“No es tan fácil meter medio giro más”

Botella acaba sexto en la final de salto por la menor dificultad de sus dos ejercicios

lsaac Botella, durante la finalFELIPE TRUEBA (EFE)

“Voy a intentar hacer lo que me dice Gervi: tener la cabeza fría, no pensar. Pero yo soy de cabeza caliente…”, decía hace unos días Isaac Botella sobre la final de salto, la única de especialistas para la que se había clasificado un gimnasta español en estos Juegos. Gervi es Gervasio Deferr, un talento puro cristalizado en tres medallas olímpicas, dos de ellas en salto, y también su antiguo compañero de equipo. Botella ha cumplido con el consejo y aunque la cara delataba que el hormigueo iba por dentro ha sido capaz de real...

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“Voy a intentar hacer lo que me dice Gervi: tener la cabeza fría, no pensar. Pero yo soy de cabeza caliente…”, decía hace unos días Isaac Botella sobre la final de salto, la única de especialistas para la que se había clasificado un gimnasta español en estos Juegos. Gervi es Gervasio Deferr, un talento puro cristalizado en tres medallas olímpicas, dos de ellas en salto, y también su antiguo compañero de equipo. Botella ha cumplido con el consejo y aunque la cara delataba que el hormigueo iba por dentro ha sido capaz de realizar bien sus dos intentos, aunque solo le ha servido para acabar en sexta posición.

Botella sabía que las medallas estaban muy lejos. Aunque ejecuta bien sus dos saltos –hoy ha necesitado un paso en cada uno para estabilizarse- su nota de partida es sensiblemente inferior a la de sus rivales. El tsukahara con doble giro y medio y la paloma mortal con doble giro valen 6,6 puntos, lo que le deja al menos con cuatro décimas menos de partida. Todos los finalistas tuvieron al menos un salto de 7,00 y el ganador, el coreano, Yang Hak-seon, realizó uno valorado por el código en unos increíbles 7,4 puntos.

“No es tan fácil meter medio giro más. En los entrenamientos lo he probado alguna vez hacer saltos con 7 de dificultad, pero es muy complicado”, reconoció tras la competición. Por eso Botella prefiere agarrarse a esos dos saltos que ya le llevaron a la final de Pekín, aunque entonces fue octavo. “Estoy feliz como una perdiz. Salí solo a competir porque la medalla estaba muy difícil”.

Botella sabía que las medallas estaban muy lejos

El alicantino se despidió del North Greenwich Arena mostrando a la cámara una pancarta en recuerdo de su abuelo, fallecido este año. Retirado Deferr y mientras acaba de madurar Fabián González, el alicantino, de 28 años, se ha convertido en líder involuntario de un equipo que soñó con su primera final olímpica y se quedó a un suspiro, y que mira ya a los Juegos de Río.

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