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EL PAÍS que hacemos
Por Equipo de Comunicación

Nataly Sanoja, creadora de pasatiempos en EL PAÍS: “Dudo mucho que la inteligencia artificial pueda aportar el toque humano de un crucigrama”

La experta es una de las encargadas de acercar el juego a miles de lectores cada día y se dedica en exclusiva a su pasión

¿Quién está detrás de los crucigramas? ¿Se puede vivir de hacer pasatiempos? Estos fueron los interrogantes que pasaron por la cabeza de Nataly Sanoja (San Antonio de los Altos, Venezuela, 44 años) cuando en 2010 su madre le contó que un amigo buscaba a alguien para hacer juegos en un periódico local. Su pasión por los pasatiempos venía de mucho más atrás; recuerda con especial cariño los ratos que pasaba con su madre de pequeña tratando de resolver juntas las cuadrículas, también las partidas de Scrabble con su abuelo. Con aquella oferta de trabajo local, cuando tenía 29 años, comenzó a publicar sus propios crucigramas y hoy puede contar que se dedica exclusivamente a su pasión: “Perdí la cabeza por el oficio y dije: a esto me voy a dedicar el resto de mi vida”.

Según cuenta, su gran oportunidad llegó en 2021, cuando EL PAÍS le propuso que mostrara su talento a miles de jugadores en la web del periódico. Desde entonces es una de las creadoras de EL PAÍS que cada día ofrece un desafío a los lectores que no quieren perderse su cita con el rompecabezas. De lunes a domingo diseña el crucigrama experto, el mini y el autodefinido; todos con una dinámica similar y a los que cualquier usuario puede jugar desde la web de EL PAÍS.

Los hace a diario desde su casa en Valencia, donde reside desde hace 10 años. Estos días se afana en tematizar sus juegos en el ambiente festivo de estas fechas. Estas Navidades, los pasatiempos de EL PAÍS y sus crucigramas se dedican a la festividad, con temáticas, soluciones y diseños navideños.

No es tarea sencilla la del crucigramista, comenta por videollamada Sanoja desde su estudio. Cada propuesta es diferente a la anterior y lleva su proceso. Ella tiene su ritual: se levanta siempre a las 5.30 de la mañana. Es su “momento alfa”, cuando mejor rinde. Cuenta que pasa el día trabajando e investigando y dedica de cuatro a cinco horas a completar un solo crucigrama.

La magia surge sobre una grilla — la típica cuadrícula — de 15x15. Para la experta, el desarrollo de un crucigrama es un trabajo artesanal y cuidadoso. Dependiendo de las letras que conformen las palabras, se escoge dónde situar los cuadritos negros, aquellos en los que no se puede escribir, siguiendo siempre una simetría e incluso formando siluetas. A continuación se introducen las palabras y posteriormente las definiciones. Las extrae de bases de datos: “Tenemos por lo menos unas 40.000 palabras registradas con un proceso muy profundo de investigación detrás. Lleva muchísimo trabajo”.

Estar bien informado y atento a las últimas tendencias es también tarea del crucigramista. Sanoja se centra en lo más relevante, en la importancia de un evento o de una persona concreta. “El crucigrama es una especie de mapa comprimido de la cultura general”, comenta. “Solo se incluye lo más top”. Lo importante de este juego es que todos puedan participar, que cuando lo hagan una abuela y su nieto juntos sean capaces de ayudarse, sin brecha generacional.

Pero Sanoja no se lo pone tan fácil a los jugadores, le gusta que piensen. Sus pistas favoritas son las crípticas, que consisten en descripciones que no son tan claras a primera vista y que implican un análisis más profundo. Por ejemplo, dice la autora, y escribe: “Al principio era agradable, luego vio que era una ofensa (7 letras): AGRAVIO. Al principio + era agradable = indicador de posición + juego (AGRA). Luego + vio = indicador + (VIO) . Que era una ofensa = definición directa”.

Como en muchos otros sectores, la inteligencia artificial ha entrado en juego en este oficio. “Es una ayuda increíble a la hora de hacer las investigaciones y de buscar la información”, explica. Pero, a pesar del crecimiento de esta herramienta, no cree que su profesión esté en peligro. “Dudo mucho que la inteligencia artificial pueda aportar el toque humano de un crucigrama”.

Más allá del mero entretenimiento, los pasatiempos también constituyen un beneficio para la mente. Un estudio de la Universidad de Columbia de 2022 para conocer si podrían ayudar a frenar el deterioro cognitivo demostró que hacer estos pasatiempos mejora más la cognición que algunos juegos específicamente creados para entrenar la mente, especialmente en quienes presentan un mayor deterioro. Al exigir un pensamiento complejo, activan varias áreas cerebrales y, junto con el ejercicio físico y un buen estilo de vida, ayudan a mantener la mente activa.

También en su tiempo libre

Sanoja vive por y para los pasatiempos. Tal es su pasión por el oficio que aprovecha sus ratos libres para formar a aficionados y a posibles nuevos creadores. Utiliza Discord, una conocida plataforma de comunicación en línea en la que ofrece dos espacios: uno para que los jugadores, a los que ella denomina jugadores beta, puedan probar sus crucigramas, y otro formativo, para los que desean desarrollar sus capacidades.

También es una persona muy activa en redes sociales, sobre todo en X. Valora lo que le comentan sus aficionados y trata de establecer una “comunidad respetuosa y bonita”. “Son mi eje”, asegura. Tanto, que a veces se deja llevar y atiende peticiones personalizadas que acaban en EL PAÍS. Le pasó el mes pasado: una jugadora, Ana Julia, la retó a hacer un juego especial por el cumpleaños de su novio, Álvaro. Sanoja aceptó y juntas construyeron un crucigrama personalizado con 20 palabras referenciales: “Escuché su historia de amor y conecté”. El juego de ese día estuvo cargado de simbolismo. “Para los jugadores fue solo un crucigrama más, pero para Álvaro y Ana, su regalo de cumpleaños y otro pedacito de su historia de amor”, explicó a sus seguidores en X.

Dice Sanoja que no tiene pensado parar. Sabe bien que los crucigramas constituyen una parte representativa en el tiempo libre de muchos lectores, por lo que trata de estar a la altura. Con su entrega y esfuerzo ha conseguido dedicarse a su pasión y lograr hacerse su hueco en una profesión que se puede considerar atípica: “Es un trabajo espectacular, para mí es mi vida”.

Una audiencia fiel

En un entorno digital dominado por el consumo rápido y fugaz, los jugadores dedican un tiempo más pausado para la resolución de los crucigramas. Según las métricas internas de EL PAÍS, solo en el último año, el tiempo medio que emplea el jugador en resolver el crucigrama experto de EL PAÍS es de 19 minutos y 13 segundos. Es el pasatiempo digital del periódico que más tiempo seguido retiene a un usuario.

En 2025, el crucigrama experto de EL PAÍS ha alcanzado unos siete millones de juegos iniciados, con una media diaria de 19.000. De estos, alrededor de 4.600.000 se han terminado, lo que supone una tasa de finalización del 65%.

Si solo se multiplicaran los 365 crucigramas expertos que la autora Nataly Sanoja ha publicado en 2025 por los 19 minutos y 13 segundos que tarda de media un jugador en resolverlos, el resultado sería de 116 horas seguidas. O lo que es lo mismo: un usuario pasaría casi cinco días enteros sin parar jugando a sus crucigramas.

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