El gol más lejano en una Eurocopa: 45,5 metros
Patrik Schick da la victoria a la República Checa ante Escocia con el tanto de más distancia en el torneo desde que hay registros
Escocia llevaba 23 años esperando ver de nuevo a su selección en un gran torneo, los colegios dieron fiesta para que los niños pudieran ver el partido (a las 14.00, hora local), 12.000 personas se desgañitaron en el mítico Hampden Park de Glasgow; pero todo ese fuego lo apagó el checo Patrik Schick a los 52 minutos con el gol más lejano de la historia de las Eurocopas, al menos después de 1980, que es de cuando datan los registros más antiguos. Desde 45,5 metros.
La jugada tuvo el tono desordenado y pasi...
Escocia llevaba 23 años esperando ver de nuevo a su selección en un gran torneo, los colegios dieron fiesta para que los niños pudieran ver el partido (a las 14.00, hora local), 12.000 personas se desgañitaron en el mítico Hampden Park de Glasgow; pero todo ese fuego lo apagó el checo Patrik Schick a los 52 minutos con el gol más lejano de la historia de las Eurocopas, al menos después de 1980, que es de cuando datan los registros más antiguos. Desde 45,5 metros.
La jugada tuvo el tono desordenado y pasional del partido. La defensa de la República Checa despejó un tiro lejano de Escocia y el balón salió rebotado en dirección a Schick, que avanzó unos pasos dentro del campo contrario y disparó con la zurda al primer toque. La pelota dibujó una curva que podría ser la de una bola de golf golpeada con una madera desde el tee: de fuera adentro y de arriba abajo, mientras Marshall corría desesperado hasta su portería, cada vez más seguro de que no llegaría, hasta quedar atrapado y vencido en su red.
Pese a la rapidez en la ejecución, no hubo nada improvisado en el gol, según explicó después el delantero del Bayer Leverkusen: “Lo había estudiado antes. Sabía que su portero se quedaba muy arriba, así que cuando el balón iba hacia mí, le miré y tiré”, dijo.
El tanto era el segundo del delantero de Schick, que en el primer tiempo había anotado de cabeza, también con una precisión extrema que depositó la pelota en la cepa del poste derecho de Marshall.
Ni siquiera eso rindió a Escocia, dispuesta a exprimir hasta el final su regreso a la élite y el regreso de su gente a las gradas. Pero también ni siquiera eso les permitió acudir a un plan distinto del que habían seguido hasta entonces. Empujaban y empujaban hasta llevar la pelota cerca del área de Vaclik, y entonces producían una lluvia de centros cruzados en busca de un remate de Lyndon Dykes, que juega en la Segunda inglesa con el Queens Park Rangers, o a la espera de que Dykes la bajara y la repartiera más cerca de la portería. Tenían la vía Dykes y la vía Andy Robertson, el carrilero izquierdo del Liverpool, su mejor jugador, que manejaba el equipo desde su pasillo y produjo la mayor cantidad de peligro, con sus centros y con un disparo a solas con Vaclik que el portero del Sevilla, muy acertado toda la tarde, desvió.
Ante el entusiasmo atropellado de Escocia, a la República Checa, que no se ha perdido una Eurocopa desde su creación como país, le bastó con dos aciertos del francotirador Schick.
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