Ignacio Briones, asesor económico de Evelyn Matthei: “Nos rebelamos ante el diagnóstico pesimista de que Chile se jodió”
El exministro de Hacienda, una de las figuras clave en el equipo de la candidata de la derecha tradicional, habla sobre las propuestas económicas que Kast intentó explicar en el debate: “Errores de esa magnitud revelan desconocimiento”, dice sobre el republicano
El exministro de Hacienda Ignacio Briones (Santiago, 52 años), asesor económico de Evelyn Matthei, candidata de la derecha tradicional, asegura que la suerte aún no está echada en la carrera presidencial chilena 2025. Está convencido de que Matthei se impondrá en la primera vuelta del 16 de noviembre, pese a que hoy figura por detrás de la militante del Partido Comunista (PC) Jeannette Jara, abanderada de las izquierdas y de la Democracia Cristiana, y de José Antonio Kast, líder de la derecha dura y fundador del Partido Republicano, formación afín a Vox.
Su optimismo descansa en la idea de que los chilenos volverán a optar por la moderación, como —sostiene— ya lo hicieron al rechazar dos propuestas de nueva Constitución en 2022 y 2023. Briones asegura que la única candidata que encarna ese centro político es Matthei, respaldada por la coalición Chile Vamos, Amarillos y Demócratas. “No por nada el eslogan de nuestra campaña, relanzada el 2 de septiembre, habla de un solo equipo. Basta con la lógica adversarial de los buenos contra los malos”, afirma en su oficina de la Universidad Adolfo Ibáñez, en la comuna de Peñalolén, rodeado de libros, fotografías y tazas de café.
Pregunta. ¿Qué le pareció el primer debate presidencial, donde Matthei tuvo un cruce con Kast al pedirle explicaciones sobre su propuesta de ajuste fiscal?
Respuesta. El candidato Kast no supo responder. Y, peor aún, cita mal al Consejo Fiscal Autónomo, con un error grueso que multiplica por cuatro veces lo que el CFA dijo, en su momento, de que se requería un ajuste de 6.000 millones de dólares, pero en cuatro años (2026-2029). Es decir, de 1.500 millones de dólares al año. El ajuste del candidato Kast es cuatro veces esa cifra. Uno quisiera pensar que es simplemente un error (para no pensar otra cosa), aunque errores de esa magnitud revelan desconocimiento de lo que se discute e incluso de su propia propuesta.
P. Matthei ha mostrado un incipiente repunte en las encuestas. ¿A qué lo atribuye?
R. La elección está completamente abierta, y apenas entramos en la campaña. Los eslóganes están bien para el precalentamiento, pero ahora necesitamos mostrar cómo se va a administrar. Los candidatos entrarán a la cancha con propuestas y la ciudadanía verá quién tiene las más realistas, pero sobre todo quién puede hacer que lleguen a puerto. También, un segundo factor, es que la candidata está siendo ella. Se soltó, sonríe, se sale de libreto, en el buen sentido. Está siendo la persona que los chilenos conocen por su gestión como ministra o alcaldesa. Por último, Matthei da transversalmente una señal de que esto sí se puede porque reconoce los problemas y la emergencia, pero con la claridad de saber que Chile tiene una oportunidad extraordinaria de volver a levantarse.
P. ¿Qué cree que sucederá en la primera vuelta?
R. Estamos convencidos de que ganará Matthei, no Kast, y es difícil que dos candidatos de derecha pasen [al balotaje]. Jara tiene un piso alto, que es el del Gobierno, pero un techo bien bajo. Ella tiene cero posibilidades de ser electa presidenta de Chile, en parte, por lo que representa el comunismo, su inconsistencia, y porque los dos clivajes fundamentales de esta elección, la seguridad y la economía, no le resultan creíbles al Partido Comunista, a la izquierda más dura.
P. ¿No es cuesta arriba alcanzar a Kast?
R. No, para nada. Remontémonos a la elección de 2021, donde el candidato que iba arriba [Sebastián Sichel], de Chile Vamos, terminó cediéndole su puesto en la segunda ronda al que iba muy abajo, con un 8%, José Antonio Kast.
