Homenaje a todos los cuartos
Recordad que, por azar, a alguien se le ocurrió un día hacer un podio solo para tres
Ayer, en la prueba de 50 kilómetros marcha, vimos la parte amarga del deporte, no digo injusta, el marchador canadiense también hizo su trabajo, pero sí cruel. Si en una distancia de 50.000 metros estás durante 49.900 subido al podio olímpico y en el último hectómetro, cuando ya observas la meta, cuando quieres llegar y notas que las fuerzas te van abandonado, cuando primero oyes y después contemplas con el rabillo del ojo cómo un rival te sobrepasa, nos encontramos ante una situación perversa, ante un guion retorcido propio de las películas del mismísimo Alfred Hitchcock. ...
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Ayer, en la prueba de 50 kilómetros marcha, vimos la parte amarga del deporte, no digo injusta, el marchador canadiense también hizo su trabajo, pero sí cruel. Si en una distancia de 50.000 metros estás durante 49.900 subido al podio olímpico y en el último hectómetro, cuando ya observas la meta, cuando quieres llegar y notas que las fuerzas te van abandonado, cuando primero oyes y después contemplas con el rabillo del ojo cómo un rival te sobrepasa, nos encontramos ante una situación perversa, ante un guion retorcido propio de las películas del mismísimo Alfred Hitchcock. Eso es lo que sucedió a Marc Tur, que fue cuarto, en la última final que se va a celebrar sobre esta distancia en unos Juegos Olímpicos. También le ocurrió a María Pérez, con distinto guión, pero con el mismo resultado. También Eusebio Cáceres en salto de longitud y a Álvaro Martín en el 20 kilómetros, han logrado la misma plaza que Marc.
En una primera impresión, los sentimientos que nos vienen a la mente cuando alguien es cuarto son de lástima, pena y algo de rabia, nos entristece lo que pueda pasar por la cabeza de la atleta o el amigo. Pero no deberíamos ser tan irreverentes con esa clasificación. Quedar cuarto en unos Juegos Olímpicos es un puesto envidiable para cualquiera de los que hemos practicado deporte, es mejor que ser quinto, sexto… Lo que penalizamos es ese “casi” de quedarse a las puertas del podio. En la antigua Grecia sólo se premiaba al vencedor con una corona de laurel (laureado). Desconozco el momento y el promotor del podio para tres deportistas. Quizá lo diseño de esa manera porque le gustaba su simetría, o bien, no disponía de más madera para construirlo, el caso es ese día se creó el cuarto puesto, el primero de los deportistas que se quedan en tierra y no suben al lugar de las fotos y los himnos. No todo el talento y los buenos resultados caben en los podios.
También ocurre que, a la hora de valorar una actuación, se tiende a ser simplista: sacar medalla o no sacarla, esa es la cuestión. Entiendo que son muchas especialidades y cuesta pormenorizar en los análisis e historias que hay detrás.
Mi homenaje a todos los deportistas, cuartos y cuartas, de estos Juegos Olímpicos. Recordad que, por azar, a alguien un día se le ocurrió un día hacer un podio solo para tres.
Ramón Cid, triplista olímpico en Moscú 80 y exdirector técnico de la Federación Española de Atletismo.
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