Sorribes y Bucsa, primeras españolas en ganar el dobles en Madrid, se postulan para los Juegos: “Ojalá estemos ahí”
La cántabra y la castellonense, que nunca habían jugado juntas, conquistan el Masters, su mayor trofeo en esta modalidad, tras inscribirse en el torneo 15 minutos antes de que cerrara el plazo
Hace menos de dos semanas, Sara Sorribes y Cristina Bucsa no habían jugado nunca un partido de dobles juntas. Este domingo, tan solo nueve días después de debutar como pareja, han alzado su mayor trofeo en esta modalidad, el Masters de Madrid —un WTA 1000, la segunda categoría tras los Grand Slam—, para el que se inscribieron 15 minutos antes de que cerrara el plazo. “Es la verdad. Yo estaba apuntada con Marie [Bouzkova, su compañera habitual], que no estaba bien y le estaban haciendo pruebas. De repente, me llamó y me dijo...
Hace menos de dos semanas, Sara Sorribes y Cristina Bucsa no habían jugado nunca un partido de dobles juntas. Este domingo, tan solo nueve días después de debutar como pareja, han alzado su mayor trofeo en esta modalidad, el Masters de Madrid —un WTA 1000, la segunda categoría tras los Grand Slam—, para el que se inscribieron 15 minutos antes de que cerrara el plazo. “Es la verdad. Yo estaba apuntada con Marie [Bouzkova, su compañera habitual], que no estaba bien y le estaban haciendo pruebas. De repente, me llamó y me dijo que no podía jugar”, cuenta Sorribes, de 27 años y número 27 en el ranking de doblistas. La castellonense se fue entonces al gimnasio, donde se topó de casualidad con Ivan Bucsa, el padre y entrenador de la cántabra —26 años, 39ª—. “Le pregunté si querían jugar y me dijo: ‘Sí, sí, sí’, y nos fuimos a la oficina. Nos dijeron que teníamos 15 minutos para llamar a Marie y a Cristina, y una se borró [del torneo] y la otra firmó”, recuerda. A partir de ahí, cinco partidos en el Masters y cinco victorias para convertirse en las primeras españolas en ganar el torneo —Garbiñe Muguruza y Carla Suárez perdieron las dos finales (2014 y 2015) que jugaron juntas— y, de paso, postularse como la pareja de España para los Juegos Olímpicos de este verano.
“Para París todavía queda, pero ojalá tengamos suerte y podamos estar ahí”, dice Sorribes, que ya participó en los Juegos de Tokio en la modalidad de individuales. Allí consiguió en 2021 —se disputaron con un año de retraso por la pandemia de coronavirus— una de las mayores victorias de su carrera: apeó a la entonces número uno del mundo, Ashleigh Barty, en la primera ronda del torneo, donde cayó en el tercer escalón. Esta semana, antes del triunfo de esta tarde ante la checa Barbora Krejcikova y la alemana Laura Siegemund (6-0, 6-2, 1h 15m), la castellonense había contado que ir a la villa olímpica este verano es su gran objetivo. “Los Juegos son algo que deseo tanto que es un tema tabú. En individual, en dobles, como sea... Se me pone la piel de gallina de pensarlo y eso sí que me quita energía”, reconoció.
La conexión de Bucsa y Sorribes fue instantánea. En el camino hacia la final eliminaron a Haddad Maia y Gamarra Martins, a Chan y Kudermetova, a Wang y Zheng y a Pavlyuchenkova y Potapova. “Es una máquina. ¡Parece Rafa Nadal en la pista! Me siento muy cómoda con ella. Es una jugadora muy sólida de fondo y me da muchas opciones de moverme bien en la red también”, decía hace solo unos días la cántabra sobre su compañera.
La pareja española ha pasado esta tarde por encima de unas rivales que eran las grandes favoritas para llevarse el título. Krejcikova llegó a ser número uno cuando compartía pista con Katerina Siniakova —rompieron el año pasado—. Juntas conquistaron 18 títulos, entre ellos siete Grand Slams (dos Open de Australia, dos Wimbledon, dos Roland Garros y un US Open) y un oro olímpico. Siegemund (6ª del mundo, llegó a ser la 4ª) ha alzado 14 trofeos como doblista, entre ellos el US Open de 2020 y las WTA Finals del año pasado.
En el próximo torneo, en el Foro Itálico de Roma, Sorribes no competirá en dobles, pero sí lo hará Bucsa con otra pareja. En la pista Manolo Santana, nada más levantar esta tarde su primer WTA 1000 en Madrid —su tercer título como doblista y el quinto de la castellonense—, la cántabra ha confesado ante un estadio medio vacío que espera jugar más veces con su nueva compañera. “Seguro que van a venir muchos más triunfos”, dice. Bucsa, que nació en Chisináu (Moldavia) pero emigró con sus padres a Torrelavega cuando tenía tres años, nunca ha estado hasta ahora en unos Juegos, pero con la victoria en Madrid ha presentado con firmeza su candidatura para el dobles en París: “Siempre confío en que se pueden conseguir grandes cosas y tengo la total confianza de que si [Sara y yo] estamos sanas, podemos hacer un gran equipo para los Juegos Olímpicos”.
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