Hezonja se viste de Súper Mario y el Madrid arrolla al Manresa

La varita de Campazzo, la voracidad de Hezonja (24 puntos) y la intimidación de Tavares. A lomos de su santísima trinidad y de una defensa de granito, el Madrid despachó al Manresa y jugará este sábado (21.30) las semifinales de la Copa contra el anfitrión Gran Canaria, que derrotó al Valencia. Unicaja y Tenerife se batirán (18.30) por el otro puesto en la final. Hubo poca historia en el Gran Canaria Arena en el estreno de los actuales campeones.

El Madrid, a lo seguro. La conexión aérea Campazzo-Tavares abrió el baile y el gigante de Cabo Verde prolongó los muelles para cazar cada balón que rondaba por la zona. Prohibido el paso, decía el techo blanco a quien se adentrara en sus dominios. Seguro bajo ese candado y alegre al ritmo del Facu, el conjunto de Chus Mateo abrochó un 7-0 en un pestañeo. El Manresa tardó casi tres minutos en apuntarse su primera canasta en juego, una incursión de Dani Pérez. Pero se quitó los miedos de un plumazo con un mate de película de Derrick Alston Junior en los morros de Ndiaye. El hijo del que fuera ala-pívot de Manresa, Barça, Valencia y Lleida logró el más difícil todavía: repetir el machaque en la cara de Tavares, palabras mayores. En otro suspiro, 7-10. Chus Mateo movió piezas. Dentro Hezonja y Bruno Fernando. El alero croata paseó el mazo para discutir la batuta del partido, pero los blancos mordían menos cuando reposaban su principio y su final, Campazzo y Tavares (22-22).

Hezonja para todo. Súper Mario corría a la contra y perseguía por la pista a Alston en un careo muy pintón. El chico del Manresa intentó la tercera seguida, pero se topó con el muro de Ibaka en su vuelo. El novato Hugo González y el capitán Llull hicieron buenas desde el perímetro esas acciones defensivas para un parcial de 11-2 (33-24). También asomaron Abalde y Garuba en tareas de destrucción y el Madrid comenzó a sentirse cómodo a la carrera. Le costaba al Manresa recuperar posiciones y se encontraba con todas las puertas cerradas: solo ocho puntos en todo el segundo cuarto. Tampoco Saint-Supery, el benjamín de la Copa (18 años, 23 menos que Marcelinho), agitaba al árbol. Y ningún bingo en 10 triples intentados eran una losa demasiado pesada (43-30).

Massa cayó noqueado por Tavares. Antideportiva al hombretón. El pívot se desquitó con un mate a una mano. La canasta parecía de juguete. Ni en centímetros ni en músculos encontraba competencia. Los interiores del Manresa solo podían mirar arriba, eclipsados (49-33). Con unos porcentajes de tiro todavía por los suelos, la misión era hercúlea para el equipo de Diego Ocampo. El Madrid se divertía. Campazzo probaba con un malabarismo entre la maraña de defensores y Chus Mateo tiraba de rotaciones para dar descanso a los más castigados y bola a los menos habituales. Llegaron los primeros aciertos exteriores del Baxi, cortesía de Álex Reyes (63-49). Muy tarde.

El Manresa aún tiraría de orgullo para resistirse a una derrota escrita y al final abultada, doblegado definitivamente por los triples de Súper Mario Hezonja.