El atletismo ruso sigue en el infierno
Para un país cuyos atletas habían ganado 274 medallas desde los Juegos de 1948 —segundo del mundo, tras EE UU—, la plata de Sidorova representa una gota en el océano
Angélica Sidorova consiguió la medalla de plata en salto con pértiga, dato destinado a ocupar un pie de página si no fuera porque es integrante del ROC, equipo que representa los intereses del deporte ruso en los Juegos. Es la primera medalla de Rusia en las competiciones de atletismo. Para un país cuyos atletas habían ganado 274 medallas desde los Juegos de 1948 —segundo del mundo, por detrás de Estados Unidos—, la plata de Sidorova representa una gota en el océano. Su valor significativo, en cambio, es enorme. Describe la caída de un coloso en medio de las lacras de su modelo y también de un...
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Angélica Sidorova consiguió la medalla de plata en salto con pértiga, dato destinado a ocupar un pie de página si no fuera porque es integrante del ROC, equipo que representa los intereses del deporte ruso en los Juegos. Es la primera medalla de Rusia en las competiciones de atletismo. Para un país cuyos atletas habían ganado 274 medallas desde los Juegos de 1948 —segundo del mundo, por detrás de Estados Unidos—, la plata de Sidorova representa una gota en el océano. Su valor significativo, en cambio, es enorme. Describe la caída de un coloso en medio de las lacras de su modelo y también de un entramado político al que no escapa el deporte.
Bajo bandera del ROC (acrónimo inglés de Comité Olímpico de Rusia), 330 deportistas rusos han acudido a los Juegos. Es una de las delegaciones más numerosas y que más medallas ha conseguido: 58 a falta de tres días para cerrar la edición de Tokio. No está en sus viejos números —encabezó el ranking por naciones en 1972, 1976, 1980 y 1988, entonces como integrante principal de la Unión Soviética—, pero mantiene su enorme potencia en el panorama mundial. Sólo sufre el desplome del atletismo.
Salvo en la categoría masculina de 1.500 metros, Rusia ha ganado medallas en todo el arco del atletismo. A sus hombres sólo se les ha escapado el oro en el maratón, 110 metros vallas, 400 metros vallas, 3.000 metros obstáculos y salto de longitud. Las atletas rusas no lo han conseguido en tres pruebas: 200 metros, triple salto y 4x100.
La solitaria medalla de Fidorova no se explica por un repentino desafecto de Rusia por el atletismo. En circunstancias normales, su equipo disputaría a los estadounidenses la supremacía en los Juegos. La situación no es normal por dos razones: la revisión de los análisis de dopaje con efectos retroactivos y el escándalo de los Juegos Olímpicos de Invierno 2014, celebrados en la ciudad rusa de Sochi.
Los nuevos sistemas de detección de sustancias prohibidas han barrido una buena parte de la presencia de Rusia en los podios. Desde 2002 hasta ahora, el Comité Olímpico Internacional (COI) ha descalificado a 43 medallistas rusos (12 de oro, 20 de plata y 11 de bronce), 21 de ellas —49% del total de sanciones— correspondientes a sus atletas, con un efecto funesto para la reputación del país y la credibilidad general del deporte. El envío de medallas a los perjudicados, con años de demora, nunca pagará los daños cometidos.
La nómina de medallistas descalificados revelaba un gravísimo problema, del que existían sospechas más que considerables, pero sin otras consecuencias que las individuales. Los JJ OO de Sochi, despampanante demostración del poderío político y deportivo de la Rusia de Putin, establecieron la conexión definitiva con un modelo estatal de dopaje, a la manera de la antigua RDA.
Esta vez las revelaciones surgieron del núcleo más profundo del sistema. Grigory Rodchenkov, ex director de la Agencia Rusa Antidopaje (Rusada) y en la actualidad testigo protegido del FBI, desveló un gigantesco montaje de fraude organizado desde las más altas instancias del Gobierno. Desde entonces, se han celebrado dos ediciones olímpicas de verano (Río y Tokio), entre sanciones, enredos y decisiones más o menos tibias que han desembocado en un ridículo juego de máscaras, con un himno y una bandera postizos, pero con Rusia en toda su plenitud. No en el atletismo, cuyo máximo organismo mundial, World Athletics, mantiene su estrecho filtro de vigilancia sobre los rusos. El resultado salta a la vista: un escueto equipo de 10 atletas, la solitaria plata de Sidorova y Rusia en el 25º puesto de la clasificación por medallas en atletismo.
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