Danjuma retuerce al Slovan Bratislava y le da la primera victoria al Girona en Europa
El extremo neerlandés agita el duelo hasta poner el pase de gol que rompe al rival, redondeado después por un tanto de falta de Juanpe
No tenía permiso el Girona para tomarse un respiro o una pausa, exigido como estaba en la tabla a vencer para no descarrilar de buenas a primeras en la Champions, competición que saborea por primera vez en su historia y que le amargó en los dos primeros envites, caído ante el PSG y el Feyenoord entre infortunios, como regalar un tanto o meterse dos en propia. Versión que no se repitió ante el Slovan Bratislava, que cuenta los duelos por derrotas, toda vez que Danjuma se puso el mono de trabajo, el de los quiebros y centros, el de extremo diferencial. Suficiente para descoser al rival y para firmar el primer triunfo del Girona en Europa, un sorbo de gloria frente a un calendario que apremia, con el Sturm Graz, Liverpool, Milan y Arsenal a la vuelta de la esquina.
Mermado de forma superlativa por las lesiones, al punto de que solo contaba con el portero Gazzaniga y 12 jugadores de campo del primer equipo —asunto que se torció más con la pronta lesión de Iván Martín y la postrera de Van de Beek—, el Girona se expresó, sin embargo, con grandeza, equipo de posesión y toque, de fútbol de salón por más que le cueste poner el lazo al juego colectivo. Tara que esta vez solucionó Danjuma con el balón atado a la bota, con unas carreras por el costado que valieron el triunfo.
Pronto se aclaró que el encuentro era unidireccional, que el esférico no se discutía, que toda iniciativa partía del Girona porque el rival se refugiaba en su campo (casi en su área) a la espera de tiempos mejores, esos que remitían a los contragolpes esporádicos con Tolic —genial en la conducción y el quiebro— como estilete. Pero ese protagonismo, por más que no desdeñara de él, fue un tanto indigesto de inicio para el Girona, que no encontraba la profundidad necesaria ni el centro oportuno, tampoco la diligencia del pase, menos el remate certero. Hasta que se sublevó Danjuma.
Cómodo con la pelota entre los pies en la construcción, al Girona le salía el sarpullido al cruzar la divisoria, donde Míchel planteó un duelo con dobles aspersores por el costado, los carrileros a pie natural y los medios a pie cambiado. Y ninguno funcionó mejor que Danjuma por la izquierda, único en sacar renta de los uno contra uno, capaz de arrancar al sprint para despegarse de su sombra, de sacar centros —Stuani no embocó uno por poco— y hasta de poner el punto y final, como ese disparo con rosca que no cogió puerta por centímetros. Su tenacidad, en cualquier caso, le llevó a probar otro eslalón que llevó al gol antes del entreacto, pues puso un centro al punto de penalti, donde apareció Miguel desde la segunda línea para poner el pie y el remate, también el gol.
No viró de rumbo el choque tras el descanso, con el Slovan timorato y sin otra intención que la contra, con el Girona volcado al ataque con Danjuma como actor principal. Ora un remate suyo que repele el portero; ora otro chut que desarbola una pierna rival. También lo intentó Miovski con un testarazo que descorchó la estirada entre flashes de Takac. Era un fútbol al abordaje, un monólogo sostenido que se cobró su recompensa con Juanpe, cuando ejecutó con sutileza una falta sobre la barrera y a la red. Pudo haber más, pero Stuani no supo aprovechar un penalti.
Ya se sabe que no será fácil hacer olvidar a Savinho (ahora en el City), pero Danjuma evidenció que con paciencia, espacio y confianza vale un potosí. Algo que festejan Míchel y el Girona; algo que ya tiene claro el Slovan Bratislava, incapaz de echarle el lazo, de contenerlo, de evitarlo.