El campo argentino abraza a Milei, que le pide paciencia
El ultraderechista promete que bajará los impuestos a las exportaciones agropecuarias en el cierre de la tradicional muestra de la Sociedad Rural en Buenos Aires
Atravesó la pista central de la Sociedad Rural saludando a las tribunas desde una camioneta. Subió al palco, disfrutó de la ovación y se sentó en su sitio. El presidente de Argentina, Javier Milei, sabía que estaba en territorio amigo. El campo, motor económico del país sudamericano, se abrazó este domingo al ultraderechista en el cierre de su 136 exposición anual. El último presidente en pisar el predio en el barrio de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires, fue el liberal Mauricio Macri en 2019. El peronista Alberto Fernández respetó la pésima relación que su partido tiene con el sector agroexportador y optó por una estratégica ausencia. Ahora fue el turno de Milei. El ultraderechista dijo todo lo que los grandes productores querían oír del un presidente: que eliminará los impuestos a las exportaciones y acabará con las múltiples cotizaciones del dólar que vuelven una pesadilla la producción. Eso sí, Milei les pidió “tiempo” y “paciencia”. “Por primera vez en 100 años tienen un Gobierno que quiere lo mismo que ustedes”, les dijo.
La exposición que desde hace 136 años realiza la Sociedad Rural en Palermo es en Argentina un gran termómetro político. Ha habido presidentes abucheados, algunos ovacionados y muchos ninguneados. El peronismo, y mucho más en su versión kirchnerista, nunca se llevó bien con el sector. Hay motivos económicas, como los impuestos, y también ideológicos: la izquierda progresista considera a los grandes terratenientes enemigos del desarrollo industrial que es bandera del partido fundado hace 80 años por Juan Domingo Perón. El campo ha respondido con un profundo antiperonismo que no intenta ocultar y un arraigado sentimiento de despojo.
Milei agitó este sábado aquella larga historia de desencuentros. “Han vivido un siglo de humillación argentina, de pisoteo, es hora de volver a empezar”, dijo durante su discurso para recuperar aquella argentina del “modelo agropexportador” de finales del siglo XIX. Luego trató de “energúmenos socialistas” a los kirchneristas y recibió una ovación. Fue el cénit de su discurso, antes de meterse en cuestiones más ríspidas.
El presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, dijo que los productores veían “respeto” y “movimientos positivos” hacia el campo desde la Casa Rosada y que por eso estaban dispuestos a darle “un espacio de confianza, como se lo dio la ciudadania en 2023″. Habló luego de “movimientos positivos” del ultraderchista. Pero enseguida sacó la libreta de los reclamos. Pino dijo que el campo ha aportado 200.000 millones de dólares en impuestos a las exportaciones en 20 años y que los productores están “agobiados” por la presión impositiva y el cepo cambiario, que los obliga a entregar los dólares de sus exportaciones al Banco Central a un valor menor al del mercado libre.
Las exportaciones de soja argentinas pagan un impuesto del 33% y el trigo y el maíz del 12%. En el primer trimestre del año, la recaudación por derechos de exportación sumó 1.446 millones de dólares, casi seis veces más que en el mismo período de 2024, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario. La mejora tuvo que ver con la recuperación de las cosechas tras la sequía de 2022 y 2023, una de las peores de la historia. “Seguimos agobiados por los derechos a la exportación, las retenciones, un impuesto distorsionador, discriminatorio y confiscatorio. Necesitamos la certeza de que usted eliminará las retenciones. Si seguimos trabajando así es porque confiamos en su palabra”, le dijo Pino a Milei.
“Agradezco tus palabras de tolerancia y paciencia”, le respondió Milei a su turno, “las reformas van a llegar, están en camino y pronto serán realidad”. Pidió entonces “mirar la película y no tanto la foto”, atento a que aún no ha bajado los impuestos que prometió ni eliminado las restricciones cambiarias. “Cuando la inflación llegue a niveles cercanos al 0% vamos a eliminar el cepo para siempre”, dijo, “porque mejor es una verdad dura que una mentira confortable, quitar los parches sin resolver los problemas de fondo sería agravar los problemas. No nos vamos a apresurar”. Y cerró su discurso con su tradicional “viva la libertada carajo”, respondido con un efusivo “viva” desde las tribunas del predio. Los productores estaban eufóricos, aunque les quedó claro que tendrán que seguir esperando.
Siga toda la información de El PAÍS América en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.