Ancelotti: “Puede que me haya equivocado en el once; los pitos fueron merecidos”
El técnico italiano apuesta sin resultado por muchos medios para presionar arriba y evitar contras
Nada más regresar del descanso, a Vinicius no le pareció suficiente el desfiladero que estaba atravesando el Madrid contra el Leipzig, sin una sola ocasión que recordar y acosado en bastantes momentos, que decidió tentar un poco más a la suerte. En una acción intrascendente, cargó de forma excesiva a Willi Orbán, se encaró con el defensa y, seguidamente, lo empujó de forma muy temeraria a la altura del cuello. No con gran fuerza, aunque sí c...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Nada más regresar del descanso, a Vinicius no le pareció suficiente el desfiladero que estaba atravesando el Madrid contra el Leipzig, sin una sola ocasión que recordar y acosado en bastantes momentos, que decidió tentar un poco más a la suerte. En una acción intrascendente, cargó de forma excesiva a Willi Orbán, se encaró con el defensa y, seguidamente, lo empujó de forma muy temeraria a la altura del cuello. No con gran fuerza, aunque sí con la suficiente como para hacer temblar el estadio ante una posible expulsión. Bordeó la roja, pero el árbitro, sin acudir al VAR, lo dejó en amarilla.
Fue la confirmación de que, después de una hora de confusión e incomodidad del Madrid, el Bernabéu se abocaba a un thriller en lo que quedaba de noche. Amagó con el alivio definitivo el propio Vini al acertar en la primera ocasión clara de los blancos, pero su conocido Orbán replicó de cabeza a los tres minutos.
Entonces sí, el pánico empezó a recorrer cada pasillo del Bernabéu, una sensación que tampoco era nueva en jornadas que, a priori, se presentaban de transición. Como en los octavos de 2015 contra el Schalke 04, con Ancelotti en el banquillo, cuando pese al 0-2 de la ida el equipo blanco acabó temblando (3-4). O como frente a la Juventus en los cuartos de 2018, cuando los italianos igualaron tras el descanso el 0-3 de la ida. O como ante el Chelsea en los cuartos de 2022, cuando los ingleses remontaron el 1-3 de Londres y se pusieron 0-3 a falta de un cuarto de hora, abocando a los merengues a un nuevo ejercicio de escapismo (Modric y Rodrygo forzaron la prórroga, y Benzema metió el 2-3). “No somos capaces de manejar la ventaja”, se lamentó Carletto, que recordó el mal trago del Schalke. Nueve años después, mismo abismo. Este miércoles, hasta 20 tiros totales recibió su equipo, tantos como en la cita contra el Chelsea de 2022.
No hubo excusas en el discurso de Ancelotti, intervencionista en la alineación y a la cabeza en la asunción de culpas. “Si hubiera cambiado a los que no lo hacían bien, puede que también hubiera cambiado al entrenador”, soltó ya aliviado. “Fue un partido mal jugado y con poca intensidad. El aspecto psicológico ha condicionado mucho. El rival no tenía nada que perder y nosotros estuvimos con el freno desde el principio”, admitió Carlo Ancelotti, que sorprendió en el once con una acumulación de centrocampistas que no le dio resultado.
“Puede que me haya equivocado en la alineación. Puse medios para meter intensidad, presionar arriba y evitar las contras, pero estuvimos en bloque bajo y sin presionar. Los pitos al final de la primera parte fueron merecidos. Ahora no haría esta alineación. Para nada”, reconoció el italiano, cuya apuesta llamó la atención hasta de su colega Marco Rose. “Nos ha sorprendido un poco el centro del campo [del Madrid]. Muchos jugadores. Pero bueno, eran de primer nivel”, comentó el técnico visitante.
“Parece que es un drama”
Como en el choque liguero en el Metropolitano, en una de las dos únicas derrotas blancas este curso, Ancelotti movió el árbol en la misma dirección y juntó cinco centrocampistas. No salió bien ninguna de las dos veces. Ni el 0-1 de Alemania ni un rival sin hueso histórico en Europa disuadieron a Ancelotti de movimientos serios tras recibir nueve tiros a puerta en la ida. No sorprendió tanto que mandara a Rodrygo al rincón de pensar (tres goles de poco peso en los últimos 15 partidos), sino la solución: otro centrocampista (Camavinga) y con un solo atacante puro (Vinicius).
Al cuarto de hora y después de tres tiros a puerta de los germanos, las instrucciones de Ancelotti se multiplicaban y las reuniones de crisis con sus asesores se sucedían para tratar de recomponer un equipo agrietado. A la media hora, empezaron los silbidos en el Bernabéu. Merecidos, según Carletto. De ahí hasta el final, la noche discurrió de susto en susto para los blancos.
“Objetivo cumplido. Ya está, a pensar en el siguiente”, afirmó Nacho, que se agarró a lo único bueno de la jornada para su equipo: el resultado. “No ha sido buen partido, ni siquiera con el marcador a favor. Ellos salen muy rápido en las contras. Nadie dijo que esto fuera a ser fácil”, añadió el capitán. “Parece que es un drama y estamos en la siguiente eliminatoria”, concluyó.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.