Fernando Atria: “Espero que el proceso constituyente chileno sea refundacional”
Como constituyente y una de las voces más influyentes de la izquierda, Atria asegura que la nueva Constitución “es la que Chile necesita”
El constitucionalista Fernando Atria (Queens, EE UU, 53 años) ha sido de las voces más influyentes de la izquierda dentro de la convención que desde hace un año ha trabajado en el texto de nueva Constitución para Chile. Cercanísimo al presidente Gabriel Boric desde los tiempos en que el actual mandatario estudió Derecho en la Universidad de Chile, donde Atria hace clases, ...
El constitucionalista Fernando Atria (Queens, EE UU, 53 años) ha sido de las voces más influyentes de la izquierda dentro de la convención que desde hace un año ha trabajado en el texto de nueva Constitución para Chile. Cercanísimo al presidente Gabriel Boric desde los tiempos en que el actual mandatario estudió Derecho en la Universidad de Chile, donde Atria hace clases, alguna vez Boric intentó convencerlo de ser el candidato del Frente Amplio de izquierda para las elecciones presidenciales de fines de 2021. Pero, finalmente, fue Atria el que lo convenció a él, junto a otros, y Boric ganó en diciembre frente al derechista José Antonio Kast. Autor de textos muy leídos sobre el constitucionalismo –como La Constitución tramposa, como denomina al texto vigente–, en esta entrevista que se realiza en su casa de Santiago de Chile analiza el proceso, a pocas horas de que el órgano se disuelva este lunes.
Pregunta. ¿Cuál es su balance?
Respuesta. Ha sido un año extraordinariamente exigente. La convención termina bien en el sentido que cumple su mandato, propone al país un texto de nueva Constitución que es la Constitución que Chile necesita. Y lo hace a pesar de que el proceso constituyente y la convención ocurrieron cuando las condiciones para una adecuada discusión constitucional eran las más adversas posibles.
P. ¿Cuáles eran esas condiciones?
R. En un contexto de escasa confianza, de personas que no se conocían, de una institución que no tenía una historia, prácticas ni reglas, sin los partidos políticos capaces de articular a sus miembros. Y esas condiciones adversas explican en buena parte el distanciamiento que se ha producido entre la convención y la sociedad. No tengo una visión complaciente respecto del modo en que operó la convención, pero sí creo que, dentro de esas condiciones, que haya terminado dentro de un año y que haya hecho una propuesta es un éxito extraordinario.
P. Las encuestas muestran que va ganando la opción de quienes rechazan...
R. El plebiscito de entrada de octubre de 2020, donde un 80% aprobó la opción de cambiar la Constitución vigente, alimentó una idea bella, pero totalmente irrealista: que esta convención, en el contexto de una sociedad fracturada, sería el espacio de amistad cívica, deliberación y decisión por consenso de modo que, un año después, iba a proponer un texto que sería aprobado nuevamente el 80%. Habría sido bello, pero no tenía ningún realismo. Por otra parte, la convención ha sido el órgano con mayor presencia popular que, probablemente, ha habido en la historia chilena. Pero es una presencia popular que no está políticamente articulada, lo que hace todo más difícil.
Que la convención haya terminado dentro de un año y que haya hecho una propuesta es un éxito extraordinarioFernando Atria
P. Se produjeron hechos muy controvertidos.
R. Hechos que, evidentemente, fueron inadecuados o derechamente inaceptables. Desde la mentira del convencional Rojas Vade [que mintió con un falso cáncer y a las pocas semanas salió de la convención] hasta convencionales que votaban desde la ducha o hicieron sahumerios en los salones del Congreso. Eso es manifestación de las condiciones bajo las que la convención tuvo que operar.
P. La convención estuvo conformada sobre todo por la izquierda y grupos identitarios. ¿El órgano fue representativo de la diversidad de Chile?
R. Sí, claramente. No es el Chile al que estamos acostumbrados a ver representado, pero es mucho más cercano al Chile real. Si hubo grupos identitarios es porque los partidos políticos, que tomaban demandas sectoriales y las articulaban, hoy en día no existen como instituciones capacitadas para canalizar legítimamente las demandas que surgen en los contextos de lucha.
P. ¿Cómo Chile llegó a tener una sociedad fracturada?
R. Esta crisis que hay en Chile tiene una dimensión global y local. Lo que es común a ambas es una creciente percepción de la incapacidad de la política para responder a las demandas sociales. Tiene una dimensión global porque corresponde a las consecuencias del capitalismo en su fase neoliberal. Es el contexto de los últimos 30 años y esto en Chile se sufre triplemente porque tenemos, además, una Constitución que fue diseñada para crear una institucionalidad política incapacitada para responder a demandas transformadoras, con la finalidad de que no pudiera transformar el modelo neoliberal que impuso Pinochet.