P. Matthei, en su relanzamiento de campaña, convocó al electorado del 4 de septiembre de 2022, que rechazó una propuesta constitucional, a que la acompañara en su campaña. ¿Están apostando a este grupo para llegar a La Moneda?
R. Indudable hay un electorado chileno inteligente y sensato, que no quiere experimentos, refundaciones, extremos ni maximalismo. Y ese fue el 62%, que incluyó a muchas personas de sensibilidad centroizquierda [que rechazó la primera propuesta constitucional]. Nosotros apelamos a la sensatez de los chilenos que quieren cambios importantes -sabemos que hay problemas-, pero de la mano de alguien que sea capaz de ejecutarlos.
P. Un reportaje de Chilevisión denunció una red de bots dedicados a atacar a candidatos presidenciales. ¿Hay guerra sucia en esta campaña?
R. Matthei lo denunció [en julio], porque le tocó. Pero no ha sido la única. Y esto es algo que todos los sectores políticos deberían condenar con fuerza, porque avalar estas prácticas va debilitando la democracia.
P. ¿Vienen de Kast?
R. No tengo idea. Pero hemos visto en la reciente elección argentina, según los analistas, que parte del fracaso que tuvo el Gobierno de Javier Milei tiene que ver con la exacerbación de esta lógica adversaria amigo-enemigo. Nada bueno puede salir de ahí.
P. Matthei es de la derecha liberal, supuestamente. ¿En qué se le nota?
R. Ella tiene varios elementos liberales. Tiene una valoración fundamental de la libertad, del ser humano, de que uno es el mejor juez de sus decisiones, de que es fundamental valorar la construcción de los proyectos vitales diversos a cada uno de nosotros, pero al mismo tiempo es partidaria de la libertad económica, con mucha fuerza, y de la iniciativa individual del emprendimiento. Destaca, además, su vocación social en pos de una cancha de oportunidades compatible con esa libertad y construcción de proyectos de vidas autonomos.
“El voluntarismo no funciona para el crecimiento”
P. ¿Cuál es la receta para salir del estancamiento económico?
R. No hay una sola bala de plata. El voluntarismo no funciona para el crecimiento. Tenemos un problema estructural de crecimiento, y necesitamos reformas estructurales. Chile fue admirado por reformas que le permitieron dar el salto. Podemos y debemos volver a hacerlo, pero eso exige trabajo duro, un plan de acción serio, y rigor; también elementos de gestión. Un segundo aspecto es la gobernabilidad. Esta elección se trata de qué candidato es capaz de ofrecer gobernabilidad; es decir, de quién tiene la capacidad de dialogar, convocar y aunar votos para sacar reformas adelante.
P. ¿Son voluntaristas los programas económicos de Jara y Kast?
R. En algunos programas hay bastante voluntarismo. Se caracterizan por adjetivos: “Aquí con carácter”, “sin complejos”, “con los pantalones bien puestos”. Eso es insuficiente para crecer.
P. ¿Cómo evalúa al Gobierno de Gabriel Boric en términos económicos?
R. Tengo una mirada con dos ángulos. El Ministerio de Hacienda tuvo una labor de contención importante, sobre todo al principio, cuando hubo un primer proceso constituyente, en el que el Gobierno estaba completamente jugado. El ahora exministro Mario Marcel mantuvo la billetera fiscal contenida, a raya. Él aplicó celosamente el ajuste fiscal aprobado durante el segundo mandato de Piñera para el Presupuesto de Chile de 2022, y retiró todos los estímulos extraordinarios [implementados durante la pandemia]. Pero la parte agraz está en que, en lo sucesivo, las metas fiscales se han incumplido fuertemente, con desviaciones importantes. El problema está en que se pierde credibilidad, hemos ido perdiendo el anclaje fiscal.
