El Manchester United se arrastra con Ratcliffe igual que con los Glazer

El Liverpool acelera el ocaso de Casemiro (0-3) sin que el nuevo dueño inglés presente más solución que Ugarte, despedido por Luis Enrique del PSG

Manuel Ugarte se presenta en Old Trafford antes del United-Liverpool, este domingo.Molly Darlington (REUTERS)

La rigidez de Casemiro, su decadencia física y su padecimiento mental a medida que perdía balones víctima de la presión del Liverpool, reflejó la esclerosis del Manchester United. Concluida la pretemporada y cerrado el mercado estival, el 0-3 abrió una herida cuya profundidad no tiene precedentes en la historia del club más rico de Inglaterra. No se trata de bajar a Segunda, como sucedió hace 50 años, sino de algo posiblemente peor. Este domingo se constató que la entrada de un propietario inglés como Sir Jim Ratcliffe no implica ni la aparición inevitable de un gran líder, ni un cambio de rumbo en el declive vertiginoso que ha degradado la identidad de este club contracultural, el que más y mejores equipos atacantes construía en Inglaterra, hasta transformarlo en una casa repleta de propietarios codiciosos y confundidos que no hacen más que despilfarrar cientos de millones de euros sin más efecto que el descrédito que supone presentar año tras año equipos que aspiran a cerrarse atrás y contragolpear, como si dejarse dominar fuera señal de lujo.

La entrada de Ratcliffe en la directiva estuvo precedida por maniobras políticas nunca vistas en el fútbol inglés. Dicho por personas que trabajan para el club, tanto el Gobierno británico como los medios de comunicación avalaron la adquisición del 25% de las acciones por parte de Ratcliffe en diciembre de 2023, en el convencimiento de que una de las instituciones inglesas de mayor proyección global debía estar representada por un inglés con pedigrí de hincha y no por extranjeros como los cataríes que pretendieron adquirir la totalidad de las acciones que ostentaban los hermanos Glazer, naturales de Estados Unidos.

Al cabo de la operación, Ratcliffe, dueño de la petrolera INEOS, comparte propiedad con Glazer, sus socios tejanos de la industria petrolífera. Cambiaron algunos ejecutivos, pero no la visión deportiva que los guía, tal y como demostró el mercado de fichajes. Desde junio, el United se gastó más de 200 millones de euros en jugadores: De Ligt, un central; Mazraoui, un lateral derecho; Leny Yoro, otro central; Joshua Zirkzee, un atacante demasiado joven para transformar inercias; y Manuel Ugarte, un pivote defensivo que el Paris Saint Germain descartó por considerarlo un centrocampista contraproducente en un equipo que pretenda llevar la iniciativa con el balón bajo control. Si Casemiro fue el pivote defensivo de referencia de los equipos contragolpeadores en la última década, Ugarte pertenece a la misma familia.

“Ugarte es una pieza perfecta para nosotros porque el equipo necesita su valentía para la agresión controlada”, dijo Erik ten Hag, el entrenador, antes de recibir al Liverpool sin haber podido inscribir al uruguayo a tiempo. El contraste con la oposición expuso otra realidad. El problema del United no fue que no robó balones a sus oponentes con “agresividad controlada”, sino que no consiguió conservar la pelota cuando los rivales hostigaron a Casemiro y Mainoo, los pivotes que intentaban salir jugando. Es sabido que a Casemiro, víctima de dolencias crónicas en el pubis desde hace años, no le gusta recibir la pelota bajo presión porque le cuesta perfilarse. Tampoco es nuevo que Ugarte tampoco se caracteriza por iniciar las jugadas cuando lo aprietan.

“A Lusi Enrique le dio igual”

“Luis Enrique tardó unos meses en darse cuenta de que Ugarte no quería recibir el balón bajo presión”, explica una persona próxima a la secretaría técnica del PSG; “y entonces le dio igual todo y dejó de utilizarlo a pesar de que el club se había gastado 60 millones en ficharlo al Sporting”. El United no atendió a la experiencia ajena. Bajo el auspicio de Ratcliffe, que lo presentó como su gran compra, la semana pasada el United se comprometió a pagar 50 millones de euros de traspaso más diez en bonus de rendimiento para adquirir al mediocentro. Un alivio para Al-Khelaifi y un avance pírrico para Erik ten-Hag.

El entrenador del United, que hizo de Casemiro la pierda angular de todas sus estrategias en la última campaña, verificó este domingo que a sus 32 años el brasileño exhibe los síntomas de un jugador acabado cuando perdió un puñado de balones a las puertas de su área, dos de ellos sucesivamente transformados en el 0-1 y el 0-2. A cambio, Ten Hag tendrá a Ugarte, más vigoroso a sus 23 años pero mucho menos experto. Su inscripción demorada le impidió debutar contra el Liverpool, pero por lo que se vio en el campo su presencia no habría garantizado otro resultado. Igual que sucede desde hace más de un año, el United salió a atraer al rival para contragolpearlo, y cuando se vio superado en el marcador, tras el primer tanto de Luis Díaz, se sumió en el estupor. Cuanto más errores cometían sus volantes en la salida del balón, más los acosaban Mac Allister y Gravenberch, y más espacios se abrían, ya que los centrales, Lisandro y De Ligt, no hacían más que recular.

Construido para contemporizar al abrigo de pivotes dominantes y centrales fuertes, el United de Ten Hag nunca supo remontar un marcador en contra del mismo modo que padeció cada vez que se propuso contragolpear a equipos que administran una ventaja. Ni con los petroleros de Texas ni con los petroleros del Mar del Norte. Este domingo, el equipo volvió a mostrar las limitaciones que lo han empujado a su mayor crisis de identidad y acumuló su tercera derrota consecutiva en cuatro partidos oficiales desde que comenzó la temporada con la Community Shield. El holandés Arne Slot se convirtió, de paso, en el primer entrenador del Liverpool que ganó su primer partido en Old Trafford desde Bob Paisley en 1975.

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