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ingenioso equipo, puesto a punto por una médica londinense, permitió salvar la vida de Joanna Slasor, que ahora tiene tres meses, cuando estaba en gestación y sus padres consideraban la posibilidad de un aborto, por temor a que naciera sorda. El matrimonio, que tiene ya un hijo sordo, estaba decidido a recurrir a la interrupción del embarazo -operación legal en el Reino Unido hasta las veintiocho semanas de concepción de la madre- si había la menor duda sobre cualquier deficiencia del feto. Puestos los esposos James y Rosemary Slasor en contacto con la doctora ...

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ingenioso equipo, puesto a punto por una médica londinense, permitió salvar la vida de Joanna Slasor, que ahora tiene tres meses, cuando estaba en gestación y sus padres consideraban la posibilidad de un aborto, por temor a que naciera sorda. El matrimonio, que tiene ya un hijo sordo, estaba decidido a recurrir a la interrupción del embarazo -operación legal en el Reino Unido hasta las veintiocho semanas de concepción de la madre- si había la menor duda sobre cualquier deficiencia del feto. Puestos los esposos James y Rosemary Slasor en contacto con la doctora Michelle Clements, ésta aplicó en el vientre de la madre un aparato que permite dirigir sonidos hacia el feto y que, al mismo tiempo, registra su ritmo respiratorio, el funcionamiento de su corazón, los movimientos de sus miembros y las respuestas a los estímulos enviados. Las reacciones del feto fueron recogidas en una cinta magnética, luego registradas gráficamente y, finalmente, analizados en un miniordenador. Y así pudo establecer que Joanna no padecía ningún defecto.