Los estudiantes de secundaria plantan cara al alcalde de Buenos Aires

Los alumnos ocupan una docena de colegios públicos en protesta por la mala calidad de la comida y las prácticas laborales no remuneradas. El Gobierno municipal denuncia a los padres

Alumnos del colegio público Mariano Acosta cuelgan carteles de protesta el pasado 28 de septiembre.ENRIQUE GARCIA MEDINA

“Exigimos que nos escuchen”, se lee en una pancarta colgada a las afueras del colegio Mariano Acosta de la ciudad Buenos Aires. Esta escuela pública de educación secundaria, situada en el barrio de Once, fue la primera en ser ocupada por sus estudiantes el pasado lunes. Desde entonces, cerca de una veintena de otros establecimientos dependientes de la capital argentina se han sumado al pulso contra el Gobierno local, encabezado por Horacio Rodríguez Larreta. Los alumnos se encierran día y noche en los centros educativos y obligan así a suspender las clases. Reclaman una alimentación “digna”, ...

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“Exigimos que nos escuchen”, se lee en una pancarta colgada a las afueras del colegio Mariano Acosta de la ciudad Buenos Aires. Esta escuela pública de educación secundaria, situada en el barrio de Once, fue la primera en ser ocupada por sus estudiantes el pasado lunes. Desde entonces, cerca de una veintena de otros establecimientos dependientes de la capital argentina se han sumado al pulso contra el Gobierno local, encabezado por Horacio Rodríguez Larreta. Los alumnos se encierran día y noche en los centros educativos y obligan así a suspender las clases. Reclaman una alimentación “digna”, mejoras de infraestructura y la eliminación de las prácticas laborales no remuneradas en empresas. Rodríguez Larreta ha respondido con denuncias a los padres y ha advertido que los días de clase que se pierdan tendrán que ser recuperados.

Los estudiantes de los colegios ocupados quieren que se apruebe el proyecto opositor que busca transformar el sistema de alimentación escolar. En su opinión, los menús escolares son insuficientes en cantidad y calidad y algunos alumnos han sufrido intoxicaciones debido al mal estado de los alimentos que reciben. “Todos los días traen solamente un sándwich de paleta y queso, que habitualmente llega congelado, y frutas, que casi siempre se encuentran en mal estado”, describió ante los medios Federico Lavagnino, presidente del centro de estudiantes de la escuela Juan Pedro Esnaola.

Desde el Ministerio de Educación de Buenos Aires recuerdan que los colegios públicos de secundaria tienen jornada simple y lo que reciben los estudiantes becados no es el almuerzo sino “un refrigerio” pensado para comer a media mañana o a media tarde. Se trata de un sándwich y una fruta o una barra de cereal por día.

Los alumnos se oponen también a las prácticas laborales no remuneradas en empresas y organizaciones que el Gobierno porteño puso en marcha el año pasado en medio de una fuerte polémica. Además, piden mejoras en los edificios en los que estudian y que se deje de “perseguir políticamente a los centros de estudiantes”.

Sin diálogo

El Gobierno de Buenos Aires se ha mostrado intransigente ante el método de protesta. Exige que cese la ocupación de las instituciones educativas y se permita el desarrollo habitual de las clases —ahora interrumpidas— como requisitos para abrir una negociación.

“Tomar una escuela es anular el diálogo. Mientras no levanten las tomas, vamos a seguir siendo inflexibles, porque las acciones tienen consecuencias y una minoría no se puede imponer nunca sobre el resto”, ha advertido Rodríguez Larreta en rueda de prensa este viernes. Horas antes, el alcalde de Buenos Aires ha acusado a los padres de los alumnos de ser los responsables y ha anticipado que “van a tener que hacerse cargo del daño que sus hijos provocan”.

Cerca de 170 padres han sido denunciados por “ingresar o permanecer contra la voluntad del titular del derecho de admisión” en lugares públicos o de acceso público o privado. Esta infracción contempla sanciones de entre uno y cinco días de trabajo de utilidad pública o una multa de hasta mil pesos (6,5 dólares).

De la veintena de escuelas que a lo largo de esta semana han participado en las ocupaciones, una docena las mantienen y ocho las han levantado en las últimas horas. “La buena noticia es que cada vez son menos, se viene una Argentina mejor”, ha celebrado Rodríguez Larreta esta mañana en tono de campaña electoral. El alcalde porteño, de la coalición Juntos por el Cambio, aspira a competir por la presidencia en las elecciones de 2023.

Desde la oposición, la más crítica ha sido la legisladora peronista Ofelia Fernández, quien dio el salto a la política desde el centro de estudiantes del Carlos Pellegrini, uno de los colegios públicos más emblemáticos de Buenos Aires. “Denuncias a los padres, ninguneos a los estudiantes, policías apretando, pero cero respuestas a los problemas que le plantean: ni a las viandas basura, ni a los techos que se caen, ni nada”, ha señalado Fernández a través de las redes sociales.

La ocupación de colegios es una forma de protesta habitual en Argentina. En 2017, estudiantes de casi una treintena de escuelas de Buenos Aires se encerraron en ellas y paralizaron las clases en protesta de la reforma educativa lanzada por el Gobierno porteño. En ese momento, las autoridades educativas de la ciudad advirtieron que transferirían la responsabilidad de los alumnos a los padres en un intento de frenar este tipo de conflictos.

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