“Volvería a hacer lo mismo un millón de veces”

Pablo Carriles, el juez español de gimnasia, sigue convencido de que Japón no merecía la plata por equipos

Los entrenadores japoneses reclaman la nota de Uchimura.Julie Jacobson (AP)

Pablo Carriles es el juez español de la gimnasia masculina en Londres 2012. El lunes se vio envuelto en la primera gran polémica de este deporte en los Juegos, cuando la nota que dio al japonés Uchimura en potro con arcos fue protestada y luego corregida al alza. No era una nota cualquiera, era la última de la final y decidía las medallas. Japón, que se veía fuera, acabó de plata, Gran Bretaña descendió al bronce y Ucrania se quedó sin premio. Este es el relato de lo que sucedió contado por uno de sus protagonistas.

“El problema fue en la salida. Uchimura llegaba fundido e hizo un movim...

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Pablo Carriles es el juez español de la gimnasia masculina en Londres 2012. El lunes se vio envuelto en la primera gran polémica de este deporte en los Juegos, cuando la nota que dio al japonés Uchimura en potro con arcos fue protestada y luego corregida al alza. No era una nota cualquiera, era la última de la final y decidía las medallas. Japón, que se veía fuera, acabó de plata, Gran Bretaña descendió al bronce y Ucrania se quedó sin premio. Este es el relato de lo que sucedió contado por uno de sus protagonistas.

“El problema fue en la salida. Uchimura llegaba fundido e hizo un movimiento extraño. Tocó las tres partes del caballo, pero nuestra duda era si pasó por la vertical, otro requisito, y aterrizó en posición incorrecta”, recordaba Carriles ayer, un día después del escándalo. “Yo miré a Takeuchi [el otro juez encargado de valorar la dificultad en arcos, japonés por más señas] y él me dijo: No dismount [Salida no válida]”. Estuvieron de acuerdo. “Lo contrario hubiera sido un escándalo. El gesto de Takeuchi dice mucho de su honorabilidad”.

La consecuencia fue que no otorgaron esas 0,9 décimas de la salida que tanto necesitaban los japoneses. La nota final, la dificultad decidida por Carriles y Takeuchi sumada a la de ejecución de sus cinco compañeros, fue de 13,466.

El gesto de Takeuchi dice mucho de su honorabilidad”

“Sigo convencido de que hicimos lo correcto”, continúa el juez español; “si viera un millón de veces esa salida, un millón de veces pensaría que no vale”. Y la enseña en el móvil. E intenta parar el movimiento una y otra vez en el momento en que el japonés, campeón del mundo en las tres últimas ediciones, hace supuestamente el pino. Imposible.

Los japoneses apelaron y, más de un cuarto de hora después, la nota fue subida siete décimas hasta los 14,166 puntos de plata. “Ni siquiera nos dejaron ver el vídeo”, se queja el español; “y ellos tuvieron que verlo seis o siete veces para tomar la decisión”. El tribunal de apelación no está compuesto por jueces expertos como Carriles sino por directivos de la Federación Internacional, por lo que es más permeable a las presiones políticas. Y Japón es alguien en la gimnasia. Lo del vídeo es otra cuestión. Desde que se puso en marcha el sistema Ircos, los jueces podían resolver sus dudas inmediatas en la pantalla, como hicieron en Atenas 2004 con el suelo de la americana Bhardwaj, pero desde el año pasado es coto exclusivo de los jueces de apelación.

Este es un deporte que tiene una parte subjetiva, como la tiene el fútbol y cualquier otro que no dependa de un cronómetr"

Carriles, que hoy volverá a sentarse en el tribunal de arcos para la final individual, está tranquilo, sabe que su labor es cuestión de apreciación no una ciencia exacta. “Este es un deporte que tiene una parte subjetiva, como la tiene el fútbol y cualquier otro que no dependa de un cronómetro. Pero, claro, no es lo mismo cometer un error al pitar una falta en el medio del campo que un penalti decisivo en el último minuto. Pues esto es lo mismo. En gimnasia hay situaciones iguales a esta en todos los campeonatos, pero si es con un belga que acaba el 58 no pasa nada, probablemente ni se presenta reclamación. Pero cuando se deciden las medallas…”.

El español sabrá hoy si recibe algún castigo por su error. Está tranquilo. No está en esto por dinero –los jueces de la gimnasia reciben dietas durante su estancia en Londres y tienen el viaje y el hotel pagado, pero no cobran por su labor- sino por su amor a un deporte que practicó de niño. “Cuando Takeuchi y yo salimos del estadio después de la final, un grupo de jueces se puso en pie y nos aplaudió. Fue emocionante. Me quedo con eso. Con el respeto de mis colegas”, se despide.

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