Una Canarinha con tracción europea
La selección de André Jardine cuenta con jóvenes curtidos en las grandes ligas
A sus gloriosos 38 años Dani Alves mantiene desde hace semanas en su mirada el brillo de las grandes citas. “Es un gran honor enfrentarme a España. Allí tengo mi segunda nacionalidad y un pedazo de mi corazón por todo lo que viví. Tengo un cariño y un amor especiales por ese país”, declaró el jugador que tanto destacó en el Sevilla y el Barcelona.
En vísperas de su pr...
A sus gloriosos 38 años Dani Alves mantiene desde hace semanas en su mirada el brillo de las grandes citas. “Es un gran honor enfrentarme a España. Allí tengo mi segunda nacionalidad y un pedazo de mi corazón por todo lo que viví. Tengo un cariño y un amor especiales por ese país”, declaró el jugador que tanto destacó en el Sevilla y el Barcelona.
En vísperas de su primera final olímpica, el lateral ejerce su liderazgo en una familia que busca la segunda medalla de oro en la historia del fútbol brasileño en su tercera final consecutiva. A mediados de julio los empleados de seguridad del blindado hotel Conrad en Tokio donde se aloja la selección Canarinha se sobresaltaron una noche ante la presencia de una enérgica figura que realizaba esprints por los pasillos del alojamiento. Era Alves predicando con el ejemplo. El seleccionador, André Jardine, destaca que su pupilo atraviesa una fase de auge mental: “Y con un altísimo nivel de madurez táctica. No se desgasta, siempre está bien posicionado para no correr de más o correr hacia atrás”.
El central Diego Carlos, el portero Santos y el delantero Richarlison son los otros mayores de 24 años convocados. Ninguno tiene la ascendencia del veterano lateral del São Paulo sobre un grupo de meritorios que sueñan con seguir su estela y que está mostrando por encima de todo carácter competitivo, rachas de fútbol cohesionado y capacidad para adaptarse a cualquier partido.
Dani Alves ya no es el desbocado ventilador que dejaba surcos de clase por la banda derecha. Ahora se alterna en sus incorporaciones al ataque con el lateral izquierdo Arana, y prefiere ser un apoyo inteligente en posiciones interiores que buscar la profundidad por su costado. Brasil es una selección sólida que sólo ha encajado tres goles en cinco partidos. Si los centrales Nino y Diego Carlos han dejado alguna duda, sobre todo en los balones cruzados al área, el alto rendimiento de sus aplicados volantes ya curtidos en Europa ha otorgado al equipo la solvencia deseada para blindar a un equipo con gusto por el vuelo ofensivo y la asociación colectiva.
Douglas Luiz, de 23 años, estuvo cedido dos cursos en el Girona por el Manchester City antes de recalar en 2019 en el Aston Villa, donde su protagonismo ha crecido de manera gradual. A su vera, Bruno Guimaraes, con la misma edad, ha aprovechado su salto desde el Athletico Paranaense al Olympique de Lyon hace año y medio para confirmar su mayúscula intuición en el trabajo defensivo y una creciente personalidad para distribuir juego y filtrar precisos envíos profundos a los puntas. Es el mejor jugador en el ciclo de Jardine camino a los Juegos. El extremo por la derecha Antony, un habilidoso zurdo de 21 años, llegó del São Paulo al Ajax el verano de 2020 para ganar la liga holandesa aportando 9 goles y 8 asistencias. Su club acaba de rechazar una oferta del Bayern de Múnich. Por el otro costado opera Claudinho. Un espécimen raro de 24 años que todavía no ha mostrado sus mejores argumentos en el torneo de Japón.
Máximo goleador del campeonato brasileño de 2020, en el que fue además elegido como revelación y mejor jugador del torneo tras una exultante aparición con el modesto Red Bull Bragantino, Claudinho es un media punta con un vistoso catálogo de gestos técnicos, amagues, regates, pausas y aceleraciones inesperadas unidas a la calidad de pase y a una capacidad rematadora que parece haber extraviado en 2021 en espera de que su club acepte traspasarlo a algún club europeo. Paulinho, recién salido de una larga lesión de rodilla en el Bayer Leverkusen, o Reinier, cedido por el Real Madrid al Borussia Dortmund, donde no ha tenido minutos de calidad, no han tenido demasiado vuelo como alternativas para escoltar a los delanteros.
El gol en el Brasil olímpico es cosa de dos artilleros distintos y complementarios autores de siete de las ocho dianas anotadas por el equipo: Richarlison ha marcado cinco, todos en la primera fase, por dos de Matheus Cunha. El delantero del Everton, uno de los gregarios de Neymar en la absoluta, en la que ya cuenta con 27 presencias, se siente más cómodo arrancando desde un costado asociándose en corto y tirando de potencia para llegar al área. Cunha es el único nueve de referencia en el catálogo. A sus 22 años lleva ya cinco en Europa (Sion, RB Leipzig y ahora Hertha de Berlín). Listo, vertical y buen rematador. A la espera como revulsivo en las segundas partes ha aparecido sin demasiado éxito Gabriel Martinelli. El delantero del Arsenal, de 20 años, debutó en Londres con Unai Emery, marcando 10 goles y colocando el listón muy alto. Jürgen Klopp, tras un partido ante el Liverpool, dijo que le había impresionado como si se tratara de uno de los talentos del siglo.
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