Ante el nuevo Balón de Oro
Celebro la salud del premio de ‘France Football’ que elegimos 100 jurados de toda Europa. En España se sigue cada vez más, desde que la rivalidad Madrid-Barça tuvo un nuevo frente en la pugna Messi-Cristiano
Tengo voto en el Balón de Oro, una de esas distinciones que llegan con el puro paso de los años, pero me apresuro a advertir que mi influencia en el resultado final no es muy grande pues somos cien jurados, uno por cada uno de los cien primeros países del ranking FIFA. Pero cada vez que se acerca la nueva nominación noto a mi alrededor un alboroto que casi me incomoda.
Ocurre porque desde hace unos cuantos años este premio ha tomado una importancia extrema entre la opinión pública española, a despecho de ...
Tengo voto en el Balón de Oro, una de esas distinciones que llegan con el puro paso de los años, pero me apresuro a advertir que mi influencia en el resultado final no es muy grande pues somos cien jurados, uno por cada uno de los cien primeros países del ranking FIFA. Pero cada vez que se acerca la nueva nominación noto a mi alrededor un alboroto que casi me incomoda.
Ocurre porque desde hace unos cuantos años este premio ha tomado una importancia extrema entre la opinión pública española, a despecho de los que dicen que es absurdo elegir uno como el mejor en un juego que es de equipo, o de los que piensan maliciosamente que se concede a través de influencias turbias, bien de marcas comerciales, de clubes o incluso de políticos.
Conviene por eso explicar aquí cómo se elige y cómo de imposible es contaminarlo. La redacción de France Football (hermana de L’Équipe, donde nacieron de la mano la Copa de Europa y el Balón de Oro) hace una preselección de 30, número lo bastante amplio como para que sea imposible que quede fuera algún verdadero candidato.
Sobre esos elegimos diez cada uno de los jurados, puntuados en orden decreciente: 15 puntos, 12, 10, 8, 6, 5, 4, 3, 2 y 1. Se trata de elegir el mejor de la temporada, de verano a verano, en este caso la 23-24. El plazo límite para la votación fue el 30 de septiembre.
Se pide atenerse a tres criterios:
1.- Actuaciones individuales, carácter decisivo e impresionante.
2.- Actuaciones y logros del equipo.
3.- Clase y juego limpio.
Personalmente nunca he recibido ninguna sugerencia y doy por seguro que lo mismo ocurrirá con los otros 99. Sólo nos piden que no revelemos nuestro voto hasta la proclamación, entiendo que para no inducir corrientes de opinión. El resultado lo conocemos cuando todo el mundo, ahora mismo no lo conozco. Una vez premiado el ganador, la revista publica la votación de todos y cada uno de nosotros, de modo que el que quiera molestarse en ello puede hacer las sumas para descartar la idea de que el asunto esté decidido de antemano. El ganador es la consecuencia del criterio de cien periodistas de otros tantos países de acuerdo a las pautas de esos tres apartados.
Por supuesto, no todos vemos todo. Se ven más los partidos de los campeonatos nacionales más importantes, entre ellos el nuestro, aunque el más visto es la Premier. Y se ven sobre todo los tramos altos de la Champions y las fases finales de Eurocopa, Copa América y Mundial cuando los hay.
En ese sentido tienen ventaja los que juegan en equipos y selecciones importantes. Ayuda estar al tiempo en un buen equipo y en una buena selección. Y ayuda el carácter diferencial. Pienso que en 2010 la similitud de juego entre Iniesta y Xavi dividió el voto en beneficio de Messi, que lo ganó.
Y tienen ventaja, porque está en el primer punto, los jugadores capaces de hacer cosas sorprendentes, de extremas dificultad técnica y belleza.
Personalmente, como prefiero esmerarme en casi todo lo que hago, pregunto qué votarían ellos a una decena de amigos cuyo criterio respeto especialmente. No hablo de amigos de la calle, sino colegas con larga mirada al fútbol internacional o profesionales del fútbol. Y hay diferencias, a veces sensibles. Así que no es extraño que el resultado final provoque fuertes discusiones.
En todo caso, celebro la imponente salud del Balón de Oro, que sigo desde sus primerísimos tiempos. Su éxito, por encima del plagio de la FIFA y de un intento de fusión que era un abrazo del oso, deja en mal lugar la letanía de quienes lo quieren desprestigiar. Tiempo atrás no estábamos tan atentos. Un buen día se anunciaba, luego se discutía un par de días, y hasta el año que viene. Es desde que la rivalidad Madrid-Barça tuvo un nuevo frente en la pugna Messi-Cristiano cuando el tema se hizo presente en las discusiones durante todo el año.