Gente

José Luis de Vilallonga

recibió a sus invitados como un perfecto anfitrión, con la sonrisa y el veguero en la mano. El pasado domingo, en una discoteca de Madrid presentaba su libro La nostalgia es un error ante un público heterogéneo. Quizá la principal virtud de la velada fue la ausencia absoluta de discursos de presentación. Podía ser una fiesta social sin motivo. Allí estaban, entre otros, Massiel, Buero Vallejo, Lauro Olmo, Juan Benet, Jaime Salinas y Pedro Sainz Rodríguez, representante del monarquismo constante y fiel, como el propio autor de las memorias que publica Planeta. Faltaban nombres con...

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recibió a sus invitados como un perfecto anfitrión, con la sonrisa y el veguero en la mano. El pasado domingo, en una discoteca de Madrid presentaba su libro La nostalgia es un error ante un público heterogéneo. Quizá la principal virtud de la velada fue la ausencia absoluta de discursos de presentación. Podía ser una fiesta social sin motivo. Allí estaban, entre otros, Massiel, Buero Vallejo, Lauro Olmo, Juan Benet, Jaime Salinas y Pedro Sainz Rodríguez, representante del monarquismo constante y fiel, como el propio autor de las memorias que publica Planeta. Faltaban nombres conocidos de vida social y cultural, pero Vilallonga no perdió la sonrisa en toda la noche porque, por encima de todo, es la representación ejemplar del caballero.

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