Crítica:

Sumarísimo

Insólito el reportaje sobre la Escuela de Esquí Juan March, emitido en Estudio estadio. Los niños se quejaron y denunciaron la mala alimentación en el centro. Ni los argumentos del director, Ignacio Camp, ni las cuentas de Juan Manuel Gozalo -466 pesetas diarias por niños con subvención del Estado- podían frenar a los alumnos: aquel día habían comido mejor porque las cámaras de televisión se habían desplazado a la escuela. Parecía que algo estaba cambiando. Pero no. En la segunda edición de telediario se confirmó que la información de TVE es un boletín interno de las actividades ...

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Insólito el reportaje sobre la Escuela de Esquí Juan March, emitido en Estudio estadio. Los niños se quejaron y denunciaron la mala alimentación en el centro. Ni los argumentos del director, Ignacio Camp, ni las cuentas de Juan Manuel Gozalo -466 pesetas diarias por niños con subvención del Estado- podían frenar a los alumnos: aquel día habían comido mejor porque las cámaras de televisión se habían desplazado a la escuela. Parecía que algo estaba cambiando. Pero no. En la segunda edición de telediario se confirmó que la información de TVE es un boletín interno de las actividades ministeriales. Desde las 21.29, además de dos fotos fijas idénticas que reproducían el perfil del presidente Suárez, desfilaron en menos de media hora los siguientes ministerios: Regiones, Economía, Hacienda, Asuntos Exteriores, Comunidad Europea y Transportes.Después, el estreno del programa piloto Sumarísimo, de Valerio Lazarov, demuestra que los antiguos talentos poco tienen que hacer en estos lunes amargados por Baretta y los telediarios. El laborioso Lazarov, rey de los musicales en el país de los Estudios Roma, necesita largas vacaciones.

Hasta la Nochevieja de 1976 (después de haber realizado durante tres años consecutivos el especial fin de año), Lazarov había explotado el zoom hasta las mismísimas fronteras del desprendimiento de retina. Pero en aquella ocasión cambió el transfocator por la computadora Dolphin. Para demostrar lo que da de si una computadora ordenada por un perforista, el barroco de la electrónica. Lazarov repitió algunos de aquellos dibujos y decorados electrónicos emitidos en las dos últimas nocheviejas. Sin negar que algunos de los trucos escupidos por el ordenador tienen gracia y efecto.

Pero el caso es que este juicio musical a personajes del humor, canción y «varios» se presenta más bien como un burdo halago a los reprimidos instintos carnales de los telespectadores. Dos de las siete ujieres -mujieres, en el guión- ya se han retirado antes de convertirse en carnaza de mal gusto (Silvia Aguilar y Sara Mora han sido sustituidas por Violeta Cela y Magui León). Lazarov ha pasado del zoom al amago de braga. Y si no lo remedia tendremos muslos, sexo barato y amateurs de tia buena durante cuarenta minutos semanales hasta el próximo 31 de marzo. Que Lazarov, según la jerga de los ilustres guionistas, se ha perdido entre los «pitos» de uno y las «pelotas» del otro.

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