Alemania, victoria y derrota en un mismo juego
Ya veremos cómo reacciona la “policía moral” de la FIFA que anda abriendo investigaciones por todas partes ante el comportamiento grosero de los aficionados
Dejando a un lado la sorpresiva derrota en el campo de juego ante Japón, la mejor jugada del partido disputado en el estadio internacional Khalifa fue la que brindó Alemania, antes del silbato inicial: una valiente acción a favor de la libertad de expresión y de los derechos de la comunidad LGBTI+.
Durante la clásica foto grupal, esa que todos los equipos y selecciones del mundo se toman antes del juego (y...
Dejando a un lado la sorpresiva derrota en el campo de juego ante Japón, la mejor jugada del partido disputado en el estadio internacional Khalifa fue la que brindó Alemania, antes del silbato inicial: una valiente acción a favor de la libertad de expresión y de los derechos de la comunidad LGBTI+.
Durante la clásica foto grupal, esa que todos los equipos y selecciones del mundo se toman antes del juego (y que nadie publica), los once jugadores de la Mannschaft posaron tapándose la boca con la mano derecha, como protesta contra las amenazas de la FIFA a castigar cualquier manifestación política, social o religiosa, en sus estadios.
Resulta que los capitanes de algunos seleccionados europeos, incluido el arquero alemán Manuel Neuer, tenían previsto portar el brazalete arcoíris durante los partidos de la Copa Mundial, con el propósito de promover la diversidad, inclusión y los derechos humanos del colectivo LGBTI+. Sin embargo, ante la amenaza de recibir sanciones deportivas de parte de la FIFA, los capitanes dieron marcha atrás.
Pero hubo más. La propia Federación Alemana de Fútbol (DFB) respaldó a sus jugadores al escribir en Twitter que “los derechos humanos no son negociables. Prohibirnos llevar el brazalete es impedirnos hablar”.
Ya veremos cómo reacciona la “policía moral” de la FIFA que, dicho sea de paso, anda abriendo investigaciones por todas partes ante el comportamiento grosero de los aficionados en los estadios. Por ejemplo, se anunció que los mexicanos tienen abierto un proceso por expresiones discriminatorias (sin dar detalle), vertidas en el México 0-0 Polonia.
Me dicen en la Federación Mexicana que esta vez no fue por el infame grito de “puto”, sino que a los Fifos les pareció igualmente ofensivo el cántico colectivo que reza más o menos así: “El que no salte es un polaco maricón…”. En fin, la FIFA por un lado elige (y defiende a muerte) a Qatar, como sede de su Copa, y por otro persigue a los fanáticos de futbol, que se comportan como fanáticos de fútbol en un estadio de fútbol.
Y el árbitro como policía
Mención aparte la de los árbitros en este tipo de líos políticos, pues este miércoles me dio pena ver al equipo de jueces encabezado por el salvadoreño, Iván Barton (quizá el mejor silbante de la Concacaf) obligado a ir con Neuer para revisar su brazalete de capitán y cerciorarse de que no mostrara ningún mensaje fuera de los logotipos de la FIFA o su federación.
Si no son policías o inspectores, son árbitros de campo y en parte también atletas. Basta con que tengan que revisar la indumentaria deportiva, tipo de zapatos o que no traigan cadenas o anillos que puedan lastimarlos, para que ahora tengan que checar que nadie se pase de “listo” y se exprese en una cancha.
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