Unos 50 encapuchados salen de un histórico liceo del centro de Santiago de Chile y queman dos autobuses

En los alrededores del Liceo de Aplicación, que alguna vez que un colegio de excelencia, los delincuentes lanzan fuegos artificiales

Un autobús arde en llamas a las afueras del Liceo de Aplicación, en Santiago, este jueves, en una imagen compartida en redes sociales.

Un grupo de unos 50 encapuchados ha salido pasadas las ocho de la mañana de este jueves del Liceo de Aplicación de Santiago, uno de los establecimientos públicos más emblemáticos de Santiago de Chile, a delinquir. En pleno centro de la capital, se dividieron en dos grupos: el primero detuvo un autobús fuera del liceo de calle Ricardo Cumming, amenazó con un arma al chófer, obligó a los pasajeros a bajarse, roció líquido a...

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Un grupo de unos 50 encapuchados ha salido pasadas las ocho de la mañana de este jueves del Liceo de Aplicación de Santiago, uno de los establecimientos públicos más emblemáticos de Santiago de Chile, a delinquir. En pleno centro de la capital, se dividieron en dos grupos: el primero detuvo un autobús fuera del liceo de calle Ricardo Cumming, amenazó con un arma al chófer, obligó a los pasajeros a bajarse, roció líquido acelerante y le prendió fuego. El segundo se trasladó hasta Cumming con la Alameda, la principal avenida de la capital chilena, y replicó la operación en un segundo autobús. Según testigos, hicieron explotar fuegos artificiales a primera hora de la mañana en una zona muy concurrida.

El coronel Pedro Díaz ha descrito el ataque como una acción planificada. Agentes de Carabineros, con permiso de la alcaldía de Santiago, ingresaron al Liceo de Aplicación para buscar a los responsables de las quemas de buses. Hasta ahora, sin embargo, no ha habido detenidos, mientras se investiga la relación de los delincuentes con el colegio: si son alumnos, exalumnos o externos. Voluntarios de Bomberos tuvieron que combatir las llamas que afectaron a las máquinas de transporte público.

El gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, sostuvo que los responsables “merecen estar en la cárcel”. “Provoca mucha rabia e indignación que un grupo de antisociales se dedique a quemar infraestructura de la ciudad y queden impunes”, publicó en sus redes. Orrego criticó, además, que sea un hecho recurrente en los liceos emblemáticos, como se les llama en Chile a los establecimientos públicos que alguna vez fueron de excelencia y que hoy enfrentan una gran crisis. Los padres de los alumnos se mostraban cansados en los medios locales de la dinámica violenta que se ha apoderado de estos establecimientos. Lo mismo que los vecinos, que han descrito estos hechos como “una guerra”. Los medios de comunicación reportaron una gran columna de humo.

La alcaldesa de Santiago, Irací Hassler, del Partido Comunista, calificó de “inaceptable” el ataque y aseguró que se impartirán acciones judiciales para que no exista impunidad sobre “la violencia de estos grupos aislados que interrumpe la vida y el proceso educativo”. Los alumnos del Liceo de Aplicación que estaban en clases fueron enviados a sus casas. El metro de Santiago suspendió temporalmente el servicio en la estación cercana al Liceo de Aplicación.

La delegada presidencial de la Región Metropolitana, Constanza Martínez, condenó a través de un vídeo los ataques y anunció que el Gobierno se querellará. “No descansaremos hasta poder dar con aquellas personas que han cometido estos hechos delictuales y, por lo mismo, nos vamos a querellar para poder perseguir a todos quienes resulten responsables”, dijo Martínez. Dada la repetición de estos hechos, agregó: “Hemos desarrollado un trabajo más a largo plazo desde la Subsecretaría del Interior, en coordinación también con el Ministerio de Transporte, de forma de establecer protocolos de quema de buses, que hagan que podamos actuar rápidamente y evitar lo más posible daños colaterales que pueden producir estos graves hechos”.

Desde hace varios meses que alumnos del liceo exigen mayor personal docente y más cantidad de profesionales de salud mental, además de mejoras en la infraestructura. También han solicitado eliminar la presencia policial del establecimiento, donde usualmente hay manifestaciones. Los overoles blancos, como se hacen llamar los estudiantes que protestan, muchas veces con gran violencia, se escudan en el petitorio para generar destrozos.

La crisis educativa, que se arrastra hace años, solo se agravó con la pandemia. En 2006, en el primer Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, los secundarios de los establecimientos públicos salieron a las calles en demanda por mejor educación. Desde entonces, ningún Gobierno ha sido capaz de enfrentar esta crisis general y que se hace evidente en los colegios históricos del centro de Santiago de Chile, donde son habituales las tomas de los recintos y diversos tipos de violencias.

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