Osaka, del sueño al mal sueño

La japonesa, símbolo deportivo de su país, cae en octavos frente a Vondrousova (6-1 y 6-4) y se despide de Tokio entre nervios y con un amago de no hablar: “No he sabido afrontar la presión de estos Juegos”

Osaka, durante el partido del martes contra Vondrousova en el Ariake Tennis Park.EDGAR SU (Reuters)

Desde el primer instante, a Naomi Osaka se la ve incómoda. A la japonesa, epicentro nacional en estos Juegos que la han devuelto deportivamente al escaparate de la competición, se le agarrotan los músculos del trapecio y se lo bloquean las piernas. Mira hacia arriba. Respira profundo. Menea la cabeza de un lado a lado y de adelante atrás, en un intento por despejar la tensión estranguladora que va consumiéndole durante el partido de los octavos contra Marketa Vondrousova. Pero no hay remedio. La dos del mundo, de 23 años, c...

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Desde el primer instante, a Naomi Osaka se la ve incómoda. A la japonesa, epicentro nacional en estos Juegos que la han devuelto deportivamente al escaparate de la competición, se le agarrotan los músculos del trapecio y se lo bloquean las piernas. Mira hacia arriba. Respira profundo. Menea la cabeza de un lado a lado y de adelante atrás, en un intento por despejar la tensión estranguladora que va consumiéndole durante el partido de los octavos contra Marketa Vondrousova. Pero no hay remedio. La dos del mundo, de 23 años, cae por 6-1 y 6-4, y el sueño se transforma finalmente en un mal sueño. Una pesadilla que cierra de manera abrupta su primera experiencia olímpica.

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En cuanto se confirma la derrota, los periodistas acuden a la carrera hacia el vallado rectilíneo que delimita la zona mixta, donde los tenistas les atienden tras los partidos, ganen o pierdan. Los reporteros se disponen en los distintos boxes –televisiones y prensa escrita, turnos de inglés y japonés– y empuñan las grabadoras, mientras los operadores de cámara buscan el mejor ángulo de tiro y apuntan con los objetivos hacia la puerta por la que teóricamente debe salir la ganadora de cuatro grandes, vacía este martes, nerviosa desde la primera bola en juego y que a duras penas se agarra al torneo, hasta que la checa cierra.

“Se ha ido”, transmite oficialmente un miembro de la Federación Internacional de Tenis (ITF) tras una espera de 20 minutos –la atención a los medios estos días es prácticamente inmediata, conforme acaban los partidos–, de modo que los periodistas regresan a las mesas, dispuestos a escribir otra vez sobre el silencio de Osaka. Poco después, sin embargo, otro organizador se aproxima y da luz verde: “Naomi contestará a vuestras preguntas de manera inmediata”. Las carreras se repiten y, ahora sí, la tenista accede a la zona compartimentada con expresión neutra y se dispone. “Pueden hacer dos preguntas”, advierte el maestro de ceremonias de la ITF.

Y Osaka habla. Poco, pero al final rectifica y termina afrontando ese mal trago que, dice, le supone el formato público de pregunta-respuesta. “Definitivamente, sí, había mucha presión”, responde cuando se le atribuye el nerviosismo y se le plantea si ha acusado un exceso de presión al competir en casa, después de haberse convertido en la primera tenista de la historia que enciende el pebetero olímpico. Lleva los cascos de grandes dimensiones (de uno de sus múltiples patrocinadores) que emplea habitualmente para abstraerse durante los torneos. Y este, enfatizaba el día anterior, era especialmente importante para ella: “Significaría mucho ganar aquí”. Pero el bombazo es un hecho. La 42ª del mundo progresa y ella se despide sin medalla.

La tensión del estreno olímpico

Por primera vez desde que el tenis regresara a los Juegos Olímpicos, en Seúl 88, las tres primeras cabezas de serie femeninas caen eliminadas antes de los cuartos de final. Antes se marcharon la número uno, Ashleigh Barty, y la tres, Aryna Sabalenka. “No me sorprende, porque Vondrousova juega muy bien al tenis y al final, llevaba mucho sin jugar y eso se nota. Aquí no existe la magia”, razona Garbiñe Muguruza, ya en los octavos (6-4 y 6-1 a Alyson van Uytvanck). “Creo que quizá es porque no había jugado nunca en unos Juegos y esta primera vez ha sido un poco demasiado. Pero me alegro de cómo he jugado y del descanso que me tomé antes”.

“No creo que lo haya hecho mal”, continuó. “Pero mis expectativas aquí eran mucho más altas. Previamente me tomé descansos más largos [esta vez, 56 días sin competir desde su abandono en Roland Garros] y luego me las arreglé para volver y hacerlo bien. Pienso que mi actitud no fue tan buena porque realmente no sé cómo hacer frente a esa presión, así que lo he hecho lo mejor que he podido en esta situación”, resolvió antes de enfilar el vestuario sin confirmar si competirá próximamente en el US Open de Nueva York (del 30 de agosto al 12 de septiembre), ni si se rodará en otros eventos previos al grande norteamericano.

MUGURUZA Y BADOSA, A CUARTOS

Spain's Garbine Muguruza returns the ball to Belgium's Alison van Uytvanck during their Tokyo 2020 Olympic Games women's doubles third round tennis match at the Ariake Tennis Park in Tokyo on July 27, 2021. (Photo by Giuseppe CACACE / AFP)GIUSEPPE CACACE (AFP)

Elevando progresivamente el nivel, Garbiñe Muguruza ya figura entre las ocho mejores del torneo olímpico después de vencer este martes a la belga Alyson van Uytvanck por 6-4 y 6-1. La española, de 27 años y que cuenta con dos Grand Slams en su expediente, se enfrentará ahora a la ganadora del duelo entre Donna Vekic y Elena Rybakina.

“Las cosas me han salido bien en estos tres primeros partidos, tengo buenas sensaciones”, valoró antes de afrontar la segunda cita del día junto a Carla Suárez en el dobles. “Venía preparada, ahí voy”, siguió; “tras Roland Garros y Wimbledon he intentado reorganizar mi mente, no quería sentirme tan presionada; he querido ser más buena conmigo misma, porque en esos dos torneos lo pasé bastante mal porque venía con ilusión y… ¡zas! [da un golpe con la mano]”.

A su lado avanzó Paula Badosa, que abordó con todo a Nadia Podoroska y le batió por 6-2 y 6-3. La catalana, de 23 años, se medirá ahora con Vondrousova, protagonista de la campanada de la jornada. Mientras, Anastasija Pavlyuchenkova, finalista este año en Roland Garros, truncó el buen paso de Sara Sorribes. La valenciana, de 24 años y 48ª del mundo, se despidió de Tokio al caer por 6-1 y 6-3, aunque en la maleta se lleva la valiosa victoria que obtuvo en el estreno frente a la número uno de la WTA, Barty.

En el tramo final del día, el dobles femenino perdió sus dos opciones: Muguruza y Carla Suárez fueron eliminadas al ceder contra Viktorija Golubic y Belinda Bencic por 3-6, 6-1 y 11-9, y Badosa y Sorribes cayeron por 6-2, 5-7 y 10-5 ante Barbora Krejcikova y Katerina Siniakova.

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