Ayuso se retira con covid en el kilómetro 30 de una etapa en la que no estaba ya Roglic, que abandonó el Tour tras la caída del jueves

Quizás supersticioso, quizás siguiendo una norma no escrita en el pelotón, Juan Ayuso dio la vuelta al dorsal número 13, el que por orden alfabético le asignó el Tour de su debut. La precaución no superó la prueba. El joven español, el pletórico escalador de los primeros días, el ciclista de 21 años que abrió paso a su Tadej Pogacar en la ascensión al Galibier, y la piel de gallina le duró días, se fue diluyendo con el paso del Tour. Aunque seguía clasificado noveno en la general, sus músculos se vaciaban mientras sus vías respiratoria se poblaban de mocos y toses improductivas. Después de varios días de análisis negativos, la noche del jueves llegó el resultado positivo. Covid. Pese a todo, tomó la salida en Agen de la etapa 13ª con dirección a Pau. Temperaturas en descenso, viento en aumento. Algunos chaparrones por el Gers. “No está tan mal” decían en el UAE, más preocupados por el origen de la filtración del test positivo que por la salud del corredor. “La carga viral es mínima”. El buen deseo duró nada. La etapa salió loca, incontrolable, acelerada, entre otras razones por la decisión del UAE de infiltrar a su Adam Yates, octavo en la general, en una fuga de gran calidad. Mientras delante se batían el cobre en una batalla en la que entraron todos los grandes del pelotón —incluido un abanico de 10 kilómetros con todos los Vismas, Pogacar y Evenepoel, y sin Carlos Rodríguez ni Ineos—, Ayuso, que tanto habría amado estar en la pelea por la victoria, se descolgaba irremediablemente. Cuando se quedó atrás, su director Fabrizio Guidi, le dio dos bidones por si se sentía con ánimos de seguir solo. Poco después, en el kilómetro 30, tiró la toalla.

Con la baja forma de Mas, y las retiradas de Pello Bilbao, Ion Izagirre y Ayuso, las esperanzas españolas en los Pirineos se reducen a Carlos Rodríguez, líder del Ineos, y Mikel Landa, escudero de Evenepoel, y en el buen tono y combatividad de los Movistar Javier Romo y Oier Lazkano.

Primoz Roglic, ciclista del Red Bull Bora y uno de los favoritos en el Tour de Francia (marchaba sexto en la general) abandonó antes incluso de salir, como consecuencia de la caída que sufrió el jueves. El esloveno salió volando por encima de otro ciclista que perdió el equilibrio en una carretera que tenía un pequeño bordillo en la mediana. Como consecuencia de la caída, Roglic acabó perdiendo 2m 27s en meta, alejándole en la general hasta el sexto lugar, ya muy lejos del trío de cabeza de Tadej Pogacar, Remco Evenepoel y Jonas Vingegaard. En un comunicado publicado por su equipo en X, antes Twitter, el Red Bull Bora explica que los médicos examinaron a Roglic ayer por la tarde así como esta mañana y habían decidido que no tomaría hoy la salida para concentrarse “en próximas metas”. La caída de Roglic era la segunda en dos días, pues la jornada anterior también se fue al suelo cuando rodaba junto a Remco Evenepoel en persecución de Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard.

No tiene suerte Roglic en la carrera francesa, una vez más. En 2020, cuando vestía el maillot amarillo, perdió el Tour en la penúltima etapa, una cronoescalada en la que Tadej Pogacar le arrebató el primer puesto en la Planche des Belles Filles. Al año siguiente, siendo líder del Jumbo, se tuvo que marchar por una caída después de contemplar cómo el Tour se enamoraba de su compañero danés Jonas Vingegaard, al que colmó de bienes, primicias y promesas. En 2022, después de caer por tercera vez, y antes de abandonar de nuevo, contribuyó a la victoria de Vingegaard machacando, dulce venganza, a Pogacar en el Galibier. En 2023 no corrió el Tour, ya asentado Vingegaard como líder del equipo, victorioso este en París. Y este curso, ya harto de esa situación y tras cambiar de equipo al Red Bull Bora y regresar a las carreteras galas, la misma mala suerte: una caída, otra vez, fulmina a Roglic en el Tour de Francia.

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