Salma Paralluelo: “El atletismo es más duro de entrenar que el fútbol”
La jugadora de la selección, que pudo haber sido olímpica en el tartán de Tokio, busca contra Brasil (21.00) la final de fútbol
Estos podrían haber sido los segundos Juegos de Salma Paralluelo (Zaragoza; 20 años) y, sobre todo, en dos deportes tan distintos como el fútbol y el atletismo. Una proeza que impidió una lesión. Una rotura de cruzado en la rodilla izquierda en abril de 2021 durante un partido la descabalgó de Tokio cuando todo apuntaba a que podría haber competido en el relevo mixto del 4x400. Entonces, aún no se había decidido entre papá y mamá, entre la pelota y el tartán. “Sí, podrían haber sido”, admite lacónica y con media sonrisa de pena. Este martes (21.00, TVE y Eurosport), ante Brasil, buscará la fin...
Estos podrían haber sido los segundos Juegos de Salma Paralluelo (Zaragoza; 20 años) y, sobre todo, en dos deportes tan distintos como el fútbol y el atletismo. Una proeza que impidió una lesión. Una rotura de cruzado en la rodilla izquierda en abril de 2021 durante un partido la descabalgó de Tokio cuando todo apuntaba a que podría haber competido en el relevo mixto del 4x400. Entonces, aún no se había decidido entre papá y mamá, entre la pelota y el tartán. “Sí, podrían haber sido”, admite lacónica y con media sonrisa de pena. Este martes (21.00, TVE y Eurosport), ante Brasil, buscará la final olímpica como delantera de la selección de fútbol. De lo que pudo haber sido en Japón a lo que persigue en Francia es todo lo que ha cambiado en la vida deportiva de esta jugadora en los últimos tres años.
“El atletismo me ha ayudado mucho para el fútbol”, introduce la azulgrana. “A nivel físico, de coordinación y mentalidad. Gran parte de lo que soy se lo debo al atletismo. Luego la técnica de correr no tiene nada que ver. En la pista, el centro de gravedad está muy alto y en el fútbol, al contrario, porque el balón va por abajo, hay que girarse... Pero cuando hay espacios, a campo largo, sí que puedo meter más técnica [de atletismo]”, explica.
Dos universos diferentes, añade, también a la hora de prepararlos. “El atletismo es más duro de entrenar, más exigente a nivel físico. La planificación de trabajo es individualizada. Por esa parte ya es más complicado. En el fútbol lo trabajas todo en un contexto de equipo porque es a lo que juegas. Quizá podría ser más llevadero en el sentido de que se trabaja en conjunto, tú tienes tu rol”, apunta. “Pero yo lo paso mal cuando perdemos”, puntualiza.
Su entrenador en el atletismo Félix Laguna, que la tuvo desde los 14 años, siempre la dibujó como una talentosa en la pista. Mientras el resto de atletas acumulaba ocho y diez sesiones por semana, ella apenas hacía dos. Aun así, lograba marcas punteras. Su futuro en el atletismo a tiempo completo quedó en interrogante después de que fichara por el Barcelona en 2022, lo que la obligó a renunciar definitivamente a la velocidad y las vallas. En todo caso, sus números personales (26 goles con las azulgrana el curso pasado) y los éxitos colectivos en Montjuïc y la selección (triple corona mundial en la sub-17, sub-20 y absoluta) confirmaron que, al menos, no se había equivocado de pleno.
Paralluelo se quedó con el fútbol para jugarlo. “Como espectadora, no soy una loca. No suelo verlo mucho por televisión. Solo los partidos más entretenidos o los más chulos. Si no tengo nada que hacer, sí me lo puedo poner, pero no es algo que siga”, confiesa esta joven, hija de padre español y madre ecuatoguineana.
A ella, exatleta, le van los encuentros para correr grandes latifundios, pero eso en los Juegos lo ha podido hacer poco por la tendencia creciente de los rivales a atrincherarse. “Mi potencial es ir más al espacio, así que estos no son partidos fáciles ni cómodos para mí. No puedes entrar mucho en juego. Hay que seguir desmarcándose aunque no te llegue el balón, también para que esos movimientos beneficien a otra compañera. Cada una tiene que cumplir su rol. Es currar, tener paciencia y esperar tu oportunidad”, indica Paralluelo, que en el choque de cuartos ante Colombia empezó como delantera centro y acabó de carrilera por la izquierda. “En la selección fue una novedad”, matiza. Desde ahí, y con el partido más perdido que ganado, conquistó la línea de fondo para asistir a Irene Paredes en el 2-2 en el minuto 97. “No recuerdo haber sufrido tanto. Ellas eran muy cañeras y en defensa lo aguantaban todo”, apunta sobre las cafeteras.
La selección ya ganó a Brasil (0-2) en la fase de grupos y todos la esperan en la final olímpica del sábado 10 en el Parque de los Príncipes de París. “En el alto rendimiento siempre pasa esto. Cuando consigues algo extraordinario, como el Mundial, las expectativas suben y las nuestras, también. Pero somos conscientes de que hacer cosas así es complicado. Podemos tener las herramientas, pero el otro día nos pudimos ir a casa. Es algo excepcional ganar competiciones”, subraya sobre el éxito de un equipo y un universo (el fútbol practicado por mujeres) que, para muchos, se ha convertido en una bandera. “Estamos logrando metas increíbles. No creo que se nos tenga que poner ninguna etiqueta, pero trabajamos en valores y en hacer las cosas mejor”, destaca sin querer entrar en muchas profundidades sobre el tema.
Desde el fin de semana, sigue atenta al atletismo en Saint-Denis con el ojo puesto en una de sus favoritas, la estadounidense Sidney McLaughlin, campeona olímpica en Tokio en 400m vallas y el 4x400, dos de sus pruebas antes de quedarse con el fútbol.
En los días previos a decantarse por la pelota y el Barcelona, llegó a hablar con su entrenador, Félix Laguna, de la posibilidad de hacer solo atletismo hasta los Juegos de Los Ángeles 2028 y luego pasarse al fútbol, con 25 años. No ocurrió. Entró en el césped sin camino de vuelta y este martes busca la final olímpica.
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