‘Con todo el tiempo del mundo’, el número de ‘TintaLibre’ de julio
La revista ha invitado para el especial de verano a 12 escritoras para que cuenten sus historias estivales verdaderas o fantaseadas
A qué quisieron dedicar su tiempo (o a qué lo dedicaron de veras) cuando se abría la sensación de disponer de él durante el verano juvenil, adolescente o en la madurez: eso es lo que hemos pedido a Leila Guerriero, Sara Barquinero Marta Peirano, Laura Ferrer, Isabel Coixet, Lucía Litjmaer, Cristina Morales, Paula Bonet, Raquel Peláez, Najat El Hachmi y Lydia Cacho, la recreación de ese instante tonto en el que las rutinas cambian por causas externas y todos sospechamos que estamos en las vísperas de la inminencia de algo grande, aunque acabe siendo apenas nada: el libro aplazado, la serie revisitada, el museo por ver en la propia ciudad con tiempo, la ruta íntima por el barrio o la comarca, revisitar la obra completa de un actor, una directora, un intérprete, un director de orquesta o un cantante, el regreso a la casa familiar o el deambular apacible por las cuatro esquinas de la propia casa. En este asunto, y por una vez, todo vale, incluida la fabulación embustera.
Pero hay más: Flavita Banana cuenta su pasión loca por el papa Francisco, Bergoglio, expuesta en texto y viñetas. No es la única emoción fuerte que reserva la segunda parte de este Tinta Libre: ahí está el fragmento del dietario inédito y radical y crudo del crítico y novelista Ponç Puigdevall, en traducción de Enric Sòria, como el paisaje del fascismo se incrementa en la colaboración de Máximo Pradera (a vueltas con la biografía de Rafael Sánchez Mazas y la letra del Cara al sol) y la de Juan Herrero Senés sobre cómic de guerra para niños. Casi como excrecencia imprevista de su último libro nos llega la colaboración de Edurne Portela y José Ovejero mientras Ramón Reboiras se enreda como él solo sabe hacerlo entre churras y merinas y a Maikol, es decir Miguel Sánchez-Romero, le estalla la cabeza jugando con las trampas de la Inteligencia Artificial.