Crítica:

"La muerte del presidente"

La programación de películas en TVE alcanza durante las últimas temporadas el nivel más bajo de su historia. Frente a viejas y desconocidas películas sin el menor interés se agrupa la reposición de otras mejores emitidas con anterioridad repetidas veces. Rompiendo esta tónica, el programa La clave estrena hoy una película interesante, reciente, que además no es norteamericana y que acaba de ganar el primer premio de la Muestra Cinematográfica del Atlántico, de Cádiz.Hace algunos años era corriente el estreno de viejas películas prohibidas por la incipiente y briosa censura del general F...

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La programación de películas en TVE alcanza durante las últimas temporadas el nivel más bajo de su historia. Frente a viejas y desconocidas películas sin el menor interés se agrupa la reposición de otras mejores emitidas con anterioridad repetidas veces. Rompiendo esta tónica, el programa La clave estrena hoy una película interesante, reciente, que además no es norteamericana y que acaba de ganar el primer premio de la Muestra Cinematográfica del Atlántico, de Cádiz.Hace algunos años era corriente el estreno de viejas películas prohibidas por la incipiente y briosa censura del general Franco. Algunas veces también se han estrenado películas norteamericanas que, por no ser excesivamente comerciales o estar a medio camino entre la película y el telefilme, no tenían cabida en las salas cinematográficas. También era normal el estreno de películas de los países del Este en discutibles ciclos emitidos por la segunda cadena, pero generalmente se trataba de obras con algunos años encima y de directores poco conocidos. Por todo esto, la emisión de La muerte del señor presidente, última obra del polaco Jerzy Kawalerowicz y rodada en 1977, tiene un carácter extraordinario.

Jerzy Kawalerowicz, con Andrzej Wajda, Andrzej Munk y Wojciech J. Has, forma parte del grupo más representativo de los directores polacos de la segunda generación. Es aquella que comienza a dirigir después de la segunda guerra mundial y da a conocer el cine polaco a través de su continuada presencia en festivales internacionales.

Kawalerowicz nace en Ucrania en 1922. Estudia en la Academia de Bellas Artes de Cracovia y se diploma en dirección en la Escuela de Cine de Cracovia. Debuta en 1951, con La comuna, que gira en torno al héroe positivo y está realizada con la característica estética del realismo socialista. Este mismo tono, claramente didáctico, lo tienen: Recuerdos de una fábrica de celulosa (1953), Bajo la estrella frigia (1954), La sombra (1955) y El verdadero final de la segunda guerra mundial (1957).

La llegada al poder, en 1956, de Wadislaw Gomulka, el único dirigente nacionalista que había sobrevivido a las «purgas» de Stalin, significa el comienzo de una nueva etapa política y el nacimiento de una libertad que, entre otras muchas cosas, permite hacer un cine más personal. Con Tren nocturno (1959), una intriga de tono policíaco desarrollada con habilidad en el interior de un tren; Madre Juana de los Angeles (1961), la historia de unas monjas endemoniadas a principios de siglo, y Faraón (1965), una interesante disquisición sobre la religión y la política hecha con gran abundancia de medio y situada en el antiguo Egipto, Kawalerowicz se convierte en uno de los más interesantes realizadores europeos.

Posteriormente, su salud le obliga a dedicarse especialmente a la enseñanza y a la producción mientras frena su ritmo de trabajo. Tanto El juego (1968), una historia femenina que se desarrolla en el momento de su realización, y Magdalena (1971), una anécdota erótica que hace en Italia, no tienen ningún interés. Tras varios aflos de silencio dirige La muerte del presidente (1977), que se sitúa entre sus trabajos más interesantes.

Al finalizar la primera guerra mundial, Polonia recupera su independencia nacional. El 9 de diciembre de 1922, la Asamblea Nacional elige el primer presidente de la nueva República. Ante todas las previsiones es elegido el profesor Narutowicz, un intelectual liberal que acaba de regresar del exilio en Suiza, que no pertenece a ningún partido político y que es el candidato presentado por la izquierda del partido campesino. El 16 de diciembre, el nuevo presidente es asesinado, mientras visita una exposición de pintura, por un fanático nacionalista, crítico de arte. El general Sikorski es elegido jefe del Gobierno sucesivo.

Kawalerowicz cuenta fielmente los sucesos políticos y, al mismo tiempo, muestra un monólogo del asesino. El resultado consigue sobrepasar la estricta realidad de los hechos que narra y expone los principales problemas políticos del siglo XX: la violencia, la democracia, las esperanzas de una nueva Constitución.