Vitinha, Fabián y Neves ponen al City al borde de la eliminación

Luis Enrique escapó de la trampa con estrépito en un partido que metió al PSG provisionalmente entre los 24 clasificados para octavos de la Champions al tiempo que arrastraba al Manchester City de Guardiola al derrumbadero. A falta de una jornada para la conclusión de la primera fase, el nuevo formato amenaza con producir la caída de un imperio. El equipo hegemónico de Inglaterra en la última década está al borde de la eliminación. En París se mostró perdido, en desbandada, incapaz de sostener una ventaja de 0-2 ante un adversario que salió a batirse al duelo más tremendo de la temporada con una delantera de ocasión.

“¡Qué diferencia habría sido esta rueda de prensa si el partido hubiera acabado 0-2!”, dijo Luis Enrique, apenas se sentó en la sala de conferencias del Parque de los Príncipes, repentinamente convertido en un ídolo de la hinchada.

Luis Enrique se rebela cuando se siente amenazado. Los peligros le cercaban desde todas direcciones y la paciencia de los jeques de Qatar se agotaba. El arrebato temperamental del español bajo presión se reflejó en la extravagancia de su alineación. Puso al coreano Kang-in Lee de falso nueve en lugar de Gonzalo Ramos, y apostó por el canterano Désiré Doué, de 19 años, en lugar de Dembélé, para ocupar el extremo derecha. Con el intermitente Barcola en el flanco izquierdo, la acción reveló pronto que el PSG entró al partido con una delantera de acompañamiento, con escasísimo peso específico. Resultó asombroso. Pero no tanto como la falta de respuesta del City, desorientado, distendido en la presión, sin dirección, incapaz de contener en el mediocampo a un rival que en la primera parte no necesitó apenas a sus atacantes para dominarlo. Le bastó con Vitinha, Neves y Fabián.

El recital de fútbol que ofrecieron el español y sus dos compañeros portugueses fue extraordinario. Saber jugar es hacer lo que hace Vitinha, heredero de Iniesta de pleno derecho. Entre los tres rompieron la endeble presión de De Bruyne, Haaland, Savinho y Kovacic, desactivaron las líneas de suministro hacia el ataque visitante, y dejaron en evidencia la precariedad del mediocampo dispuesto por Guardiola. Por más que Bernardo Silva se ofrecía en todos los carriles para sacar del aprieto a sus defensas, su soledad, entre el pasmo de Kovacic y el agotamiento de De Bruyne, se hizo manifiesta. Fabián tuvo el gol en un tiro a bocajarro que despejó Gvardiol en la línea y el VAR anuló un tanto de Hakimi por fuera de juego. Aturdido, el City acabó por embotarse. No había manera de que saliera de su campo de forma limpia. Savinho, Haaland y Foden se desplegaban a fogonazos. Únicamente si encauzaban una contra.

Los problemas del City se agravaron tras el descanso, cuando Guardiola quitó a Dias, que venía de recuperarse de una lesión y pidió el cambio. Sin el más vocacional de sus marcadores, todas las líneas temblaron. La entrada de Grealish por Savinho fue un acierto. El gol del inglés, el 0-1, fue un premio inmediato después de que Akanji se descolgara de la zaga y completara una conducción imparable que tomó por sorpresa a la retaguardia del PSG. El equipo parisino no se había recuperado del golpe cuando Nunes trazó una diagonal tan indetectable como la conducción de Akanji. Su asociación con Grealish en el último tercio desembocó en el gol de Haaland, que empujó el entro rebotado en Neves. No había transcurrido una hora y lo que parecía el martillazo decisivo se transformó en el inicio de una revuelta. El partido entró en la batidora.

Guardiola: ”Quien controla el mediocampo controla todo”

El motor del City es la presión al hombre en campo contrario. Esa fuente de energía se extinguió. Vitinha y Neves contribuyeron a sofocarla. Unido a la ausencia de Dias, se conformó un ecosistema inhóspito para la defensa que protegía a Ederson. De la cadena de desajustes se aprovecharon Barcola y Dembélé en el 1-2, Barcola en el 2-2, Neves de cabeza solo en una falta (3-2) y Ramos para completar el escarnio (4-2). Dos palos, uno de Dembelé, y otro a tiro de Barcola, pudieron ahondar en la avería. Por primera vez después de 115 partidos en los que se adelantó 2-0, el City de Guardiola acabó derrotado. “¡París! ¡París! ¡París!”, gritaba la multitud, sumergida en una de las mayores fiestas que recuerda el Parque de los Príncipe. “El primer gol, cuando Barcola desborda a Nunes y centra a Dembélé, cambia el escenario”, dijo Luis Enrique. “En ese momento hemos creído en el empate y hemos sido superiores. ¡Salimos a quitarle la posesión al City y lo conseguimos!”.

Los jugadores del PSG dispusieron del balón durante el 63% del tiempo de juego. Algo insólito cuando el City está en el campo. “Ellos tenían un jugador más en el mediocampo y nosotros no logramos hacer la conexión entre Kovacevic y Bernardo”, dijo Guardiola, evidentemente desasosegado cuando su discurso tocó este punto. “Nos faltó la agresividad y la intensidad que tuvieron ellos. No pudimos defender con la pelota y si no juegas es imposible defender bien. Nos faltó el pase extra que ellos sí tuvieron. Todo en el fútbol ocurre en el mediocampo. El que controla el medio controla el juego. Y ahí ellos tuvieron siempre un hombre más que nosotros”.

El martes que viene, el City recibirá al Brujas y el PSG viajará a Stuttgart. Ahí cerrarán la primera fase de la primera edición de la nueva Champions. Lo más probable sería que uno de los dos no siga adelante. El partido de París puede tener consecuencias profundas.