Ancelotti da la voz de alarma

El técnico se muestra cauto frente al fervor de sus futbolistas tras la victoria del Bernabéu

Ancelotti y Cristiano durante el entrenamiento del lunes.afp

Los últimos días en Valdebebas estuvieron precedidos de un alegre optimismo. Cristiano, Ramos, Modric y Pepe fueron los impulsores del entusiasmo. En el vestuario del Madrid apenas nadie habló del partido contra Osasuna y fueron mayoría los que evaluaron la semifinal contra el Bayern con tono triunfalista. Salvo Alonso, que se muestra más prudente, en sus conversaciones los jugadores concluyen que no solo van a alcanzar la final de Lisboa sino que lo harán ganando en Múnich por primera vez en la historia. Creen que el equipo alemán no es tan peligroso como aparentaba, que sufre el desgaste de ...

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Los últimos días en Valdebebas estuvieron precedidos de un alegre optimismo. Cristiano, Ramos, Modric y Pepe fueron los impulsores del entusiasmo. En el vestuario del Madrid apenas nadie habló del partido contra Osasuna y fueron mayoría los que evaluaron la semifinal contra el Bayern con tono triunfalista. Salvo Alonso, que se muestra más prudente, en sus conversaciones los jugadores concluyen que no solo van a alcanzar la final de Lisboa sino que lo harán ganando en Múnich por primera vez en la historia. Creen que el equipo alemán no es tan peligroso como aparentaba, que sufre el desgaste de tantos años en la cima, y que en el Bernabéu se le vieron las costuras.

Frente al repentino fervor de sus futbolistas, tan aprensivos hasta el partido de ida, el entrenador, Carlo Ancelotti, se muestra más sereno que nunca. El técnico observa con inquietud los aires de suficiencia de su plantilla cada vez que se consiguen buenos resultados. Inmediatamente, se siente extrañado. Reflexiona que el principal aval del fútbol italiano es la mentalidad. Al futbolista italiano, dice Ancelotti, los buenos resultados le generan un estado de alerta, de tensión, de predisposición al sufrimiento. Al jugador español, en cambio, los buenos resultados le dan tranquilidad y confianza. Esto pasa en el Madrid y cree que, si no lo remedia con una buena charla, puede resultar fatal contra el Bayern.

El entrenador avisa sobre los problemas para defender el típico juego físico alemán

La algarabía que desencadenó en el club el 1-0 de la ida contrastó con la sobriedad de Ancelotti. Preguntado por los empleados, el entrenador replicó que, en su opinión, el Madrid no tenía tantas posibilidades. La noticia del pesimismo del entrenador llegó a la directiva. Ancelotti argumentó que el Bayern en la vuelta cambiaría de registro y abandonaría sus intentos académicos de penetrar por los pasillos interiores para emplear más las bandas, alcanzar la línea de fondo, y buscar centros y segundas jugadas. Por este camino, avanzó, el Bayern lograría entre 30 y 40 ocasiones de gol difícilmente defendibles. El italiano piensa que, con la excepción de Ramos y Pepe, entre los titulares habituales del Madrid no hay jugadores cualificados para defender con solvencia el típico juego físico alemán. En busca de soluciones, Ancelotti barajó la idea de formar un 4-4-2 con Di María, Alonso, Casemiro y Modric en el medio campo, con Benzema y Cristiano en ataque. Este era su planteamiento ideal. Pero la teoría contrastó con la práctica. Fuentes del club aseguran que el técnico recibió órdenes de la directiva indicándole que Bale no podía volver a quedarse en el banquillo. Hubo mensajeros del presidente, Florentino Pérez, que le trasladaron esta indicación señalando una prioridad estratégica.

Ancelotti considera que Guardiola maneja dos patrones para llegar al gol. Con centros desde la línea de fondo para el remate de Mandzukic y triangulando por el medio con Götze como variante en el mediocampo respecto a la ida. Ancelotti dice que la defensa del juego interior se puede mecanizar ensayando sobre el campo los ajustes entre sus centrocampistas y sus centrales. Esto ha hecho el Madrid en los últimos días. Pero el entrenador asegura que para defender el segundo patrón ofensivo del Bayern el trabajo de campo no es suficiente. No se puede entrenar la defensa de los centros desde la línea de fondo: depende de la tensión de todos los jugadores y, sobre todo, de la capacidad de los centrales. Contra el fútbol directo, Ancelotti dice que no basta la sincronización de los defensores en el área tanto como la concentración de todo el equipo.

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