El Villarreal se pone el traje del drama en el Westfalenstadion
Tercero en la Liga, el equipo de Marcelino debe sumar al menos un punto en Dortmund para no quedar aritméticamente fuera de los dieciseisavos de la Champions
Bueno de día y malo de noche, firme en la Liga y asfixiado en la Champions, el Villarreal viajó ayer a Dortmund con la ventaja que proporcionan los caminos sin bifurcaciones. Con un punto conseguido en las cuatro primeras jornadas de la fase de liguilla, el equipo español tiene la certeza de que el último tren hacia los dieciseisavos de la Champions pasa por el viejo Westfalenstadion, probablemente el campo más caliente de Europa, escenario hoy (21:00 horas, Movistar) de un partido de consecuencias irrevocables. Una derrota supondría la eliminación aritmética del Villarreal. Un empate le brind...
Bueno de día y malo de noche, firme en la Liga y asfixiado en la Champions, el Villarreal viajó ayer a Dortmund con la ventaja que proporcionan los caminos sin bifurcaciones. Con un punto conseguido en las cuatro primeras jornadas de la fase de liguilla, el equipo español tiene la certeza de que el último tren hacia los dieciseisavos de la Champions pasa por el viejo Westfalenstadion, probablemente el campo más caliente de Europa, escenario hoy (21:00 horas, Movistar) de un partido de consecuencias irrevocables. Una derrota supondría la eliminación aritmética del Villarreal. Un empate le brindaría esperanzas de alcanzar los 11 puntos, los que sirvieron de listón de criba el año pasado. Le quedarán para ello otras tres jornadas de liguilla, suponiendo que derrote al Ajax, al Copenhague y al Leverkusen, algo equivalente a un cambio radical de tendencia.
“La Liga es la Liga”, replicó Marcelino. No le hicieron falta más explicaciones al entrenador del Villarreal cuando después de la derrota ante el Manchester City, hace un mes, alguien le preguntó que por qué su equipo brillaba en la Liga y sufría en la Champions. Las cosas no han cambiado desde entonces. Tercero del campeonato nacional a tres puntos del líder, el equipo de Castellón sufre en la máxima categoría del fútbol continental, en donde no ha ganado un solo partido, víctima, entre otros factores, de lo que el técnico considera un escalón competitivo cada vez más elevado. El rendimiento del Villarreal es el mismo. Cambia el poderío de los adversarios en una competición cada vez más inhóspita para los miembros de la Liga, acostumbrados a disputar un torneo que en los últimos años se ha empobrecido respecto a las grandes competiciones locales europeas, especialmente la Premier.
Georges Mikautadze simboliza la peripecia de un Villarreal obligado a vender para cuadrar presupuestos y reconstruirse año a año con jugadores inexpertos. Solo ante la raya de gol después de ganarle la espalda a David Luiz a los cinco minutos del partido ante el Pafos, en la última jornada de Champions, Mikautadze empujó una bola de aire. La pelota, un pase de cabeza de Moleiro, pasó de largo ante el delantero georgiano, el fichaje más caro de la historia del club, que pagó 30 millones de euros al Lyón este verano. Sentado en el banquillo, Marcelino observó la escena con cara de piedra. Su gesto sombrío reflejó el presentimiento de lo que vendría: durante una hora sus jugadores no volvieron a tirar a puerta. El Pafos se adelantó para siempre (1-0) y Mikautadze fue sustituido por Oluwaseyi en el minuto 56.
Llamado a reemplazar al atlético Thierno Barry, el punta que hizo 11 goles el curso pasado en Liga y que fue traspasado al Everton, el joven Mikautadze describió una trayectoria descendente en Europa. Disputó los 90 minutos ante el Tottenham, jugó 76 contra la Juve, 66 contra el City y 56 contra el Pafos. Frente al Espanyol, al siguiente partido, no fue ni convocado. No ha vuelto a ser titular. Tal vez alarmado ante una actitud algo contemplativa, Marcelino le recuerda que ser la estrella del mercado no le asegura el puesto.
“El fútbol te castiga si no eres humilde”, sentenció el técnico después del desastre de Chipre; “la humildad es un factor muy importante, te ayuda a mostrar tus virtudes, a esconder tus defectos y a tener ambición. Si jugamos como ante el Pafos será imposible clasificar para la siguiente ronda”.
El Dortmund espera sumido en una crisis deportiva e institucional. Hans-Joachim Watzke, su CEO histórico, dejó el cargo el pasado domingo en un clima de desaprobación social. Lastrado por una plantilla desprovista del talento de otras épocas, el equipo, cuarto en la Bundesliga, no acaba de jugar a nada muy reconocible, ni siquiera bajo el simplísimo régimen de Kovacs, uno de los entrenadores menos imaginativos que han pasado por Dortmund este siglo. Dos empates y una derrota en sus últimos tres partidos apenas reflejan la profundidad de los problemas del equipo alemán.
Clasificación
| Clasificación | PT | PJ | PG | PE | PP |
|---|---|---|---|---|---|
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12
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7 | 4 | 2 | 1 | 1 |
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13
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7 | 4 | 2 | 1 | 1 |
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14
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7 | 4 | 2 | 1 | 1 |
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15
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7 | 4 | 2 | 1 | 1 |
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16
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7 | 4 | 2 | 1 | 1 |
| Clasificación | PT | PJ | PG | PE | PP |
|---|---|---|---|---|---|
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30
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2 | 4 | 0 | 2 | 2 |
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31
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2 | 4 | 0 | 2 | 2 |
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32
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1 | 4 | 0 | 1 | 3 |
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33
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1 | 4 | 0 | 1 | 3 |
|
34
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1 | 4 | 0 | 1 | 3 |