Ir al contenido

Los 10 lugares favoritos de Javiera Díaz de Valdés: “El Teatro Nacional Chileno tiene mística, espíritu y fantasmas”

La actriz chilena defiende los placeres simples como caminar por la ciudad y hace gala de su gusto por la comida local

Fundación de Arquitectura Frágil. He ido una sola vez, pero me pareció preciosa. Es la casa y taller del arquitecto Smiljan Radic, donde tiene un espacio, sin ninguna presión, para hacer exposiciones. Está demasiado bien montado porque está la curatoría de Radic y toda la arquitectura de la zona del campus Lo Contador de la Universidad Católica. Es una linda experiencia, me parece un secreto bien guardado. Fui con mi amigo Matías Rivas, con quien caminamos mucho por la ciudad. Hay algo muy rico en hacer de turista de tu propio lugar. Tenemos el gusto en común de conversar mucho, de mirar y de caminar. Son cosas que parecen ser muy simples, pero son muy exquisitas. Como él es más grande que yo, me va contando lo que había en el pasado y vamos recordando o imaginando. (Alberto Risopatrón 2715).

Galería Drugstore. Iba desde muy chica. Más allá de la ropa americana en la calle Bandera [en Santiago centro], sentía que era el único lugar que tenía propuestas distintas de ropa. También era un lugar muy lleno de vida y lo que más me gusta es que ha seguido esa línea y se ha potenciado. Tiene muchas marcas de diseño local, de autor. De hecho, yo tengo productos de mi marca de skincare Libra metidos en dos tiendas. Le dan un espacio y una identidad a lo chileno, pero moderno. Además está el café para reunirse, las librerías que son increíbles. (Av. Providencia 2124).

Ana María Cocina. Ahí yo iba con Manuel harto a comer camarones de río, a tomar vinos ricos. Es comida muy chilena, tradicional y te atiende la familia. Me gusta el barrio del Club Hípico, con todas esas casas increíbles. Nosotros vivíamos en Ñuñoa, cerca de Avenida Grecia, y nos íbamos caminando hasta abajo. Una caminata por la ciudad hasta llegar ahí y comer. Y tomar. Y conversar, conversar, conversar. La vuelta era en taxi. No voy hace tiempo, porque he estado en mi cama, mi lugar favorito, juntando fuerzas porque viene un periodo de mucho trabajo. (Club Hípico 476)

Cora Bistró. Es un restaurante del chef Manuel Balmaceda, súper joven. Vivió en Francia, donde aprendió mucho, y es súper aplicado, creativo. Usa mucho lo endémico, el rescatar lo chileno y reinventar platos. Encuentras postres de lúcuma, que me encanta y que no se usa mucho, o pescados que salen de la reineta y el salmón, como pescados de roca, corvina. Tiene que ver con apreciar lo propio, destacarlo y usar bien el producto. De repente hace comidas en la calle porque queda en un pasaje. Tiene solo vinos naturales. Hace colaboraciones con otros chefs y une también el arte. Hay mucho tema colaborativo que me parece importante en estos tiempos, ya que es muy difícil sostener una marca. (Monseñor Félix Cabrera 14).

Taller de Matías Rivas. He ido muchas veces a su taller de lectura los martes. Puede ser online, pero la experiencia de estar ahí la encuentro exquisita. Consiste en leerse un libro a la semana, pero si no alcanzas no pasa nada. Es un espacio de placer, sin redes sociales. Es abstraerse y meterse en el mundo del autor. Matías, que es poeta y editor, tiene mucha información, entonces es muy entretenido porque cuenta sobre la vida del autor, el contexto, las relaciones que tenía. Cuando más lo disfruto es en enero donde hace cine y literatura. Por ejemplo, hay que leer Crónicas de motel de Sam Shepard y ver la película París, Texas. Es un regalo que puedes hacerle a alguien o a ti misma. Es un lugar como amoral, siento que la vida está tan polarizada, con verdades tan absolutas, y este lugar escapa de eso. (Nueva de Lyon 19).

Librería Alma Negra. Tiene un enfoque en el cine y eso me gusta mucho, con ediciones preciosas, muy bien cuidadas. Me parece súper romántico hacer librerías hoy en día. Está ubicada en un callejón muy bonito, con restaurantes, donde es rico ir a almorzar y después pasar por la librería, algo muy urbano. Tengo periodos de mucha lectura y otros de abandono total. Mi marido [Juan Manuel Vial, fallecido en 2021], que en paz descansa, era crítico literario, tenía muchos libros y leía y escribía todo el día. Yo escribo, pero sin ninguna razón. Escribo a mano, no tengo computadora. Tengo miles de cuadernos. Hay períodos en que escribo compulsivamente, probablemente porque estoy más ruidosa adentro, como una manera de alquimizar los estados, de conversar conmigo o con el muerto. (Nueva de Lyon 63).

Teatro Nacional Chileno. Es precioso ir a ver teatro ahí. Me tocó una vez actuar y es lo máximo: estás hablando con los fantasmas, lleno de rincones escondidos. Los baños y los camarines tienen una arquitectura antigua, con la forma de pensar de antes. Y están las mismas personas de toda la vida. Hice una obra en 2017 que se llamaba Comedia en Avenida Irarrázaval, dirigida por Camilo Carmona. Tiene mística, espíritu y fantasmas del teatro. Yo hablo con los muertos, hay que hacerlo en voz alta. También les escribo y he hablado con médiums, que es más concreto, porque cuando yo les hablo no veo que me respondan. Más bien les exijo su rol de ángel, que habiten el cargo y me ayuden, o les doy las gracias. (Morandé 25).

Galería D 21. El edificio es especialmente precioso. Tiene esa arquitectura de Providencia conservado, las escaleras, la entrada. Me han tocado exposiciones de Eugenio Dittborn, con él guiando el recorrido, de Federico Assler, también con él presente. Tiene una terraza increíble. Además, es una editorial de libros con varias joyitas de nombres nuevos y consagrados. Es rico que sea chica y no un museo. (Nueva de Lyon 19).

Pulpería Santa Elvira. Uno de los dueños, Javier Avilés, con su mujer y los niños, hicieron esta empresa familiar con mucho amor. También tienen la política de lo local, desde la cerveza que hace el vecino, hasta los ingredientes, con los que experimentan mucho. Es una casa muy chilena, con un parrón en el patio trasero, una cocina chiquita donde se puede ver a los cocineros. Queda en el barrio Matta Sur, que está súper abandonado de comercio, y me parece valiente hacer esta suerte de oasis ahí y no estar en los mismos lugares que ya dan un poco de lata [pereza]. Falta curiosidad por la ciudad. (Sta. Elvira 475).

Escuela de aeroyoga de Isidora Muñiz. Es un espacio donde caben ocho personas con estos columpios para hacer aeroyoga. Más allá del ejercicio, es exquisito todo lo que tiene que ver con jugar un poco e invertirse, y que la sangre vaya a la cabeza. Es como una meditación activa, muy calmante. Son solo mujeres y es una buena comunidad de alivio, que creo que es lo que uno siempre busca. Una vez hice una obra de teatro y fueron todas. Me tuve que salir porque me quebré el pie a comienzos de año. Ahora voy a grabar una película y volveré. (Vitacura).

Sobre la firma

Más información

Archivado En