Olga Carmona se hace mundial
La lateral, que aupó a España en Australia, ha ampliado su equipo de trabajo, acudido a sesiones de hábito del sueño y hecho de imagen para marcas
Le pegó con la zurda, con el corazón y el alma, con el aliento de todos los españoles. Obús a casi 100 km/h que se alojó en la red, batió a Inglaterra y coronó a la selección como la campeona del mundo. Olga Carmona (Sevilla; 23 años) brincó y se dejó abrazar, también envió en la celebración y con la camiseta interior un mensaje a su amiga Merchi, que acababa de perder a su madre. Ella, aunque no lo sabía todavía porque así lo había decidido su familia, tambié...
Le pegó con la zurda, con el corazón y el alma, con el aliento de todos los españoles. Obús a casi 100 km/h que se alojó en la red, batió a Inglaterra y coronó a la selección como la campeona del mundo. Olga Carmona (Sevilla; 23 años) brincó y se dejó abrazar, también envió en la celebración y con la camiseta interior un mensaje a su amiga Merchi, que acababa de perder a su madre. Ella, aunque no lo sabía todavía porque así lo había decidido su familia, también había perdido horas antes a su padre por culpa de un maldito cáncer. En los festejos, la lateral del Real Madrid trató de recomponerse, de sonreír porque le habían ganado a la historia. La suya, sin embargo, iba a dar un vuelco absoluto, pues pasó de ser una más a la heroína sin capa, el foco de los flashes, miradas y atenciones. Pasó de ser una jugadora nacional a una mundial.
“Fue un boom que no podía prevenir y que le pilló a pie cambiado. Todo pasaba muy rápido y debía adaptarse. Además, la buscaba y llamaba todo el mundo porque mucha gente tenía su teléfono”, recuerdan desde su entorno más próximo. Sus redes se dispararon —en unos días, por ejemplo, su Instagram pasó de unos 160.000 a 550.000 seguidores—, recibió un homenaje de la ciudad de Sevilla con su imagen en la Torre del Oro, salió en todos los diarios, radios y televisiones, al tiempo que entró en la lista a la mejor jugadora del año —premio que se llevó su compañera Aitana Bonmatí—… Y, abrumada, agotada también, decidió echar el freno. “Llegó un punto que se hizo bola y que era demasiado, por lo que optó centralizarlo todo a través de su equipo”, cuentan de su círculo. Un equipo que, habidas las circunstancias, debió ampliar.
Aunque siempre ha sido una chica abierta y extrovertida, ahora Olga se ha vuelto un poco más recelosa de su intimidad, entregada sin embargo a los suyos y también a su equipo de trabajo. Tiene a Adrián del Nido —hijo del expresidente del Sevilla, José María— como representante y cuenta con un equipo de comunicación, una psicóloga, una nutricionista y un preparador físico que comparte datos con el Madrid, todo para mejorar su rendimiento porque desde niña entendió el trabajo como el mejor camino para llegar a la meta. “Se ha ido profesionalizando de manera progresiva pero rápida, exigida por las circunstancias”, revelan desde su entorno.
España está a un triunfo del pase a las semifinales
La selección española cuenta los encuentros en la Liga de las Naciones por triunfos, cuatro de cuatro. Líder con cinco puntos de ventaja sobre Suecia, le alcanzaría con un triunfo en Pontevedra ante Italia para alcanzar las semifinales del torneo de forma matemática. O, simplemente, que Suecia no gane ante Suiza en el otro duelo. En caso de fallar en esta ocasión, España tendría el 5 de diciembre la reválida en Málaga, entonces en el último choque de la fase de grupos ante la selección sueca.
Las semifinales son a partido único y un sorteo determinará el rival y quién juega de local. Y, de pasar ronda, de llegar a la final —también se sortearía quién juega de local—, está el premio gordo porque eso supondría, independientemente del resultado, un salvoconducto para los Juegos Olímpicos de París 2024. Cita en la que nunca ha estado la selección española. En el caso de que Francia, organizadora y por lo tanto ya clasificada, llegara a la final —va líder en su grupo—, acudiría a cambio el equipo que gane el envite por el tercer y cuarto puesto.
El primer salto lo dio en 2020, cuando pasó del Sevilla, donde todo era un poco amateur, al Madrid, donde se separó de su familia y pasó a vivir con la también campeona del mundo Tere Abelleira en un piso, además de conocer la presión por ganarse el puesto y rendir. Eso se conjugó con su llamada a la selección (2021) y los cambios le agobiaron, al punto que acudió a una psicóloga para gestionar las emociones, piedra capital también después de laurearse en Australia y Nueva Zelanda. “Le da mucha importancia a ese apartado porque sabe que son herramientas para afrontar lo que viene, para estar preparada, para gestionar mejor las emociones”, cuentan desde su círculo próximo. Pero ella sabía sin saber que entraba en un nuevo escenario, en uno mundial.
Una charla para Adidas
Después de los reconocimientos y la eclosión mediática, Olga decidió que el asunto no debía quedarse ahí, pues aspira a ganar la Champions con el Madrid y, de paso, seguir haciendo historia con España. Por eso en septiembre contrató a una nutricionista, que le ha cambiado un poco la dieta en busca de un mejor rendimiento, preocupación que hace extensiva a todo porque incluso ha hecho sesiones de consultoría para organizarse y calendarizarse los tiempos, del mismo modo que ha acudido a sesiones sobre hábitos del sueño porque le falta entre poco y nada para acabar la carrera de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. También porque estudia inglés (antes iba presencial y ahora lo hace on-line) porque su nueva condición de futbolista planetaria requiere del idioma. Así se aclaró, por ejemplo, cuando el CEO de Adidas, Bjorn Gulden, le puso un jet privado para viajar a Herzogenaurach (Alemania) y conocerla junto al técnico José Mourinho y el velocista Noah Lyles, para decirle que si le necesitaba estaba ahí y, de paso, para que ella diera una charla a los trabajadores de la marca deportiva acerca de cómo superar las dificultades y convertirse en resiliente gracias al deporte y a la competitividad.
“Es que es muy picona. No a malas, pero le gusta ganar y hace todo lo posible para conseguirlo”, explican desde dentro del vestuario de la selección, a la vez que le reconocen valores de líder. “No es como Irene Paredes, que cuando entra en la habitación te cuadras, pero sí que tiene ese carácter de liderazgo y sabe aguantar muy bien la presión”, le elogian desde el camerino. Hecho que le llevó a la seleccionadora Montse Tomé a escogerla como tercera capitana del equipo, señaladas Paredes y Putellas por el grupo como las primeras.
Este estallido de fama, actos, entrevistas y carácter también le ha catapultado como imagen para marcas, como la acción publicitaria que hizo con Xiaomi para lanzar un nuevo smartphone, además de otras propuestas que están en el aire. Pero desde su equipo se esfuerzan en que mantenga los pies en el suelo y entienda que ser un referente conlleva responsabilidad y enviar mensajes útiles, toda vez que le han conectado con varias ONG a través de videollamadas para tener una comprensión de la realidad y el contexto social. Pero todo sin perder el foco del balón, con el Madrid y con la selección, que este viernes se bate a Italia (21.30 La1 y RTVE Play) y le alcanza con un empate para sellar su pase a las semifinales de la Liga de las Naciones. Olga, por si acaso, pide turno.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.