Madrid y Barça se tienen muchas ganas
El equipo de Ancelotti clama revancha tras el 0-4 en Liga y el de Flick aspira a recuperar el crédito perdido
Aunque a veces el escenario y el contexto invitan a cerrar los ojos por cuanto sucede en Yeda, la final de la Supercopa llega en un buen momento por las muchas ganas que se tienen el Real Madrid y el Barça (20.00 horas, Movistar). A los dos equipos les resulta imposible olvidar aquel 0-4 que los azulgrana lograron en el partido de octubre en el Bernabéu. Los madridistas claman revancha y los barcelonistas necesitan recuperar la confianza y la credibilidad perdidas en la Liga. Hay un...
Aunque a veces el escenario y el contexto invitan a cerrar los ojos por cuanto sucede en Yeda, la final de la Supercopa llega en un buen momento por las muchas ganas que se tienen el Real Madrid y el Barça (20.00 horas, Movistar). A los dos equipos les resulta imposible olvidar aquel 0-4 que los azulgrana lograron en el partido de octubre en el Bernabéu. Los madridistas claman revancha y los barcelonistas necesitan recuperar la confianza y la credibilidad perdidas en la Liga. Hay un interés añadido en un partido cuyo resultado acostumbra a marcar tendencia: Olmo y Pau Víctor podrían ser alineados después de obtener la cautelar del CSD. Los dos clubs, eternos rivales en la cancha, mantienen una cierta diplomacia en el palco por un asunto que tiene en pie de guerra a LaLiga.
El Madrid ha procurado no hablar de Olmo y el Barça se ha hecho el sordo con Vinicius después que el Comité de Competición sancionara al jugador con dos partidos por un expulsión en Mestalla que podía haber tenido mayores consecuencias y que hoy no le impedirá disputar el encuentro en Arabia Saudí. Vinicius es una garantía en las finales del Madrid. El brasileño acostumbra a marcar las diferencias en un equipo que ha mejorado mucho desde el último clásico de Liga. Bellingham ha encontrado su sitio como volante ofensivo, Mbappé recuperó su explosividad, el silencioso Rodrygo vuelve a hacer ruido con sus goles y por si acaso queda el bisturí de Brahim. A falta de fluidez y de una mejor solidez, Valverde y Camavinga sostienen la medular y Rüdiger barre por delante de Courtois.
La pujanza de equipo de Ancelotti ha contrastado con la caída del Barça desde la cita del Bernabéu. No se sabe muy bien la alineación que sacará Flick. Hay dudas en la portería, después que en la semifinal jugará Szczesny porque Peña llegó tarde a la sesión de activación; tampoco se sabe si Gavi mantendrá la titularidad por encima de Olmo y habrá que ver el papel que juega Araujo, una vez recuperado de su lesión y después que haya trascendido que negocia un mejor contrato con clubes como la Juve. A diferencia de Ancelotti, jovial y confiado —”lo vamos a hacer muy bien”— Flick parece ocupado y tenso en su primera final con el Barça. El técnico se ampara en la calma de Pedri, el liderazgo de Iñigo Martínez y el desequilibrio de Lamine para aupar a un plantel ambicioso y que funciona muy bien en la Champions.
Alérgico al empate, el Barça suspira por ganar un título, negado como estuvo la pasada temporada y ahora rezagado en la Liga. Tiene prisa por ganar y necesita goles como el de Lamine ante el Athletic. La delicadeza del extremo constrastó con el corte de mangas de Laporta. Los jugadores y la directiva coinciden en que la victoria sería el mejor premio para los sufridos Olmo y Víctor. El desafío azulgrana es todavía mayor si se tiene en cuenta que no hay equipo más fiable en una final que el Madrid. La estadística asegura también, en cualquier caso, que el Barcelona le ganó precisamente la Supercopa en la temporada 2022-2023. Y Ancelotti recordó, por si acaso, que la conquista de la Supercopa suele ser el anuncio de un año victorioso en la Liga y la Champions.
Mucho escuece a los madridistas y a Mbappé los 12 fueras de juego en los que cayeron —seis el equipo y seis el francés— el día del 0-4 de y nada motiva más al Barça que el recuerdo de aquella victoria en el Bernabéu. El clásico llega excitante a Yeda.