Un gol de Pezzella frena al Girona
El líder estuvo a punto de tomar el Villamarín, donde no había ganado nadie, pero un Betis combativo lo impidió
Cuarenta años después del España-Malta y en el mismo escenario, el Betis y el Girona ofrecieron un magnífico partido, que se saldó con un empate. La igualada premió la competitividad de un Betis que no se rinde jamás y que buscó el gol hasta el final. Lo encontró en un disparo de Pezzella en el último suspiro. Un gol que frenó a un líder estupendo, el Girona, que estuvo a punto de tomar el Benito Villamarín, donde nadie había ganado en esta Liga tan emocionante. Los catalanes se adelantaron en el marcador con ...
Cuarenta años después del España-Malta y en el mismo escenario, el Betis y el Girona ofrecieron un magnífico partido, que se saldó con un empate. La igualada premió la competitividad de un Betis que no se rinde jamás y que buscó el gol hasta el final. Lo encontró en un disparo de Pezzella en el último suspiro. Un gol que frenó a un líder estupendo, el Girona, que estuvo a punto de tomar el Benito Villamarín, donde nadie había ganado en esta Liga tan emocionante. Los catalanes se adelantaron en el marcador con un gol de penalti y les faltó apuntillar a un Betis que tuvo mucho mérito. Defendió de manera increíble sus contragolpes casi letales en la segunda mitad. Y tuvo fe para ir a por el empate sin el concurso de jugadores básicos como los lesionados Guido o Fekir. Por supuesto, sin el sancionado Isco, al que su equipo echó mucho de menos. Manuel Pellegrini hizo vibrar a los más de 50.000 béticos que acudieron a su estadio con un equipo casi de niños, con futbolistas como Altimira, Diao, Abde o Aitor Ruibal. El Girona tocó el balón de manera fantástica. Le faltó colmillo. No obstante, no es fácil ganarle al Betis, que acumula ya 13 choques ligueros sin perder y sigue sin caer en su templo. Gran temporada del Girona, con 10 choques sin hincar la rodilla. En Sevilla estuvo cerca de ganar, pero no pudo.
Dio la sensación de que había 15 jugadores del Girona en el extenso césped del Benito Villamarín. Así de excelente era la colocación en el campo de los jugadores de Míchel. Un equipo de exquisito toque, con capacidad continua para jugar entre líneas y detalles de equipo moderno y grande. Por ejemplo, todo un clásico en el Girona como la inclusión de Miguel como interior para generar superioridad en el centro del campo rival. El dominio catalán fue absoluto ante un Betis que se limitaba a correr detrás del rival.
El motivo era simple. No podía jugar como le es habitual porque no tenía el balón. No estaba Isco por primera vez en la Liga, sancionado, y su equipo lo notaba. A Rodri le tocó sustituirlo. El mediapunta apenas entraba en contacto con el balón. Además, jugadores como Ayoze o Assane Diao están más cómodos corriendo al espacio que manteniendo la pelota, que duraba un suspiro en las botas de los jugadores locales.
El Betis, sin embargo, sabe competir. Entendió su papel en defensa y vio que podía crear peligro desde el robo y la salida al contragolpe. El partido resultaba vibrante, con dos estilos bien definidos, sin apenas faltas y un ritmo estupendo. La tuvo Diao después de un buen pase de Roca, arrollando a la defensa del Girona y lanzando arriba cuando estaba solo ante Gazzaniga. El propio meta rechazó un buen disparo de Willian José desde el borde del área. Lo intentaba el Betis, pero el que golpeó fue el Girona. Su buen juego se convirtió en peligro con una internada en el área de Savio, barrido por Aitor Ruibal. El lateral salió por la lesión de Bellerín y le tocó, como ante el Madrid, una difícil papeleta. Había aguantado más o menos bien las continuas incursiones de Savio, pero se precipitó cuando no debía. Entró de manera descontrolada y el penalti fue claro. Dovbyk anotó con mucha frialdad engañando a Rui Silva.
El Girona es un equipo en estado de gracia y todo le sale de cara. Ante grupos con tanto fútbol y tan bien organizados, un equipo como el Betis necesita de todos sus elementos para desbordarlo. Con Isco sancionado y Fekir lesionado, los de Pellegrini sufrieron mucho ante un rival que lo hace todo bien y sencillo. Ni se inmutó por la lesión de David López. Míchel se volvió loco en la banda por la tardanza en realizar el cambio. Es un entrenador que cuida todos los detalles.
El Betis supo leer muy bien el partido en la segunda mitad. La entrada de Carvalho por un perdido Guardado le dio empaque a su juego. Dominó el balón y poco a poco fue metiendo en su área a un Girona al que le costaba salir de su campo. Tuvo varias opciones al contragolpe, muy bien invalidadas por el partidazo que hicieron los centrales Pezzella y Chadi Riad. No cejó el Betis en su búsqueda del gol y este llegó por empuje. Pezzella, en el minuto 88, provocó el delirio de la afición bética y frustró a este gran Girona.
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