Laura Gil, un regreso pletórico al baloncesto dos años después de romperse el tendón de Aquiles
La laureada pívot murciana del Perfumerías Avenida, en semifinales de la Copa, tiene bloqueadas sus notificaciones en las redes sociales desde que vivió una oleada de odio tras un mal partido con España
El baloncesto le ha dado muchas cornadas a Laura Gil (Murcia, 31 años). Lesiones muy graves -una rotura del tendón de Aquiles y otra del ligamento cruzado de la rodilla- o una espantosa tormenta de odio en las redes sociales después de caer en los Juegos de Tokio 2020 en los cuartos de final. Pero la pelota naranja le ha dado mucha más gloria. Su colección de medallas es despampanante: tres oros en el Eurobasket, además de un segundo puesto y un tercero, una plata olímpica, otra mundial y un bronce mundial. Una cuenta de nueve medallas con España, en 11 años, que espera incrementar el próximo ...
El baloncesto le ha dado muchas cornadas a Laura Gil (Murcia, 31 años). Lesiones muy graves -una rotura del tendón de Aquiles y otra del ligamento cruzado de la rodilla- o una espantosa tormenta de odio en las redes sociales después de caer en los Juegos de Tokio 2020 en los cuartos de final. Pero la pelota naranja le ha dado mucha más gloria. Su colección de medallas es despampanante: tres oros en el Eurobasket, además de un segundo puesto y un tercero, una plata olímpica, otra mundial y un bronce mundial. Una cuenta de nueve medallas con España, en 11 años, que espera incrementar el próximo verano en París, en sus terceros Juegos. Y a todo eso, le suma su historial en diferentes clubes en los que ha ganado todos los títulos posibles: Euroliga, Eurocup, Liga, Copa de la Reina (también la Copa en Francia) y Supercopa.
La pívot murciana llega a Huelva con la intención de abrazar su quinta Copa de la Reina, que sería la undécima para su club, el Perfumerías Avenida, el más laureado. Y tanto ella como su equipo aparecen en un gran momento de forma. Gil ha estado especialmente inspirada en los últimos encuentros y el equipo salmantino lleva ocho victorias consecutivas en la Liga, además del pasar la primera prueba en los cuartos de final: (66-56) al Gernika. Este sábado espera el Casademont Zaragoza, vigente campeón. Al otro lado del cuadro está el Valencia Basket, que ha dado un salto de calidad desde que fichó en invierno a la ucraniana Alina Iagupova, dos veces MVP de la Euroliga. “Es una jugadora diferencial. Ahora mismo, en España, no hay otra jugadora que se le parezca. Por físico, porque te puede cambiar los partidos y porque es muy difícil de defender. Nosotras tenemos un camino, el Valencia otro y está claro que para el baloncesto sería muy bonita una final entre estos dos equipos, pero yo tengo claro que los dos que jueguen la final serán los que se lo merecen”.
Aunque a Laura Gil no le gusta correr tanto. El deporte le ha demostrado que las predicciones son billetes falsos y que lo más conveniente es pensar día a día: “Queremos ganar la Copa porque encima es una competición muy bonita, con un gran ambiente. Esta competición nos exige estar al nivel más alto durante tres días seguidos”.
El futuro, con la Copa, el desenlace de la Liga y, más al fondo, los Juegos de París, se despeja ante esta mujer de 31 años que hace dos, el 23 de febrero de 2022, vio como el cielo se oscurecía de golpe cuando se rompió el tendón de Aquiles de su pie izquierdo. Ese día, después de haber jugado ocho minutos en la cancha del IDK Euskotren, la vida le cambió sin previo aviso. “Fue muy duro y te planteas incluso si volverás a jugar. Hasta que no cumplí los tres meses, no podía dar más de diez pasos sin tener que pararme. Sabes que vas a volver a andar, está claro, pero es que encima tuve complicaciones en la operación, se infectó la herida y dolía más aún al caminar. Y en ese momento todo son miedos porque es una de las peores lesiones que puedes tener, y te da miedo hasta pensar en quién va a bajar al perro”.
Como si supieran que están hablando de él, Wonder, el pastor alemán negro de la jugadora del Perfumerías Salamanca, comienza a ladrar porque los gatos del vecino invaden su jardín. Laura Gil explica por teléfono que el perro se lo regalaron entre los Juegos de Tokio y la rotura del tendón de Aquiles. Dos momentos traumáticos en mitad de un camino lleno de flores. La pívot tuvo una mala actuación en los cuartos de final contra Francia y al acabar el partido, con España eliminada, cogió el teléfono, abrió su cuenta de Twitter y chocó contra una ola de insultos y críticas muy crueles. La jugadora española, antes de cerrar sus redes, escribió un comentario: “Todo el mundo tiene derecho a opinar, pero no todas las opiniones son respetables”.
Ahora, con la perspectiva que da el tiempo, aquel trauma está superado, aunque sigue con las notificaciones desactivadas… Un escudo para su alma. “Ahora ya está más que pasado. Es verdad que allí (en los Juegos de Tokio) estás en una burbuja y encima fue un verano muy duro porque habíamos caído en el Europeo en Valencia. No nos clasificamos ni para el Mundial. Vamos, que a esos Juegos ya llegamos con una mochila. Entonces nos ganó Francia y no fue mi mejor partido, la verdad, pero ahora veo que no deja de ser de un deporte de equipo y que la responsabilidad fue de todas. A unos nos gusta la tortilla de patata con cebolla y a otros sin, pero no por eso hay que insultar al que no le gusta. Ahí vi que estamos muy expuestos en las redes sociales: todo el mundo tiene voz para opinar, pero no siempre lo hacen desde el respeto”.
Laura Gil empatizó con María Vicente cuando la joven atleta se rompió el tendón de Aquiles, corriendo hacia el listón del salto de altura, en el pasado Mundial de Glasgow, el primer día de marzo. “En su caso es más duro todavía porque practica el atletismo, que es un deporte individual, y que vive su gran momento cada cuatro años, en los Juegos Olímpicos. Por eso me sabe fatal por ella, pero María es una campeona y lo va a conseguir. Aunque, eso sí, le esperan unos primeros meses muy duros”.
La lesión de la jugadora de baloncesto tuvo otro punto de dolor. La rotura llegó a unos meses de que expirara su contrato. Ella esperó un gesto solidario de su club, el Valencia Basket, pero no renovaron su compromiso y se quedó sin equipo. “Ellos tienen su opinión y yo la mía. Ya no estoy dolida, pero fueron momentos muy complicados y te ves muy sola. No hubo una conversación entre el club y yo. Pero, bueno, eso me permitió irme a Francia -fichó por el Landes- y ganar una Copa en París. Y con eso me quedo, con que volví a lo grande”.
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