El City castiga a un Copenhague burocrático
El equipo inglés pasa a cuartos sin sobresaltos y Guardiola da descanso a cinco titulares de cara al duelo de Premier del próximo domingo contra el Liverpool
El Manchester City liquidó su pase a cuartos en el Parken de Dinamarca, escenario de un partido espléndido, y el Copenhague firmó el armisticio en el Etihad este miércoles. La vuelta tuvo poco más que carácter testimonial. El poder de intimidación del City encauzó el segundo partido antes del pitido inicial. El balance, un 6-2, refleja el buen momento que atraviesa el equipo de Gu...
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El Manchester City liquidó su pase a cuartos en el Parken de Dinamarca, escenario de un partido espléndido, y el Copenhague firmó el armisticio en el Etihad este miércoles. La vuelta tuvo poco más que carácter testimonial. El poder de intimidación del City encauzó el segundo partido antes del pitido inicial. El balance, un 6-2, refleja el buen momento que atraviesa el equipo de Guardiola en una de las coyunturas más complicadas que atraviesa desde 2016.
Guardiola administró el 1-3 de la ida con sentido estratégico. Reguló la ventaja como se aprovecha el intervalo que precede a la tormenta. Con vistas al viaje a Anfield del próximo domingo, a librar un duelo que vale media Premier, reservó las piernas de Bernardo, De Bruyne, Stones, Walker, Foden y —en la segunda mitad— las de Rodri, que no salió del vestuario tras el descanso. Corrió un pequeño riesgo. La distensión que mostró el Copenhague de entrada lo justificó. A los cinco minutos, Akanji envió un córner a la red con una volea consentida por la suavidad de su marcador. Minutos más tarde, tras un cabezazo de Rodri al palo en otra jugada a balón parado, Julián Álvarez dobló las manos de Grabara con un misil: 2-0.
Las facilidades que dio el Copenhague, inflamado en la ida y burocrático en la vuelta, crearon un clima desconcertante. Los hinchas ingleses contemplaban el espectáculo silentes, acomodados como sus jugadores. Solo los aficionados daneses rompían el aire quieto de la noche con un coro de cánticos. Sobre la hierba, Matheus y Kovacic se desconectaron por momentos, como si sintieran que no siempre había razones para intervenir en jugadas que sí reclamaban su participación. La actividad de Bobb y Álvarez en las permutas no compensó la intermitencia de los dos interiores, por más que se amontonaran en el medio en un intento de crear superioridades y dividir la presión en el núcleo de la agrupación defensiva.
Las interferencias de Matheus y Kovacic frenaron la circulación, aislaron a Haaland, y adormecieron los sentidos del City. El equipo perdió capacidad de reacción cuando antes de la media hora un pase de Bobb a Haaland fue interceptado y convertido en contragolpe. Eyounoussi, factótum del Copenhague, lo llevó adelante sin que Bobb, Akanji ni Rodri lograran interrumpir su carrera. Óskarsson le devolvió la pared de tacón para el 2-1
Al City le sienta muy mal bajar el ritmo de pelota. Tenerla ya no le basta, ni para desajustar defensas ni para afilar el instinto competitivo. Los goles ayudaron a consolidar el pase a cuartos más que el juego. El tanto que apagó la esperanza de los visitantes fue obra de Haaland, en el descuento de la primera parte. El noruego controló un pase de Rodri entre los centrales, circunstancialmente adelantados, y los castigó con un latigazo al primer palo tras amagar al segundo. Fue una demostración del carácter implacable del nueve cuando le ceden cierto espacio. Fue una réplica del remate de Mbappé el martes en Anoeta. Señal de que los nueves de referencia no se pierden el rastro.
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