período veraniego que nos traerá sucesivamente, tras la primera breve emisión de Piedad peligrosa, las reposiciones Capitanes y reyes, Cañas y barro, Séptima avenida y Yo, Claudio.Ayer se emitió el primer capítulo de la nueva serie La piedad peligrosa, producción francesa dirigida para la pequeña pantalla por Edouard Moliaro. La serie, basada en una novela del mismo nombre del escritor Stefan Zweig, consta de cuatro episodios de una hora de duración cada u...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Una vez terminada la emisión de la segunda parte de La Fundación, el espacio Grandes relatos entra en un período veraniego que nos traerá sucesivamente, tras la primera breve emisión de Piedad peligrosa, las reposiciones Capitanes y reyes, Cañas y barro, Séptima avenida y Yo, Claudio.Ayer se emitió el primer capítulo de la nueva serie La piedad peligrosa, producción francesa dirigida para la pequeña pantalla por Edouard Moliaro. La serie, basada en una novela del mismo nombre del escritor Stefan Zweig, consta de cuatro episodios de una hora de duración cada uno. Como principales intérpretes figuran Mathieu Carriere (teniente Hofmiller), Marie Helene Breillat (Edith), Jean Desaily (el conde Kesfalva), Silvia Reize (llona), Jacques Dacquine (Condor) y Albert Rueprecht (en el papel de Steinhubel).

La acción de la obra se desarrolla en una pequeña ciudad -guarnición de Austria, situada entre Viena y Budapest, durante el mes de mayo de 1914. El teniente Anton Hofmiller, admitido en el regimiento de caballería de los Ulanos a pesar de su condición humilde, se aburre, ya que pasa su vida entre maniobras ), las escasas distracciones que ofrece una localidad tan pequeña.

El farmacéutico de la ciudad, que le tiene simpatía, consigue un día que sea invitado a cenar por el conde de Kesfalva, el hombre más rico de la región. Durante la velada que sigue a la cena, Anton invita a bailar a la hija del anfitrión. Nadie le ha avisado de que la joven Edith es paralítica. Horrorizado por este error, Anton se va y, al día siguiente, para excusarse, hace llegar a la muchacha una enorme cesta de rosas.

Poco a poco nace una gran amistad entre Edith, Anton e llona, sobrina del conde Kesfalva. Anton corresponde a la cordialidad de estos encuentros y no es insensible al lujo que le rodea, penetrando en un medio del que siempre había estado eycluido.

Por otra parte, el joven no había conocido nunca tan de cerca la enfermedad y el sufrimiento y comienza a sentir una gran piedad por Edith. Pronto el joven ejerce un considerable poder sobre esta desgraciada familia, que confía en él totalmente; el conde le colma de regalos, pero no ignora que, aunque haga todo lo posible por retener a Anton en su castillo, no hay dinero en el mundo que pueda comprar el amor.

Los amigos de Anton le hacen ver que se está convirtiendo en un «entretenido», y el joven reduce sus visitas, pero no puede resistirse a la piedad que le inspira la tristeza y el valor de Edith. Esta, que se ha enamorado de Anton, imagina que las frecuentes visitas del teniente significan que él también la ama, y, por cobardía, el joven no lo desmiente. La situación se hace cada vez más insostenible.

La obra narrativa de Stefan Zweig (Viena, 1881-Petrópolis, 1942) aparece hoy como lo mejor de su trabajo. Buen analista de la psicología femenina, en sus novelas largas y cortas, reflejó mejor que en otros libros las tragedias del mundo despedazado, sobre todo el de la primera guerra mundial, que se le había escapado de las manos.

Un sutil neorromanticismo, un sentido del destino trágico, la introducción de las teorías psicoanalíticas de otro hombre, también austríaco y amigo suyo, Sigmund Freud, y la lucha entre la razón y la fatalidad, sostienen todavía su obra narrativa. Estas características se reflejan también en su novela Piedad peligrosa, que en español también se ha traducido como Impaciencia del corazón.

Después de Piedad peligrosa, y a partir del día 21 de julio hasta el 1 de agosto, volverá a emitirsella serie Capitanes y reyes (en 1978 se emitió en capítulos semanales). Se trata de la historia de un pobre emigrante irlandés y su decisión de controlar una gran parte de la importante industria del aceite en Norteamérica. Richard Jordan, de nuevo, en nueve capítulos, como protagonista.

El resto de reposiciones hasta septiembre también son conocidas para el telespectador: Cañas y Barro, Séptima Avenida y Yo, Claudio.

Archivado En