Laporta disimula los números y mira a Madrid
El presidente logra aprobar las cuentas e insiste: “La historia del Barça no se ensucia”
La asamblea de socios del Barcelona cambió el foco. La mayoría de los compromisarios se olvidaron de que el Barça registró por quinto año consecutivo un resultado operativo negativo —es decir, el negocio ordinario del club sigue en rojo: sin la venta de activos por 800 millones sería imposible entender el beneficio neto de 304 millones—. También se olvidaron de la abultada deuda del club, cifrada en 1.200 millones, a lo que hay que sumar otros...
La asamblea de socios del Barcelona cambió el foco. La mayoría de los compromisarios se olvidaron de que el Barça registró por quinto año consecutivo un resultado operativo negativo —es decir, el negocio ordinario del club sigue en rojo: sin la venta de activos por 800 millones sería imposible entender el beneficio neto de 304 millones—. También se olvidaron de la abultada deuda del club, cifrada en 1.200 millones, a lo que hay que sumar otros 1.500 millones para la construcción del nuevo estadio. “Una losa”, según Eduard Romeu, vicepresidente económico de la entidad azulgrana. La mirada de los compromisarios se puso en el caso Negreira y en la nueva frase estelar en el barcelonismo: “madridismo sociológico”.
Joan Laporta se siente cómodo en el escenario, la oratoria es su momento, mucho más con el público rendido. En un discurso inicial que duró más de 40 minutos, utilizó cerca del 25% del tiempo en hablar del caso Negreira. “La historia del Barça no se ensucia. Sufrimos el ataque más feroz a la imagen y reputación del club”, reivindicó. Y los socios, que no comparecieron en masa, de entrada 417 compromisarios de un total de 4.451, se rindieron ante la Junta y aprobaron todos puntos del día, el balance de la campaña pasada, el presupuesto del curso 2023-2024 y el acuerdo de patrocinio con Ambilight TV.
El generador del caso Negreira ha sido el Barcelona: el club pagó durante 18 años más de siete millones de euros al exvicepresidente de los árbitros. Sin embargo, Laporta apunta a Madrid para señalar una instrumentalización del caso. “Cuando vas mucho a Madrid, y yo he ido por trabajo, te das cuenta de que hay un madridismo sociológico incrustado en los centros de poder. En el político, en el económico y también el deportivo. Fíjense quién dirige todos los estamentos deportivos”, se arrancó. Y prosiguió: “No lo pasaron bien en mi anterior etapa. Imagínense cómo se sienten cuando pasan los años y ya nos tenían amortiguados, y ven que hay un nuevo Barça, con el mismo presidente que les hizo sufrir tanto, que el entrenador es Xavi, que entonces era uno de los capitanes y que el fútbol base vuelve a sacar jugadores: Araújo, Gavi, Balde, Lamine… Hacen paralelismos con aquella época”. El presidente se mostró tan convencido de que el Barcelona acabará “absuelto” en el caso Negreira, como de que se “repetirá el mejor Barça de la historia” bajo su nuevo mandato. Laporta señaló al pasado para reivindicarse, también para recodar el club que heredó de Josep Maria Bartomeu: “Salvamos al club de la tragedia”.
No existió demasiado margen para la discrepancia en la asamblea. Ocurrió, por ejemplo, que cuando uno de los compromisarios puso en duda la capacidad del Barcelona para devolver la abultada deuda, Enric Masip, miembro de la comisión deportiva y adjunto a la presidencia, pidió que se le cortara. “Es momento de cerrar filas y usted ha puesto palos a las ruedas”, contestó Laporta al socio. Y el vicepresidente económico, Romeu, explicó: “Lo del nuevo estadio tiene vida propia y es una deuda sin recursos del club, se pagará con los ingresos de explotación del propio Espai Barça, que es necesario para rebajar la deuda. Los 1.200 millones de deuda no los hemos escondido nunca”.
Sin embargo, la junta no ha detallado de manera clara cómo tiene planeado reducir sus obligaciones con terceros, en un contexto en el que el club tiene presupuestado un beneficio neto de ocho millones en la campaña 2023-2024, después de cifrar los ingresos en 859 millones (32% menos de la temporada anterior en la que utilizó las palancas) y los gastos en 832 millones (29% inferior al curso pasado). “Este es el punto importante. Se ha conseguido a pesar de irnos a Montjuïc, que implica una reducción de ingresos y una reducción de los salarios deportivos y de los gastos ordinarios”, expuso Laporta.
Aunque pagó comisiones por 11,6 millones a agentes de jugadores, el club ha logrado estabilizar la masa salarial, su hándicap en las últimas temporadas. Para la temporada 2023-2024, el Barça planea pagar 492 millones entre sueldos y amortizaciones del primer equipo, un 57% de los ingresos. Se colocaría, de esta manera, en los límites aconsejados por la UEFA. “Estamos muy contentos con la plantilla. Pese a las dificultades, siempre estamos intentando estar al mejor nivel. No podemos renunciar a competir al máximo nivel”, dijo Deco, director de fútbol del Barcelona, que hoy recibe al Athletic en Montjuïc (21.00, Dazn).
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