Holanda busca rival

La selección de Frank de Boer, ya en octavos, derrota a una inofensiva Austria con un gol de penalti de Memphis Depay y el acierto de Dumfries

Memphis Depay pugna por el balón con Dragovic.Peter Dejong (AP)

Países Bajos ya aguarda rival en los octavos de final después de despachar a Austria en un pesaroso partido en Ámsterdam. El equipo de Frank de Boer gana tiempo y confianza, solvente en el marcador y discontinuo en el juego, menos seductor y alegre en la segunda jornada que en su debut contra Ucrania. Todavía no se sabe muy bien cómo calibrar a la oranje porque de momento ha sido muy poco exigida y su fútbol no deslumbra como el de Italia o Bélgica. ...

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Países Bajos ya aguarda rival en los octavos de final después de despachar a Austria en un pesaroso partido en Ámsterdam. El equipo de Frank de Boer gana tiempo y confianza, solvente en el marcador y discontinuo en el juego, menos seductor y alegre en la segunda jornada que en su debut contra Ucrania. Todavía no se sabe muy bien cómo calibrar a la oranje porque de momento ha sido muy poco exigida y su fútbol no deslumbra como el de Italia o Bélgica. Hoy parece un plantel de clase media, a mitad de camino, apetecible para los grandes favoritos y superior a adversarios como Austria. El jugador de moda, en cualquier caso, continúa siendo el lateral Dumfries: abatido en el penalti que supuso el 1-0 y autor del 2-0.

Aunque sobre la selección austríaca hay muchas definiciones, la mayoría referentes a la velocidad y a la energía por el vínculo de algunos de sus jugadores con Red Bull —”fútbol a todo gas”, afirma Frank de Boer—, su juego depende mucho de la posición de Alaba. El fichaje del Madrid es tan versátil que puede ocupar cualquier puesto de la defensa y hasta del medio campo, incluso de enganche de la delantera, ocupada por Gregoritsch y no por Kalajdizic en ausencia del sancionado Arnautovic. Alaba empezó el partido como central, al igual que ya pasó contra Macedonia del Norte, y metió la pata al poco de entrar en juego en una llegada de Dumfries, el mismo que también marcó las diferencias ante Ucrania. Memphis Depay transformó el penalti pitado por el árbitro después de consultar el VAR.

Las entradas a destiempo se sucedían en los dos bandos porque el partido fue al inicio un correcalles, sin pausa ni control, animado por la profundidad de Ulmer y las excelentes conducciones de De Jong, los dos equipos tan impacientes por alcanzar la portería que les costaba acabar las jugadas, sobre todo por parte de Austria. Países Bajos siempre tuvo más jerarquía y mejores jugadores después de recuperar a De Ligt. El central no solo le dio estabilidad a la defensa sino que orientó la salida de balón hacia la potente línea de medios que forman De Roon-Wijnaldum-De Jong. Aunque le faltaba precisión, el equipo dirigido mayormente por De Jong dejó pronto de tener oposición por la ingenuidad atacante de Austria. Alaba, además, continuaba sin saber cómo defender, y menos a delanteros dinámicos como Memphis Depay.

A falta de rigor y de físico, la defensa de tres dispuesta por De Boer se anticipaba siempre, solo intimidada muy de vez en cuando por Baumgartner, el más ofensivo de un equipo manejado por el buen criterio de Sabitzer y la rapidez de Ulmer. A los delanteros holandeses, por contra, les costaba pisar el área y enfocar después a Bachmann. Las ocasiones escasearon en el Johan Cruyff Arena. El gol que falló Memphis Depay en el minuto 39 confirmó que las áreas acostumbran a ser el punto débil de Países Bajos. Tampoco acertó después Wijnaldum cuando el partido se apagaba, acomodada como se sentía la selección oranje.

A la contra

Países Bajos solo le faltaba cerrar el partido con un segundo tanto para quedar a salvo de cualquier accidente, siempre expuesta por sus lapsus y concesiones, vulnerable sobre todo por los costados, confiada en la veteranía del portero Stekelenburg. El 2-0 acabó por llegar cuando Memphis Depay acudió a la divisoria para armar una contra que Malen llevó muy bien por el lado izquierdo derecho y cruzó al segundo palo para Dumfries. A pesar de que la jugada despertó mucho debate porque pareció que Malen y hasta Dumfries podían estar en fuera de juego, el árbitro concedió el tanto y Austria se rindió sin rechistar ante una hinchada que seguía discutiendo sobre los cambios de De Boer.

El seleccionador holandés repitió prácticamente las sustituciones del encuentro ante Ucrania con la diferencia de que ante Austria no hubo errores sino aciertos para refrendar un triunfo que blindó el liderato de Países Bajos. De Boer podrá continuar regulando los esfuerzos de sus jugadores y trabajando el 3-5-2 en los entrenamientos para fortalecer al equipo con vistas a las eliminatorias directas de la Eurocopa. Las expectativas son aún un misterio, necesitada como está la oranje de medir a un contrario de mayor empaque que el de la fase de grupos disputada en su feudo de Ámsterdam.

Hay margen de mejora colectiva y jugadores interesantes como Memphis, De Jong o Dumfries. El reto por ahora es precisamente ganarse el respeto de los demás y la autoestima propia en su regreso a la Eurocopa.


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