P. ¿Qué harán diferente?
R. Tenemos un plan robusto, que reconoce ventajas y oportunidades extraordinarias; por ejemplo, en nuestros recursos naturales. Hay que anclar un péndulo que hoy está en un buen momento porque, como no veíamos hace mucho, hay mayor consenso en la importancia del crecimiento, la necesidad de abordar la permisología o complejidad regulatoria, bajar la carga tributaria de las empresas para incentivar la inversión, de hacer una reforma en el empleo público, más adaptabilidad en el mercado laboral. Pero ese péndulo se puede volver mover. Entonces, de lo que se trata es de anclar ese péndulo a través de reglas, que debemos discutir en el Congreso. Tenemos una visión optimista. Nos rebelamos ante el diagnóstico pesimista de que Chile se jodió.
P. ¿Qué tanto ha pesado la falta de acuerdos políticos para impulsar el crecimiento?
R. Ha pesado muchísimo. En la Comisión Marfán identificamos como una de las principales medidas procrecimiento un cambio a las reglas de nuestro sistema político, en el que tenemos una creciente fragmentación. Hay muchos actores en el Congreso, lo que significa una mayor dificultad para llegar a acuerdos. En los distintos gobiernos se ha producido un problema de gobernabilidad, al no poder desplegar la agenda por los que fueron electos. Matthei también está proponiendo una reforma al sistema político en línea con el acuerdo transversal en la Comisión Experta del segundo proceso constituyente, lo que lamentablemente fue tirado a la basura por el maximalismo del sector que encabezó ese proceso. Eso es fundamental, tiene que hacerse al principio, una vez ocurran las elecciones.
P. ¿Será lo primero que harán de ganar?
R. No, inmediatamente enviaremos una ley corta –no queremos una mega reforma tributaria– que rebaje el impuesto corporativo al nivel OCDE (23%), proponga invariabilidad tributaria y volver a integrar el sistema en aras de la simplificación. Por supuesto, hay otras reformas legales clave, por ejemplo en materia de permisos o empleo público.
P. ¿Y qué otra prioridad hay en otras áreas, como la política?
R. En un plano distinto, pero fundamental, queremos retomar los cambios a los incentivos del sistema electoral y del sistema político que son clave para facilitar los acuerdos para las reformas que Chile necesita. En el intertanto, en el próximo Gobierno enfrentaremos un Congreso más difícil, y, en consecuencia, el punto central es este: ello redobla la importancia de quien sea capaz de convocar y generar buenos acuerdos para dar gobernabilidad y sacar reformas adelante.
P. La reforma de pensiones es uno de los principales legados que dejará el Gobierno de Boric y una bandera enarbolada por Jara. ¿Qué opina?
R. Hay quienes hacen esa crítica: “No, pero entonces le dejaron a este Gobierno y a la candidata Jara esto”. Esa es la mala política. Eso es supeditar los intereses de Chile y de lo que es una buena reforma a los intereses netamente de corto plazo y electorales, que le conviene simplemente a los intermediarios políticos. Hay que pensar en Chile, no en los intermediarios políticos, no en los partidos, no en los diputados o candidatos de tal o cual sector. Esta es una reforma que –emplazo a que alguien me diga que no– legitimó y expandió la capitalización de la administración privada, el ahorro y subió las pensiones. Es lo que aplaudió José Piñera. Entonces, hay unos más papistas que el Papa que siguen encontrando todo malo.
P. Tras el cambio del programa económico de la candidata comunista Jeannette Jara, usted escribió en X que Milton Friedman estaría feliz con ella. ¿Lo considera neoliberal?
R. Por supuesto que no. Ella es comunista y el problema principal de la candidata Jara es la credibilidad de sus propuestas que son, en muchos aspectos, un cambio en 180 grados respecto del programa presentado en las primarias [del oficialismo]. Respecto a su pregunta, yo aludía irónicamente al giro desde proponer un salario mínimo de $750.000 (alza de casi 50% respecto al actual), que es una receta para generar desempleo dado que ese salario no lo paga el Estado, sino las Pymes, a pasar a proponer ahora una transferencia directa del Estado para complementar los bajos ingresos hasta llevarlos a $750.000. La idea de las transferencias directas es de Friedman, y no deja de ser paradójico que una candidata comunista la retome. Aunque lo hace mal y con un severo problema de diseño que genera desincentivos a aumentar rentas autónomas.