Una secta hindú de magia negra, juzgada en Suiza

El guru de una secta hindú y algunos de los miembros de la misma están siendo juzgados en Suiza acusados de llevar a efecto actividades de magia negra y otros ritos que han escalofriado a los elementos más ingenuos de Centro de Luz Divina, que así se llama la mencionada secta. Necrofilla, sadismo, fanatismo y proselitismo son los componentes principales de la vida de este grupo, cuyas declaraciones están llenas de dramático pintoresquismo. Alejandro Fush ha seguido la vista.

El tribunal suizo de Lausanne, por tercer día consecutivo, interrogó ayer en audiencia pública a un grupo de adep...

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El guru de una secta hindú y algunos de los miembros de la misma están siendo juzgados en Suiza acusados de llevar a efecto actividades de magia negra y otros ritos que han escalofriado a los elementos más ingenuos de Centro de Luz Divina, que así se llama la mencionada secta. Necrofilla, sadismo, fanatismo y proselitismo son los componentes principales de la vida de este grupo, cuyas declaraciones están llenas de dramático pintoresquismo. Alejandro Fush ha seguido la vista.

El tribunal suizo de Lausanne, por tercer día consecutivo, interrogó ayer en audiencia pública a un grupo de adeptos de la secta hindú Centro de la Luz Divina, entre los que se encuentra su jefe máximo, el swami Omkarananda, un hombre de carácter frío, que domina varias lenguas y, mucho más que eso, es un gran conocedor de prácticas de magia negra.El swami Omkarananda y sus más cercanos colaboradores, dos jóvenes alemanes, Theo Dien y Johannes Scheben; una australiana, Katerine Binghan, y dos ciudadanos suizos, un hombre, Joseph Meichtry, y una mujer, Verena Plein-Schob, son acusados de atentados con explosivos, uso de sustancias venenosas con la intención de eliminar a supuestos enemigos de la secta, prácticas de magia negra, y otras denuncias provenientes en su mayoría de los vecinos de la casa que habitaban los protegidos del guru, en Winterthour.

Durante las audiencias del tribunal se ha escuchado de todo e incluso implicado en las declaraciones a algunas personalidades helvéticas como seguidores de los postulados de la secta.

Verena Plein (para los miembros de Luz Divina, Judas debería ser conocido bajo el nombre de Verena) nombró como un asiduo visitante del hogar de Winterthour, entre otros, a Nello Celio, ex consejero federal de la Confederación Helvética, quien se apresuró a desmentir que él hubiera prestado ayuda económica a la secta o tenido algún tipo de contacto personal con ellos.

Las declaraciones de los miembros de Luz Divina ante el tribunal de Lausanne, envuelven la sala de audiencias en un ambiente de dramático pintoresquismo. Los acusados han hecho una detallada relación de sus viajes por diversos países del mundo, especialmente, India, Gran Bretaña y Estados Unidos, en busca de nuevos aprendizajes.

Incluso adeptos de la secta que viajaron desde otros lugares de Suiza a Lausanne para conocer detalles del proceso no han disimulado su estupor al conocer algunos ritos que estaban reservados a los miembros más cercanos del swami Omkarananda. «Hace algunos años -confesó uno de ellos- situamos una caravana, vacía, sin muebles, a orillas de las aguas de un río. Allí degollamos un pollo y vertimos su sangre sobre el cuerpo desnudo de una mujer. Uno de los elementos utilizados durante el ritual fue un cráneo sustraído de un cementerio de la ciudad suiza de Bellinzone.» Las confesiones continúan y poco a poco se va configurando el delito. Verena Plein Schob, la mujer desnuda del ritual purificador de aquella medianoche, declara: «La primera vez fui violada, yo era virgen.». La misma Verena cuenta que ella preguntó a swami «si todo eso era necesario». Omkarananda se enfureció y le envió recluida a un refugio antiaéreo de la ciudad. La ceremonia donde intervino la sangre de pollo degollado, el cráneo de Bellinzone y el semen del mago vertido sobre el cráneo duró cerca de dos horas.

En todas las declaraciones se manifiesta una «necesidad de Dios»; y el swami era Dios, el gran guru de todos.

Katerine Binghan, otra de lai implicadas, dedicaba más de seis horas diarias a la meditación. Otros, diez y más horas. Entre la prácticas de magia negra no estuve ajeno el introducir agujas en figuras de cera. Pero los delitos y el proceso judicial no se encuazan por ese lado, sino en los cientos de cartas intimidadoras que comenzaron enviando a los vecinos de la casa de la Luz Divina; al almacenamiento de sustancias venenosas y explosivos, llegándose en algunas ocasiones a los hechos.

Aunque no es materia prioritaria del proceso, flota en el ambiente una interrogante: «¿Quién financiaba el ocio de Orrikaranarida y sus más cercanos colaboradores? ».

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