Nadal, dos duelos seguidos y la prueba física del algodón: “A ver cómo me levanto...”
El mallorquín encara a Lehecka tras sortear un exigente cruce con Cachín, con un escaso margen de recuperación y sin olvidar lo que le sucedió en enero en Brisbane
“No creo, no creo… Pero lo primero es lo primero”, dice Rafael Nadal después de rendir a Pedro Cachín en un carrusel de tres horas —dominio absoluto al principio, descontrol después y jerarquía al final—, temeroso de que la programación de los octavos pueda chafarle el plan que tanto le apetece, ver el Bayern-Real Madrid por la televisión. Al llegar a la sala de conferencias, al campeón de 22 grandes se le confirma que se medirá este martes por la noc...
“No creo, no creo… Pero lo primero es lo primero”, dice Rafael Nadal después de rendir a Pedro Cachín en un carrusel de tres horas —dominio absoluto al principio, descontrol después y jerarquía al final—, temeroso de que la programación de los octavos pueda chafarle el plan que tanto le apetece, ver el Bayern-Real Madrid por la televisión. Al llegar a la sala de conferencias, al campeón de 22 grandes se le confirma que se medirá este martes por la noche (hacia las 22.00, La 1 y Movistar+) con Jiri Lehecka, así que acepta con resignación: “No es el horario que me hubiera gustado, pero dadas las circunstancias, lo más prudente es jugar a esa hora en vez de a las cuatro. Había dos opciones, y el torneo ha elegido esa; yo estoy de acuerdo, lo malo es que me coincide con otra cosa…”.
El tenista, 38 años el 3 de junio, departe más que satisfecho con los periodistas; no en vano, poco antes ha rendido al argentino en un enrevesado duelo de 3h 04m (6-1, 6-7(5) y 6-3) y su cuerpo ha resistido a la refriega, a la espera de comprobar cuál será la respuesta de la musculatura a la mañana siguiente. “Tengo más horas para dormir, así que veré un poco al Barça [contra el Valencia]”, dice, “pero es un poco incógnita, porque hacía mucho que no jugaba un partido de tres horas”. En concreto, desde enero, cuando se le hizo demasiado largo el pulso con el australiano Jordan Thompson y, entonces sí, su físico se resquebrajó. “No sé cómo me voy a levantar a nivel de fatiga, pero no siento que me haya hecho daño y eso es lo más importante. Debo mejorar en muchos aspectos, pero he aguantado, así que bien”, valora, siendo consciente de que el margen es muy escaso y de que afronta toda una prueba del algodón.
En un intervalo de poco más de 24 horas, Nadal volverá a saltar a la pista y el examen se centrará mucho más a la supervivencia que en lo tenístico. Refrendado una vez más que le cuesta poco recuperar los biorritmos competitivos y los automatismos técnicos, la transición de Cachín a Lehecka supone un salto de nivel para su maltrecho chasis. “Vamos a ver si soy capaz de jugar dos días seguidos, si tengo las garantías para competir. Hace mucho que no juego con estas cargas un partido oficial; si eso ocurre y mañana [por este martes] puedo hacerlo, habrá sido ya una semana muy positiva, independientemente de lo que pase”, prolonga el de Manacor, cuyo cuerpo le frenó de manera abrupta hace tres meses, cuando enlazó los cruces con Jason Kubler (1h 23m) y Thompson (3h 25m) entre el 4 y el 5 de enero. Ese día, terminó a duras penas como consecuencia de un microdesgarro muscular en la zona del psoas ilíaco, la misma que se había dañado un año antes. Y de nuevo, a parar.
La cita con Lehecka llega, por tanto, como uno de esos territorios a explorar dentro de este complejo proceso de evolución y reinserción, en el que ha ido sumando kilometraje y exigencia sin contratiempos. Superada la prueba de dos horas del domingo ante Alex de Miñaur, y sorteada también la aspereza de Cachín con un cronómetro final que podría corresponder perfectamente a un partido de un Grand Slam, el balear encara ahora el reto de preservar el físico de un día para otro.
“Hace tres semanas y media, estaba en Manacor casi sin poder sacar y moverme, perdiendo con los chicos de la Academia uno y otro día. Ahora estoy con los chicos del circuito otra vez. Y ganando. Hay un avance y se tiene que valorar de forma positiva, por pequeño que sea”, subraya, a la vez que señala que un triunfo contra el checo (de 23 años y 31º) le sorprendería, porque su propuesta es distinta a la de Cachín —registro terrícola— y a la de De Miñaur. “Alex [11º del mundo] quizá está en un ranking superior al de Lehecka, pero su calidad de bola es otro paso, con lo cual veremos. Juego contra un jugador de muy alto nivel, tiene un saque muy potente y golpes desde fuera de la pista”, precisa, al mismo tiempo que añade un interesante matiz: “Soy más impredecible de lo que solía ser. Antes era predecible porque era muy regular emocionalmente hablando, y también de nivel; más o menos estable. Peo ahora es distinto. Soy más impredecible para los oponentes y, sobre todo, para mí”.
Dice Nadal que debe andar con pies de plomo, especialmente a raíz del precedente de enero. Entonces, ante Thompson, sintió una molestia que al día siguiente se multiplicó, de modo que prefiere ser cauto. “Nadie saber qué puede pasar por la noche o cómo me despertaré”, matiza. En cualquier caso, no siente dolor y eso siempre es una señal esperanzadora. “Nunca me he recuperado mal después de partidos complicados, incluso con 35 años no sentía que la edad era un problema para mí. En Australia jugué en 2022 partidos largos y me recuperé bien, al igual que en Roland Garros y Wimbledon. Pero lo de hoy es una historia diferente; lo primero, por las lesiones, y lo segundo porque nunca he estado casi dos años sin jugar torneos. Es difícil saber qué va a pasar”, zanja el mallorquín, que gracias a los tres triunfos obtenidos hasta ahora en la Caja Mágica ha ascendido del puesto 512º al 305º.
DE NÚÑEZ FEIJÓO A FROILÁN
Nadal está pudiendo compartir estos días algunos minutos con diferentes personalidades en la trastienda del torneo. Si la semana pasada departió con el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y con varios futbolistas del Real Madrid como Raúl González, Dani Carvajal o Joselu, esta vez mantuvo una breve charla por videollamada con Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón.
“Enhorabuena, hemos sufrido mucho, mucho...”, le decía el primogénito de la infanta Elena, precisamente el día que Pedro Sánchez confirmó que seguirá al frente del Gobierno. “Nosotros sufrimos desde aquí, desde Abu Dabi, por ti”. A lo que Nadal respondía: “¿Todo bien? Venga, un saludo al abuelo, mándale un abrazo fuerte”. “El abuelo [el rey emérito] también lo estaba viendo. ¡Se lo mando, se lo mando!”.
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