El Madrid honra a Pablo Laso
El conjunto blanco impone su estilo arrollador ante el Bayern Múnich en el homenaje a su legendario exentrenador: 88-73
“Vuelve a casa la persona que nos enseñó a ganar y que creó nuestro estilo de baloncesto”. Sergio Llull anticipaba así el homenaje que el Palacio de los Deportes tenía reservado a Pablo Laso, el legendario entrenador que amasó 22 títulos en 11 temporadas y que batió los récords de partidos dirigidos (860) y victorias (659) en el Real Madrid, de vuelta al hogar al frente del Bayern Múnich. Y sí, Pablo Laso les enseñó a ganar, a Llull, a Rudy, a Sergio Rodr...
“Vuelve a casa la persona que nos enseñó a ganar y que creó nuestro estilo de baloncesto”. Sergio Llull anticipaba así el homenaje que el Palacio de los Deportes tenía reservado a Pablo Laso, el legendario entrenador que amasó 22 títulos en 11 temporadas y que batió los récords de partidos dirigidos (860) y victorias (659) en el Real Madrid, de vuelta al hogar al frente del Bayern Múnich. Y sí, Pablo Laso les enseñó a ganar, a Llull, a Rudy, a Sergio Rodríguez, a Tavares, y de qué manera. Hubo un larguísimo aplauso al técnico en un WiZink puesto en pie, pancartas de agradecimiento, abrazos y lágrimas de emoción. Hasta que comenzó a botar el balón y entonces el Madrid exhibió esa fiereza competitivo, su eterna hambre de gloria, para festejar su 13ª victoria en la Euroliga. Y luego, otra vez el cariño hacia el protagonista.
El primer balón del partido lo palmeó Tavares y cayó en manos de Campazzo. Conectaba el dúo mágico del Madrid. El pívot caboverdiano también fue el encargado de abrir el marcador en sus dominios, allí donde esta vez aparecía otro coloso como Serge Ibaka. El congoleño nacionalizado español taponó a Musa en una exhibición de muelles, pero el Bayern encajaba un golpe tras otro: 8-0 de arranque con cuatro anotadores diferentes. Poco importaba que Laso hubiera forjado a muchos de los jugadores que tenía enfrente. Los entrenó demasiado bien para convertirlos en máquinas de ganar. Sin piedad ante su padre deportivo.
Casi cuatro minutos tardó el Bayern en probar una canasta, un triple de Bonga. Se refugiaba el equipo alemán en los balones exteriores y por ahí emergió Bolmaro con otro bingo. Ibaka lucía imponente para encadenar tres tapones y hundir de nuevo a Musa, y el choque se emparejó (10-10). Una vuelta de tuerca en defensa aupó al conjunto de Múnich antes de la primera pausa (19-23). Sabía Laso que debía contener la energía de sus antiguos muchachos en el inicio del choque y lo consiguió.
El Madrid se encontraba ante una extrañeza. En el banquillo rival se movía alguien que conocía sus secretos. Chus Mateo echó mano de su amplio abanico de recursos: Sergio Rodríguez, Llull, Hezonja, Deck y Poirier compusieron un cuadro nuevo para los blancos. El Bayern seguía rápido de manos para protegerse y afilado en el aro rival. El Madrid respiraba gracias al rebote ofensivo y a las segundas opciones (29-29). Regresó Campazzo tras los buenos momentos del Chacho y también acudió Rudy para elevar la fiebre en el cuarto trasero. No era una noche de coser y cantar para el Madrid, sino de picar piedra y crecer punto a punto. Poirier lideró esa crecida en las dos mitades de la pista. El francés es un relevo de lujo de Tavares. Ibaka aceptó el reto y mantuvo al Bayern en la pugna, y Llull dio el último estirón antes del descanso (42-37).
El pillo Campazzo agitó la varita con una par de penetraciones, Hezonja encendió la luz desde el triple y el Madrid atrapó por primera vez un pequeño colchón (51-41). El base argentino es un factor diferencial. El Bayern sobrevivía con el músculo de Ibaka y el acierto de Bonga y Booker, aunque ya sufría mucho más para fabricarse oportunidades y contener a los tiradores blancos. Laso mandó parar y reordenó el mecano. Le sirvió al Bayern para sumar un 0-8 y apretar otra vez la cita (57-53; 63-57 al final del tercer cuarto).
El picorcito anotador del Chacho, un robo de Rudy y una carrera de Llull impulsaron al Madrid. Los tres tenores hacían buenas las enseñanzas de su antiguo maestro. Poirier coronaba el nuevo acelerón (72-59). El Bayern dio entonces la sensación de bajar ligeramente los brazos después de tanto asalto. Y los blancos no perdonan ni un segundo de relajación. La bronca de Pablo Laso, esta vez en el banquillo visitante, resonó en el Palacio. Pero el partido ya era del Madrid tras ampliarse el parcial hasta el 14-0. El finiquito al duelo lo escribió Llull. Quién si no. Ya lo había dicho el capitán. Pablo Laso les enseñó a ganar. Y muy bien.
REAL MADRID, 88; BAYERN MÚNICH, 73
Real Madrid: Campazzo (11), Causeur (6), Musa (4), Ndiaye (0), Tavares (8) —equipo titular—; Sergio Rodríguez (11), Llull (16), Rudy (011), Hezonja (10), Deck (7) y Poirier (11).
Bayern Múnich: Edwards (11), Bolmaro (6), Bonga (15), Ibaka (6), Booker (14) —equipo titular—; Weiler-Babb (6), Francisco (11), Giffey (0), Radoncic (0) y Brankovic (4).
Parciales: 19-23, 23-14, 21-20 y 21-15.
Árbitros: Nedovic, Kardum y Peer. Eliminaron a Booker.
WiZink Center: unos 7.000 espectadores. 14ª jornada de la Euroliga.
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