Milei vuelve a Estados Unidos para participar en un campamento de milmillonarios
El presidente argentino dará un discurso el sábado en la conferencia anual de Sun Valley, a la que asisten empresarios como Sam Altman y Zuckerberg, entre otros
Javier Milei asegura que odia viajar porque extraña a sus perros, pero lo hace porque forma parte de su trabajo como presidente de Argentina. El jueves por la noche volvió a salir del país para participar en una cumbre para milmillonarios en Idaho, en el que supondrá su undécimo viaje internacional y el quinto a Estados Unidos desde que asumió la Presidencia el pasado diciembre. Supone un número récord para los primeros siete meses de un mandatario argentino. “Me voy a juntar con los empresarios más grandes del mundo”, respondió Milei en la Casa Rosada al ser consultado sobre las expectativas de esta nueva salida al exterior.
La comitiva que lo acompaña incluye a su hermana y secretaria de Presidencia, Karina Milei; el ministro de Economía, Luis Caputo; y su jefe de asesores económicos, Damián Reidel. Viajan en un avión privado y no en la aeronave presidencial debido a que esta se encuentra detenida para una revisión técnica, según informó este viernes el portavoz presidencial, Manuel Adorni.
Adorni detalló la agenda presidencial, que comenzará este mismo viernes con reuniones con empresarios y el sábado contempla una disertación de 25 minutos en la conferencia anual de Sun Valley. Emprenderá el regreso el domingo, con escala en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, para aterrizar de vuelta en Buenos Aires a primera hora del lunes.
Será el segundo fin de semana consecutivo de Milei fuera del país para participar en eventos de carácter privado. El anterior estuvo en la ciudad brasileña de Camboriú, donde fue recibido como una estrella en la Conferencia de Política de Acción Conservadora que compartió con otros líderes latinoamericanos de extrema derecha como el expresidente brasileño Jair Bolsonaro y el político chileno José Antonio Kast.
La conferencia de Sun Valley, conocida como el “campamento de verano de los milmillonarios”, es organizada desde hace más de 40 años por el banco de inversión Allen & Company. Algunos de los empresarios más ricos e influyentes del planeta, así como personalidades mediáticas y políticas, viajan hasta Idaho en sus aviones privados para discutir sobre negocios y geopolítica. Entre los confirmados este año está Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI; Mark Zuckerberg, de Meta; Tim Cook, por Apple; y Bog Iger, de Disney.
Estados Unidos ha sido el destino favorito de Milei como presidente y ha alineado también la política exterior de Argentina hacia esa potencia, rompiendo el equilibrio que mantenían sus predecesores entre Washington y Pekín. En sus viajes previos, Milei estuvo en la capital estadounidense, en Los Angeles, Austin, Miami y San Francisco. Ninguna de sus visitas ha tenido como objetivo reunirse con su homólogo estadounidense, Joe Biden, ni con altos cargos de su Gobierno sino que en la agenda han primado los compromisos empresariales, religiosos o académicos.
La oposición argentina critica que las visitas privadas al exterior de Milei se sufraguen con fondos públicos y lo ha denunciado a la justicia. El malestar es aún mayor porque el Gobierno ultraderechista ha aplicado un duro recorte del gasto público y alardea de cada peso ahorrado con el despido de empleados públicos y el cierre de organismos estatales. Sin embargo, la política de austeridad excluye los viajes presidenciales, a los que considera necesarios para recuperar la confianza de los empresarios en Argentina y atraer inversiones extranjeras al país.
Los primeros cinco viajes de Milei al extranjero fueron realizados en vuelos regulares y tuvieron un costo total cercano a los 175.000 dólares. Sin embargo, a partir de mayo comenzó a usar el avión presidencial por motivos de seguridad y el gasto se disparó. El viaje de Milei a Madrid para participar en el mítin del partido ultra Vox —y que derivó en una crisis diplomática aún no resuelta entre España y Argentina—, tuvo un costo de casi 160.000 dólares, según la información facilitada por el Gobierno a Cenital. De confirmarse una cifra similar para los siguientes viajes, el gasto superaría ya ampliamente el medio millón de dólares.
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