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contrato de promoción publicitaria entre una firma japonesa de productos textiles y un joven corredor automovilístico británico ha provocado un escándalo mayúsculo en la severa Inglaterra, al conocerse que el deportista no es otro que el hijo de la primera ministra, Margaret Thatcher, escribe Carlos Mendo.Sin darse cuenta de la que se iba a organizar, Mark Thatcher, de veintiséis años, acordó ponerse una camiseta anunciando la firma Kanebo, de productos textiles, en una serie de competiciones a celebrar el mes que viene en Japón y en otros países asiáticos, después de habe...

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contrato de promoción publicitaria entre una firma japonesa de productos textiles y un joven corredor automovilístico británico ha provocado un escándalo mayúsculo en la severa Inglaterra, al conocerse que el deportista no es otro que el hijo de la primera ministra, Margaret Thatcher, escribe Carlos Mendo.Sin darse cuenta de la que se iba a organizar, Mark Thatcher, de veintiséis años, acordó ponerse una camiseta anunciando la firma Kanebo, de productos textiles, en una serie de competiciones a celebrar el mes que viene en Japón y en otros países asiáticos, después de haber intentado sin éxito el apoyo de varias compañías británicas.

En mala hora se le ocurrió la idea. La prensa ha arremetido contra él criticando que, en un momento en que el país está inmerso en una campaña para promover los productos británicos, al hijo de la primera ministra se le ocurre anunciar las excelencias de los textiles japoneses. El Daily Express titula en primera plana: «El nuevo modelo japonés». Mientras que otro periódico, sin duda influenciado por el género de espionaje al que este país es tan aficionado, describe a Mark Thatcher nada menos que como The Japanese Conection (La conexión japonesa).

Por su parte, y nunca mejor dicho, la Federación de Fabricantes de Tejidos y el Sindicato Británico de Sastres, se han rasgado las vestiduras y califican la acción del joven Thatcher de vergonzosa.

Pero Thatcher hijo no se ha inmutado por la campaña. Impertérrito, ha contestado a la ola de críticas explicando que todas las firmas británicas contactadas para conseguir un apoyo publicitario le habían dado con «la puerta en las narices».

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