El recreo de Lamine Yamal

El delantero azulgrana, ayudado al final por Ferran Torres, protagonizó una excelente actuación en un partido entre descamisados en La Cerámica

Los jugadores del Barça celebraban uno de sus goles este domingo en Villarreal.Domenech Castelló (EFE)

Lamine Yamal salió ovacionado de La Cerámica. El delantero de 16 años fue el jugador más luminoso y recreativo en un partido tan divertido para el espectador como comprometido para los entrenadores después del descosido futbolístico protagonizado por el Villarreal y el Barcelona. A falta de juego y de rigor, se impuso el intercambio de golpes, el mejor de los escenarios para Lamine Yamal, un artista en un duelo de descamisados rematado con un gol por fin de Lewandows...

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Lamine Yamal salió ovacionado de La Cerámica. El delantero de 16 años fue el jugador más luminoso y recreativo en un partido tan divertido para el espectador como comprometido para los entrenadores después del descosido futbolístico protagonizado por el Villarreal y el Barcelona. A falta de juego y de rigor, se impuso el intercambio de golpes, el mejor de los escenarios para Lamine Yamal, un artista en un duelo de descamisados rematado con un gol por fin de Lewandowski. El movimiento del marcador explica el contencioso más que el fútbol: 0-2, 3-2 y 3-4. Los azulgrana se corrigieron muy bien después de conceder hasta tres goles, una cifra difícil de recordar en el que fue campeón de la Liga por el dominio que tuvo de las áreas, dueño del Pichichi y del Zamora, adicto al 1-0, nada que ver con el equipo que sin Araujo, su santo y seña, volvió a cantar victoria como ya es costumbre en Villarreal.

Las temporadas pasan y el marcador de La Cerámica siempre es el mismo desde octubre de 2007. El Barça no pierde en Villarreal desde los tiempos de Cazorla. Aquel 3-1 ha dado paso a una serie de empates y victorias azulgrana en 16 años que han tenido el denominador común de la efectividad: el Barça es más contundente que el Villarreal. El resultado acostumbra a ser consecuente con la personalidad de dos equipos a los que apetece más atacar que defender, blandos y vulnerables sin el balón y con déficits estructurales, pocos sólidos todavía para una áspera liga.

Los azulgrana se encontraron con dos goles después de que Ter Stegen fuera batido por Sorloth —la jugada fue anulada desde el VAR por fuera de juego— y amenazado por Álex Baena. Ningún azulgrana era capaz de detectar los movimientos del volante y sus permutas con el lateral Pedraza. Ubicado como falso extremo izquierdo, en una posición parecida a la de Gavi en el Barcelona, Baena desestabilizó a una zaga barcelonista que se pierde por la falta de fiabilidad de sus laterales en ausencia de Balde. La reaparición de Marcos Alonso, titular en cuanto pudo ser inscrito en la Liga, resultó tan contraproducente como el regreso de Sergi Roberto. Ambos tuvieron mucho que ver con el 2-2 que logró el Villarreal después de que los azulgrana desperdiciaran una ventaja alcanzada de forma sorprendente por la pegada de Gavi y de De Jong.

El menudo Gavi cabeceó en el segundo palo un centro de Lamine Yamal a la salida de un córner botado por Gündogan y De Jong remató a la red una pelota rechazada por Pedraza. El Barça no jugaba, no atacaba ni defendía, sino que marcaba goles en cuanto llegaba al área, sometido por el fútbol más elaborado del Villarreal. El empate se asumió con resignación en el banquillo del Barcelona. Foyth puso el 1-2 a centro de Baena en un saque de esquina botado por este, Sorloth anotó el 2-2 en una acción dibujada por Gerard —certificado por el VAR— y si no cayó el 3-2 antes del descanso fue más por casualidad que por acierto del vendido Ter Stegen. La permeabilidad azulgrana, así como la falta de tensión competitiva, obligó a intervenir a Óscar Hernández —Xavi está sancionado— en favor de Eric García.

Duelo abierto

Ni por fuera ni por dentro cerraba bien el Barça, muy manso, sin más agresividad que la presión de Yamal, atento ofensivamente y desentendido en defensa, espectador de las carreras de Pedraza y Baena, asociados con éxito en el 3-2. El Barcelona, en cualquier caso, no paraba de girar alrededor de Yamal, convencido de que el partido era una cuestión de goles más que de fútbol, obstinado en discutir la titularidad del ausente Raphinha. El extremo remató al poste antes de que entrara en escena Ferran Torres. El partido dio un vuelco descarado a favor del Barça. Abierto el campo y con espacios para atacar, los azulgrana mejoraron con el tiempo y empezaron a exigir a Jörgensen.

La defensa tampoco es precisamente el punto fuerte de un Villarreal cada vez más desfondado y Ferran alcanzó el empate en un doble remate después de un rechazo para confirmar su excelente relación con el gol: 3-3. El encuentro se puso tan apetitoso para los azulgrana que marcó Lewandowski, inédito en las últimas cuatro citas, su peor racha inicial desde que deslumbró en la Bundesliga. El polaco empujó la pelota a portería vacía después de recoger el balón despedido por el poste a tiro de Yamal.

El partido se acabó cuando el extremo fue sustituido ante el aplauso de la hinchada de La Cerámica. Aunque se vieron más jugadas, no hubo más goles y nadie consiguió borrar el impacto dejado por Lamine Yamal.

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