P. La nueva Constitución, de aprobarse, ¿solucionaría esta fractura?
R. La nueva Constitución no lo va a solucionar, porque una crisis de esta magnitud no se soluciona por decreto ni tampoco por una Constitución. La prueba para la nueva Constitución no es si va a solucionar o no la crisis. La prueba es si la nueva Constitución nos pone en un camino de superación de la crisis y de reconstrucción de nuestra convivencia política. Todo lo demás es secundario.
La prueba es si la nueva Constitución nos pone en un camino de reconstrucciónFerenando Atria
P. ¿Y el texto pasa esa prueba?
R. Yo creo que sí. En esta experiencia de abuso que vive la sociedad chilena se tiene conciencia que yo vivo con otros, pero los intereses que cuentan son los del otro, no los míos. Y si se miran las líneas fundamentales de la nueva Constitución, son todos términos que apuntan a esa dirección de reciprocidad: el Estado social y democrático de derecho y los derechos sociales, por ejemplo, son una afirmación de que la prosperidad material es para asegurar las condiciones materiales de la libertad de todos. El Estado regional, la paridad entre hombres y mujeres, la nueva relación de los pueblos originarios con el Estado chileno, el Estado ecológico. Son ejemplos de la reciprocidad.
P. Es justamente la falta de reciprocidad la que se le critica a esta propuesta, hecha a medida de los sectores que dominaron la convención…
R. La derecha en Chile estaba acostumbrada a que debía ser escuchada y, cuando no es escuchada, acusa imposición. Y analoga esto a lo que ellos hicieron después de un golpe de Estado en que bombardearon el palacio presidencial. Y la comparación es una grosería. Aún así, el texto, aunque largo, no es maximalista, por lo que no le impide a la política democrática hacer lo suyo en el futuro.
P. Esta crítica, la de una Constitución partisana, no solo viene de la derecha, sino de gente que estuvo por reemplazar la Carta Fundamental.
R. Hay muchos que usan las categorías de la Constitución de 1980 para juzgar la nueva Constitución.
P. ¿Por qué es la Constitución que Chile necesita?
R. Es una Constitución que tiene un énfasis en los derechos fundamentales con especial acento a los derechos sociales: educación, seguridad social, vivienda, trabajo, libertad sindical, negociación colectiva, huelga.
P. ¿El proceso chileno es importante también más allá de Chile?
R. Este proceso es de los primeros de una época, porque las características que lo acompañan son bastante recientes y es probable que sean características que acompañen normalmente a los procesos constituyentes del futuro. Se realizó, por ejemplo, no al final de una dictadura o algo de ese tipo, como en el pasado. Segundo: es de los primeros que sufre el impacto directo del movimiento feminista, que es global. Tercero: es un proceso que se desarrolla en un momento de autoconciencia de la crisis ecológica y de afirmaciones de identidades subnacionales diferenciadas.
P. ¿En qué medida el texto se parece a otras constituciones?
R. Leía a un profesor que decía que era un plagio de la Constitución boliviana por la plurinacionalidad. Pero con esa misma lógica se podría decir que es un plagio a la Constitución alemana porque dice Estado social y democrático de derecho. O que es un plagio de la Constitución española porque la función que cumplen las instituciones políticas está tomada de allí. Que es un plagio de la francesa porque la regla para la expropiación es francesa. ¿A cuál se parece? Ninguna fue tomada como un referente.
P. ¿Es refundacional la propuesta de Constitución?
R. Yo no sé si la Constitución es refundacional, pero espero que el proceso constituyente, en sentido amplio, sea refundacional. Es decir, que siente las bases de una manera distinta de convivencia.
Esta es la Constitución que Chile necesitaFernando Atria
P. ¿Tan mal estaban las cosas en Chile que era necesaria una refundación tras los 30 años de transición y gobiernos democráticos?
R. Tan jodido estaba Chile que estalló. Es necesario leer esos 30 años a la luz de su final. Yo no tengo una postura especialmente derogatoria de esos 30 años, pero hicieron cada vez más unilateral la vida. Y en eso mostró que la sola prosperidad material no produce legitimación.
P. ¿Qué ocurrirá si, finalmente, gana la opción de quienes rechazan el texto?
R. Soy optimista respecto del 4 de septiembre y estoy convencido de que ganará la opción de los que aprobaremos. La demanda de nueva Constitución es demasiado profunda. Y si no pasara eso, estaríamos en aprietos. Si ganara la opción del rechazo nos quedaríamos con la misma crisis profunda, pero sin camino de salida. ¿Qué es lo que pasa cuando ello ocurre? Que cada lector saque sus conclusiones.
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