Guardiola rescata a Gündogan
Después de que el Barcelona le abriera la puerta de salida, el alemán llama al entrenador catalán para regresar al City y su traspaso está cerca de cerrarse
El pasado jueves por la noche sonó el teléfono de Pep Guardiola. La llamada sorprendió al entrenador del Manchester City: era un agobiado Ilkay Gündogan.
Según fuentes del entorno del jugador y del entrenador catalán, Gündogan buscaba cobijo en el City de Guardiola. “¿Puedo volver?”, le pidió el excapitán de la selección alemana. El preparador lo escuchó encantado y hasta le...
El pasado jueves por la noche sonó el teléfono de Pep Guardiola. La llamada sorprendió al entrenador del Manchester City: era un agobiado Ilkay Gündogan.
Según fuentes del entorno del jugador y del entrenador catalán, Gündogan buscaba cobijo en el City de Guardiola. “¿Puedo volver?”, le pidió el excapitán de la selección alemana. El preparador lo escuchó encantado y hasta le aseguró que buscaría mediar con los ejecutivos del club inglés para ayudar a que se concretara su deseo. Y así fue. Hoy Gündogan está cerca de cerrar su regreso a Mánchester. Es decir, de regresar al equipo con el que levantó la Champions League en 2023.
El agobio de Gündogan, que había comenzado mucho antes, se había agudizado ese mismo jueves. En la Ciudad Deportiva del Barcelona, el futbolista había tenido un encuentro con Hansi Flick. La conversación fue amena, pero tajante. El técnico le explicó que no era un jugador capital en su proyecto. “Está Pedri y el club acaba de fichar a Dani Olmo. Ellos son más jóvenes”, le explicó Flick. La actitud del técnico no sorprendió a Gündogan. Viejos conocidos de la selección alemana, ambos estaban al tanto de sus virtudes y defectos. Y ni Gündogan era un admirador de la filosofía de juego de Flick, ni Flick estaba dispuesto a entregarle las llaves del equipo a Gündogan. En definitiva, el técnico solo le desveló lo que el jugador ya sabía desde el minuto en que el Barcelona eligió al expreparador del Bayern Múnich como el heredero de Xavi.
Hace un año, Xavi y Jordi Cruyff, por entonces secretario técnico, habían sido claves en el fichaje de Gündogan por el Barça. El técnico convenció al jugador y el ejecutivo al agente y tío del futbolista. Gündogan pasó a tener un rol determinante en el grupo, pero también en las cuentas: se convirtió en el tercer mejor salario, tras De Jong y Lewandowski.
El desafío no podía ser mejor para Gündogan: llegaba al club que idealizaba desde pequeño. Sin embargo, para fichar por el Barcelona tuvo que rechazar la propuesta de un año de renovación que le ofrecía Txiki Begiristain después de que Guardiola insistiera para que el alemán continuara en el City. Pero Gündogan, por entonces, sentía que su ciclo en Mánchester estaba acabado.
Pero no quería una jubilación de lujo en Barcelona. No tardó ni tres meses en mostrar su ambición. Después del primer clásico, se quejó públicamente de la actitud displicente de algunos de sus compañeros. Según él, no parecían afectados tras la remontada del Madrid. “No vine para perder así”, protestó. No fue la única vez. Cuando el Barça cayó en los cuartos de final de la Champions volvió a la carga. “Es duro decirlo, pero en estos momentos tan cruciales tienes que estar seguro de si vas a por el balón”, analizó Gündogan la expulsión de Araujo ante el PSG. El uruguayo se sintió señalado y la contienda se resolvió con una conversación amigable entre los dos futbolistas.
Xavi y su staff lo tenían claro: apoyaban a Gündogan. Aunque por momentos fue crítico con la propuesta del equipo, el alemán daba la cara en el campo: cinco goles y 14 asistencias en 51 partidos, uno de las mejores registros de su carrera. “Ojalá pudiera haber hecho algo más por Xavi”, se lamentó Gündogan después de que el técnico anunciara su adiós en febrero. Se conoce el resto de la historia: el técnico se arrepintió en abril y el Barça lo echó en mayo.
En cualquier caso, y a pesar de la llegada de Flick, Gündogan estaba dispuesto a continuar en el Barcelona. Así se lo había manifestado a su entorno, que tuvo que hacer oídos sordos a una golosa oferta de Qatar. “Me siento preparado para seguir compitiendo en el máximo nivel”, subrayó. Todo cambió cuando regresó de la Eurocopa: según fuentes cercanas al jugador, el club ya había activado la campaña de desprestigio. “Comenzó a escuchar de todo, que si está gordo, que si cobra mucho, que si es viejo”, se quejan desde el entorno del alemán.
En la dirección deportiva, por su parte, le ponían el cartel de en venta. “Algunos jugadores tienen que salir”, comentaban desde los despachos de Sant Joan Despí; “uno de ellos puede ser Gündogan. No descartamos que se vaya”. La llegada de Dani Olmo potenciaba la competencia con Pedri y la presencia de Gündogan ya no era necesaria. Mucho menos su salario en un club que desde hace cuatro temporadas sufre para equilibrar las cuentas, sin una solución definitiva para el fair-play financiero.
Este verano, el Barcelona inscribió sobre la bocina a Iñigo Martínez, Pablo Torre, Marc Casadó y Pau Víctor. No pudo, sin embargo, resolver el jeroglífico financiero para que Flick pudiera llevarse a Valencia a Dani Olmo. El técnico no se quejó por la ausencia de Olmo en el estreno del Barça en la Liga. Al contrario, apoyó a la dirección deportiva. “Dani Olmo no está a punto para jugar mañana, aunque llegue la inscripción. Se incorporó muy tarde. Todos los que jueguen tienen que estar al cien por cien y en plenas condiciones”, dijo el técnico. Una versión diferente a la del vestuario. “Dani estaba perfecto. A Valencia viajó Pedri, que se acaba de recuperar de una lesión”, explica un futbolista del Barça.
“¡Crucial victoria para comenzar la temporada! ¡Força Barça!”, celebró Gündogan el triunfo del Barça en Mestalla. Ya sabía que tenía medio pie fuera de la entidad azulgrana. Solo estaba a la espera de que el City apoyara a Guardiola. En Mánchester le abren la puerta, aunque pusieron una condición: “No pagamos traspaso”. En Barcelona la aceptan.
Todo comenzó con una llamada y así también se resolverá: Begiristain tiene que hablar con el agente de Gündogan para cerrar el contrato. Para alegría del Barça y de Flick, Pep e Ilkay ya se pusieron de acuerdo.
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