Ver el fútbol a través de una voz

Una voz puede iluminar la oscuridad y hacer que broten imágenes vibrantes, a todo color: de balones que entran por la escuadra, de muchedumbres saltando en sus asientos, de “uuuyyys” y “aaayyys”, de aficionados mordiéndose las uñas. Así lo cree Jesús Suárez, un ingeniero coruñés de 41 años que ha ideado una aplicación de radio que utiliza la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para que las personas invidentes, como él mismo, escuchen y vean partidos de fútbol y otros espectáculos deportivos a través de una narración.

¿Y qué tienen de especiales estas audiodescripciones? Que van directas al grano, están repletas de detalles (de qué color son las botas de un futbolista o qué cánticos resuenan en el estadio) y carecen de las distracciones habituales –publicidad, tertulia– de las radios al uso. Son paisajes sonoros fotorrealistas. “La persona que habla tiene que ser la vista del que escucha. La acción es el protagonista”, asegura Suárez, gran aficionado al Deportivo de la Coruña. El proyecto está impulsado por el área de Igualdad, Responsabilidad Social y Sostenibilidad de la RFEF para los encuentros de la selección española, que colecciona avances deportivos pero también sociales. El balón derribando un muro más.

Una idea nacida de la necesidad

Denso calor de fin de verano. En una cabina de prensa del estadio Nuevo Arcángel de Córdoba, minutos antes de que el equipo femenino de España dispute ante Suiza un partido de la Liga de Naciones –que acabará con una contundente victoria por 5-0–, Jesús Suárez, camiseta blanca, sudadera negra a la cintura y ligero aire rockero, ultima los preparativos de la retransmisión con Isabel Sánchez, periodista de Onda Cero y encargada esta noche –y por primera vez en el fútbol femenino– de ser los ojos de los radioyentes de Narración de partidos para personas ciegas, el nombre de la aplicación de la RFEF, sintonizable desde cualquier parte del mundo y de descarga gratuita. La historia de esta idea comienza casi 20 años atrás, en un Deportivo-Oporto de Champions League.

“Sufro una enfermedad degenerativa de la vista. Y en aquel partido prácticamente ya no distinguía ninguna acción. Me sentía mal en el campo. Decidí no volver”, recuerda. Hasta que en 2015 su hijo cumple siete años. Entonces Suaréz le da una nueva oportunidad a la cancha. “Volví por mi deportivismo y porque quería que mi hijo viviese el fútbol en directo”, relata.

El encuentro elegido fue un Fabril-Fuenlabrada de segunda división B en el que el filial del Deportivo se jugaba el ascenso. “Voy a la ciudad deportiva a verlo y me doy cuenta de que no lo retransmite la radio. Estoy 90 minutos sin poder disfrutar del fútbol, sin enterarme de nada. Me pareció una injusticia que las personas con ceguera no tengan un mecanismo para disfrutar del partido, igual que las personas con discapacidad física sí tienen rampas para acceder al estadio, por ejemplo”, resume.

—Pero en la radio suelen dar los partidos...

—En el caso que te cuento ni siquiera existía la radio normal. Y hay deportes minoritarios como el hockey, en el que el Dépor tiene muchos títulos, que no se narran.

—¿Y cuándo sí lo retransmiten?

—Las radios piensan que la gente está viendo el partido por la tele. Y crean una retransmisión que va muy unida a un espectáculo visual. Hay hasta ocho personas opinando, contando anécdotas. Y anuncios, música, cortinillas… Pero no se narra lo que sucede con el balón. Es difícil verlo.

Para poner remedio a esas experiencia frustrantes, Suárez ideó Escoita —escucha, en gallego—, la versión primigenia del sistema de audiodescripción para invidentes. Tras un tiempo, el departamento de Igualdad, Responsabilidad Social y Sostenibilidad de la RFEF se fijó en el proyecto y le pidió que lo extendiese a los partidos de la sección española de fútbol. De esa colaboración nació la actual aplicación Narración de partidos para personas ciegas.

Pintar un cuadro con la voz

Isabel Sánchez, la locutora del España-Suiza femenino de esta noche, admite “nervios felices”. Es la primera vez que narra para personas invidentes, la primera vez que participa de forma altruista en este proyecto. “Tengo que hablar sola 90 minutos. Aquí no hay colaboradores o comentaristas. Es del tirón, pero tengo a Jesús de apoyo”. Jesús, en efecto, de vez en cuando tira un capote: “Isa, ¿cómo van vestidas las porteras?”.

Las primeras frases de la retransmisión dejan clara la intención: hay que pintar con la voz. Y si el cuadro se puede oler, mejor que mejor. “Estadio coqueto. El césped está verde y luce perfecto”. Que estas narraciones estén centradas en la descripción no quiere decir que tengan que ser planas o aburridas. Uno de los mandamientos del decálogo de Suárez, una guía para los narradores, incide en la viveza del relato, que ha de beber del detalle: “Cómo salen los futbolistas al campo, qué peinado llevan… O qué banderas ondean entre el público, si de repente están haciendo la ola. Contar lo que llama atención a los ojos, que muchas veces damos por hecho”.

Ricardo Abad, 58 años, valenciano y del Valencia Club de Fútbol, es uno de los usuarios de la aplicación de la RFEF. El pasado marzo acudió a La Rosaleda para presenciar el España-Noruega. Se enchufó los cascos y conectó con la retransmisión. “Igual que el doblaje es maravilloso en España y a los ciegos nos facilita ver películas, pues esto es lo mismo, una herramienta más. Nos daría alas tenerla en cualquier evento deportivo. Además de autonomía: ¿quién dice que tengamos que ir siempre acompañados a los partidos, con alguien que nos cuente la acción?”, argumenta.

De nuevo en la cabina de prensa, el cuarto gol del combinado nacional llega y el estadio se sume en una fiesta. “Me encantaría que este sistema pudiese ser un estándar de accesibilidad en los estadios de fútbol. Y no solo para las personas invidentes. También para personas con cataratas, para mayores que no ven bien. Para cualquiera con problemas de visión”, reivindica Suárez.

En algún momento de la retransmisión, como prueba de fuego, el coruñés pide a los presentes que cierren los ojos y se concentren. Y lo que con los ojos abiertos era obvio ahora ya no lo resulta. “Si el público grita siempre hay que explicar por qué. La persona ciega sabe que ha sucedido algo y hay que decir el qué. El balón manda”, concluye sonriente.